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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un año de la caída de Pablo Casado

Los mensajes revelados por El PAÍS muestran la crudeza del derrocamiento del entonces líder del Partido Popular

Almeida
De izquierda a derecha, Isabel Díaz Ayuso, Pablo Casado y José Luis Martínez Almeida, en la noche electoral del 26 de mayo de 2019.ÁLVARO GARCÍA
El País

Pablo Casado ganó la presidencia del Partido Popular en julio de 2018 gracias al voto directo de los militantes y abandonó hace un año la política acorralado por la censura de los principales dirigentes de la formación conservadora, muchos de ellos aupados a sus cargos orgánicos por el propio Casado. EL PAÍS publicó ayer algunos de los mensajes de WhatsApp que le escribieron sus fieles días antes de que lo abandonaran pidiendo un congreso extraordinario para elegir a un nuevo líder, en medio de una crisis devastadora para el partido. Esos mensajes elogiaban su valentía al pedir explicaciones sobre la supuesta corrupción y falta de ejemplaridad de un contrato de compra de mascarillas en la Comunidad de Madrid que había beneficiado con una comisión de 234.000 euros al hermano de la presidenta Isabel Díaz Ayuso. La Consejería de Sanidad pagó, en lo peor de la pandemia, 1,5 millones de euros por 250.000 mascarillas adquiridas en China por menos de 500.000. Un empresario amigo de la familia de Ayuso ganó casi un millón de euros en apenas unos días, y pagó al hermano de la presidenta regional por su intermediación. La Fiscalía investigó los hechos sin encontrar ninguna irregularidad debido, entre otras cosas, a que las habituales normas de contratación pública habían sido suprimidas por el Gobierno central ante la emergencia sanitaria que vivía España.

Los mismos dirigentes del PP que elogiaron la denuncia de Casado —”la cuestión es si, cuando morían 700 personas al día, se puede contratar con tu hermano y recibir 286.000 euros”, dijo en la cadena Cope— le dieron la espalda apenas 72 horas después sin aclarar su posición sobre el presunto pelotazo poco ejemplar del que habló su líder. Ayuso reaccionó a la comisión cobrada por su hermano denunciando un escándalo supuestamente mayor. Casado había ordenado espiarla a través de un detective con el que habían contactado cargos del Ayuntamiento de Madrid. El detective no aceptó el trabajo y Casado negó la orden. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, aseguró que no tuvo nada que ver en esa operación.

Entre el escándalo del pelotazo del hermano de Ayuso y el escándalo del supuesto espionaje a la presidenta de la Comunidad de Madrid, parte del comité de dirección del PP, la mayoría de barones del partido y el núcleo duro del grupo parlamentario optaron por prescindir de Casado. El partido lo eligió en primarias tras perder el Gobierno por la corrupción, y sus dirigentes lo derrocaron por incluir en su batalla por el poder con la presidenta madrileña un supuesto caso de corrupción.

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Casado heredó un partido hundido, golpeado por más de 20 años de financiación ilegal y amenazado por investigaciones judiciales en marcha que destapaban nuevas conductas indeseables de sus principales dirigentes. Con el poder orgánico que le habían dado los militantes, Casado eligió a dedo a líderes autonómicos con el objetivo de mantener o recuperar el poder en las comunidades. Designó candidata a Ayuso, sin ninguna experiencia pero amiga suya desde hacía 17 años. Fue investida presidenta, pese a obtener los peores resultados en la historia del PP, gracias a Ciudadanos y Vox. Con ese poder, y con el que ganó tras convocar elecciones anticipadas en mayo de 2021, Díaz Ayuso se convirtió en la principal opositora a Casado dentro del PP. El líder intentó debilitarla aprovechando el anónimo que hablaba del pelotazo de su hermano. Nunca imaginó que parte de su comité de dirección lo abandonaría en uno de los espectáculos más descarnados y vertiginosos de la política reciente. Algunos de quienes lo aplaudieron y abandonaron en 72 horas siguen en sus cargos e incluso han ascendido con Alberto Núñez Feijóo. La nueva dirigencia ha borrado de sus actos y declaraciones públicas la memoria de Pablo Casado, su presidencia y la denuncia que le costó el puesto.

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