¿Dónde quedaron los buenos propósitos?
Los lectores escriben sobre lo prometido durante la pandemia que no se ha cumplido, los problemas con los bancos, el pasar tiempo con los seres queridos y sobre pedir disculpas y perdón
Se han cumplido tres años de la declaración del estado de alarma para hacer frente a la pandemia de la covid-19. Con un balance de casi 120.000 muertos en España y varios millones en el mundo, no hemos aprendido nada de nuestros errores. ¿Dónde quedaron los buenos propósitos mientras padecíamos la terrible lacra? ¿Se ha hecho justicia con una sanidad vilipendiada, que lo dio todo? ¿No es acaso igual o peor la crispación y la violencia política? ¿Dónde está la solidaridad de los que más ganan con aquellos que a duras penas llegan a fin de mes? Si a todo ello sumamos una inflación galopante y la cruel guerra de Ucrania, lamentablemente vemos que las cosas están peor que antes de la pandemia. Qué mala memoria tenemos, que solo reaccionamos cuando le vemos las orejas al lobo. ¿Es tan difícil realmente la confraternización y la concordia entre nosotros? Refresquemos nuestra memoria y todos aquellos buenos propósitos, en aras de una convivencia más humana.
Francisco José Eguibar Padrón. Madrid
No solo con los mayores
Me dispongo a cobrar un cheque en una oficina de mi banco. Me dicen que son más de las 11 y que no puede ser. Voy una segunda vez un viernes antes de esa hora y me dicen que tampoco puede ser; solo martes y jueves. Me acerco una tercera vez y me dicen que el cheque lo ha expedido una oficina (del mismo banco) de otra zona de la ciudad y que vaya a cobrarlo allí, de lo contrario tendrán que cobrarme una comisión de tres euros. ¿Esto es un servicio digno y aceptable? Definitivamente, la banca está perdiendo el Norte con los mayores… y con todos los demás.
Joel Rúa Ferreño. Ourense
Invertir el tiempo
Ser joven, salir, beber, socializar y no tener responsabilidades. Eso es lo que se supone que tenemos que hacer. Y seguimos las reglas del juego hasta que se muere tu madre y te preguntas por todo el tiempo que has perdido, que has pasado en fiestas a las que no querías ir, en conversaciones con gente que no te interesaba y en viajes a los que solo ibas porque el vuelo era muy barato. Las veces que pedías tiempo a personas que no te lo daban, y no te dabas cuenta de que tenías a la única persona en el mundo que te daría todo su tiempo sin pedírselo. Solo me gustaría decir a los jóvenes que aprovechen su tiempo, que no dura para siempre.
Elena Garví Argiz. Vigo
Disculpas y perdones
No sabemos pedir disculpas ni perdón. No estamos acostumbrados, pues es algo que no forma parte de nuestra manera de ser, de comportarnos, de entender la vida, de entendernos. Y cuando lo hacemos es por conveniencia, por puro, simple y contundente egoísmo. Desconozco la razón, desconozco de dónde sale esta suerte de desenvolvernos. Ahora bien, sí conozco y puedo ser incluso capaz de apretar entre mis manos la rabia que cada uno de nosotros justifica y defiende con tal de no ceder ni lo más mínimo en cualquier privilegio, entendido como derecho, que interpretamos como nuestro. Aunque eso suponga el dolor del otro. De ahí, tal vez, que después nos convenga pedir disculpas y perdones.
Manuel I. Nanín. O Carballiño (Ourense)
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