_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Víctimas puras

La denunciante de Dani Alves se sintió obligada a mostrarse intachable. A ser blanca, a ser pura, a ser casta

Dani Alves, en un partido con los Pumas de México en septiembre.
Dani Alves, en un partido con los Pumas de México en septiembre.Agustin Cuevas (Getty)
Leila Guerriero

Cuando era adolescente, y vivía en una pequeña ciudad del interior de la Argentina, leía a menudo un poema de Alfonsina Storni: “Tú que el esqueleto / conservas intacto / no sé todavía / por cuáles milagros, / me pretendes blanca / (Dios te lo perdone), / me pretendes casta / (Dios te lo perdone), / ¡me pretendes alba!”. Se titula Tú me quieres blanca, y es la versión elegante de una frase grosera y popular: que te den. En esa ciudad pequeña, cualquier muchacha que cambiara de novio más o menos seguido era tildada de “ligera”. Ligera de cascos, decían. De ellos, de los novios, no se decía nada o, más bien, se decía que eran ganadores: qué campeón. Todo el asunto me irritaba ya a esa edad temprana, tanto como la frase “no sólo hay que ser honesta, sino parecerlo”. Por supuesto, no pensaba entonces en términos críticos acerca de la obligación que imponemos a las víctimas de ser puras. Pero, ante la noticia de que la chica de 23 años que acusó al futbolista Dani Alves de haberla violado en una discoteca, en Barcelona, renunció a su derecho de recibir una indemnización por lesiones y daños morales (dice que su objetivo es que se haga justicia y que el exjugador del Barça pague con la cárcel), el poema volvió, un tanto resignificado. A las víctimas las queremos castas, las queremos blancas, las queremos puras. Si no, no serán víctimas y, por tanto, no tendrán derechos. Por supuesto, hay que esperar lo que decida la justicia de los hombres. Mientras tanto, la denunciante se sintió obligada a mostrarse intachable. A ser blanca, a ser pura, a ser casta. Una sobreactuación necesaria —insisto, subrayo: necesaria; no es un ataque a ella sino lo contrario— para que nadie sospeche que miente con el fin de sacar rédito económico. Las cosas han cambiado desde Alfonsina Storni. Tendrían que cambiar más rápido. Nadie debería sentirse obligado a demostrar pureza moral para tener derecho a tener derecho.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Leila Guerriero
Periodista argentina, su trabajo se publica en diversos medios de América Latina y Europa. Es autora de los libros: 'Los suicidas del fin del mundo', 'Frutos extraños', 'Una historia sencilla', 'Opus Gelber', 'Teoría de la gravedad' y 'La otra guerra', entre otros. Colabora en la Cadena SER. En EL PAÍS escribe columnas, crónicas y perfiles.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_