Agitación en las tecnológicas
Los despidos masivos en la gran industria pueden indicar un cambio de ciclo tras 20 años de expansión incesante
Después de dos décadas de crecimiento explosivo, los gigantes de la industria tecnológica han entrado en una nueva fase. En los últimos dos meses, la industria ha despedido a más de 150.000 trabajadores, ha empezado a alquilar sus espacios de oficina y hasta a vender propiedades. Mark Zuckerberg ha bautizado 2023 como “el año de la eficiencia”. Los gurús del mercado defienden ahora la necesidad de perder el exceso de grasa acumulado en los años de bonanza. Los grandes medios estadounidenses anuncian el fin de la era dorada y el advenimiento de una década de austeridad. La historia demuestra que los monopolios tecnológicos no son invencibles, pero los datos son todavía confusos. ¿Estamos ante una crisis existencial del sector o ante un cambio de paradigma hacia un afianzamiento más profundo?
Hay motivos económicos para justificar una crisis. A la desaceleración generalizada de la economía mundial y la amenaza de recesión se suman la incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania, la inestabilidad geopolítica y la subida de los tipos de interés. La industria tecnológica se ha visto fuertemente afectada por la crisis de suministros, la volatilidad en las relaciones con China y el final del dinero barato. El mercado de inversión ha sufrido un reajuste, en el que las GAFA (acrónimo de Google, Amazon, Facebook y Apple) han perdido colectivamente casi cinco billones de dólares (4,63 billones de euros) en su valor de mercado. También está la burbuja pandémica: todo lo que sube tiene que bajar.
El régimen de confinamiento impulsó una digitalización acelerada, imprevista y exhaustiva de todos los aspectos de la sociedad, incluyendo la educación, el consumo, las relaciones informales o la sanidad. Las empresas con la infraestructura apropiada para facilitarla fueron los únicos beneficiarios de esa expansión. La nube creció un 41,4%: Amazon y Meta llegaron a duplicar su plantilla de empleados en menos de dos años. Era un proceso que la normalidad pospandémica tenía que revertir. Por otra parte, han empezado a recibir sanciones severas de la Unión Europea por abusos monopolistas e infracciones en el tratamiento de los datos personales, empezando por la multa de 746 millones de euros a Amazon en 2021. Finalmente, una industria que consume un total de 70.000 millones de kilovatios hora ha tenido que acusar especialmente la escalada en el precio de la luz.
Con todo, es difícil argumentar que Apple, Microsoft, Alphabet, Meta y Amazon estén en quiebra cuando reportan ganancias globales de 243.000 millones de dólares. Sundar Pichai, consejero delegado de Google, ha dicho que la Inteligencia Artificial es la tecnología más transformadora de nuestro tiempo y que los despidos son parte de una estrategia para dirigir el talento y el capital hacia las prioridades más altas de la empresa. Microsoft ha despedido a 10.000 personas pero ha invertido 10.000 millones de dólares en OpenAI. Los dueños de ChatGPT queman más de tres millones de dólares mensuales en los servidores de Azure. Y TSMC, el principal proveedor mundial de circuitos integrados, creció un 26,7% en el último cuatrimestre del año.
La nueva encrucijada en la que se encuentra la industria tecnológica invita a pensar que algo se está acabando. Pero podría no ser solo su situación actual sino una era que ha durado 20 años y que se ha caracterizado por la acumulación de datos del capitalismo de plataformas y la interacción compulsiva y exhibicionista en las redes sociales.
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