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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Sentido común en EE UU

El país da un paso hacia la normalidad con la aprobación bipartita de una ley para proteger derechos de las parejas homosexuales

Nancy Pelosy anuncia la aprobación de la ley que protege a las parejas del mismo sexo casadas.
Nancy Pelosy anuncia la aprobación de la ley que protege a las parejas del mismo sexo casadas.EVELYN HOCKSTEIN (REUTERS)
El País

El Congreso de Estados Unidos aprobó este jueves una ley que, sin terminar de regular el matrimonio homosexual a escala federal, sí protege los derechos de las parejas casadas ante un más que posible asalto por parte de la derecha conservadora, igual que el que sufrió el derecho al aborto. La ley, pendiente de ratificación por el presidente Joe Biden, obliga a que los derechos de los matrimonios gays sean reconocidos en todo el país, incluso en el supuesto de que algunos Estados volvieran a prohibirlos. El proyecto ha contado con el suficiente apoyo bipartito para superar con comodidad ambas Cámaras, lo que envía una poderosa señal sobre una capacidad de acuerdo en Washington que parecía perdida en temas sociales.

Al igual que el aborto, el matrimonio homosexual no estaba legalizado por el Congreso, sino que estaba protegido de facto por una sentencia del Tribunal Supremo de 2015. El pasado junio, cuando la mayoría conservadora del tribunal decidió ir contra su propio precedente y eliminar la protección federal del derecho al aborto después de medio siglo, saltaron las alarmas entre los defensores de los derechos LGTB. El fallo del Supremo rechazaba proteger el derecho al aborto con el polémico argumento de que no estaba expresamente recogido en la Constitución, escrita en el siglo XVIII. Una opinión particular del magistrado ultraconservador Clarence Thomas dejaba claro que, con este argumento, consideraba abierta la puerta a revertir el precedente también en otros derechos conquistados a través de decisiones del Supremo, como el matrimonio homosexual. Es decir, que la regulación o prohibición quedaría de nuevo en manos de los Estados y se produciría una desigualdad de derechos como está sucediendo con la salud reproductiva.

La inmediata reacción del Congreso, que comenzó a trabajar en un proyecto legislativo en verano, ha dado fruto esta semana. La ley no es todo lo que sus proponentes querían, y para lograr votos republicanos hace concesiones a la objeción de conciencia de organizaciones religiosas. Pero su rápida aprobación con el apoyo de 39 republicanos en la Cámara y 12 en el Senado, más todos los demócratas, supone un paso en el camino de la normalidad en una época de política desgarrada en temas sociales y de derechos civiles. La lucha por el matrimonio igualitario en Estados Unidos ha sido larga y a destiempo de la mayoría de las democracias occidentales. Cuando se celebró la primera boda, en 2004, ambos partidos lo consideraban un tema espinoso. Desde entonces ha superado a través de la movilización y las urnas importantes enemigos políticos y judiciales. Hoy hay 568.000 matrimonios homosexuales. El 70% de los estadounidenses lo apoya. Los legisladores de Washington solo han puesto por escrito lo que hace años que es normal en la calle, pero era necesario para protegerlo del extremismo que se llevó por delante el aborto.

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