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Columna
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Posibilidades

Cualquier ser humano se abre y se cierra, y la necesidad de preguntar, abrir el envoltorio y dar las gracias con mayor o menor sinceridad, resulta inseparable del deseo de dejar huella

Un niño abre un regalo en Navidad.
Un niño abre un regalo en Navidad.Christopher Kimmel

Nunca es mala decisión recordar la buena inquietud que provoca abrir un regalo. Nos acercamos a la sorpresa y salvamos el envoltorio animados por la curiosidad alegre y la hospitalaria gratitud con la que iniciamos también un viaje hacia la parte más feliz de nuestra infancia. El regalo permite que adjetivos como buena, alegre, hospitalaria y feliz encuentren acomodo en las frases junto a sustantivos que conviene llevar siempre en el equipaje: inquietud, curiosidad, gratitud e infancia. Sea esperado o no, acertado o descaminado, abrir un regalo es diferente a abrir un medicamento. Mejor explorar los vínculos afectivos que sumergirse en los compuestos químicos, las contraindicaciones, las cantidades y las frecuencias. Incluso la comodona y poco involucrada tarjeta regalo es mejor que la obligación de sumergirse en un prospecto. Por mucho que se presente con la sonrisa del remedio, tiene más que ver con el frío de nuestra fecha de caducidad.

Las palabras esconden demasiadas cosas. El verbo abrir nos saluda de manera distinta si vemos una puerta, un regalo, un medicamento, un grifo, un año o unas sábanas. Cuando uno se mira en el espejo, también irrumpe el verbo abrir si es que somos capaces de mirarnos por dentro para saber lo que sentimos, lo que somos y lo que hacemos cuando tomamos la decisión de abrirnos o cerrarnos a los demás. Los escritores nos dedicamos al ejercicio de mirarnos para tomar conciencia de los ojos con los que contemplamos el mundo. Nos ponemos después a hablar con nosotros mismos hasta que, en forma de interrogación, medicamento, regalo, grifo o año, intentamos comprender cómo debemos abrirnos y cerrarnos a los demás. Cualquier ser humano se abre y se cierra, y la necesidad de preguntar, abrir el envoltorio y dar las gracias con mayor o menor sinceridad, resulta inseparable del deseo de dejar huella. Pintamos animales en las paredes de la cueva.

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