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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La huida de Ayuso

La presidenta de la Comunidad de Madrid ignora públicamente las demandas de sanitarios y pacientes expresadas masivamente en la calles

Isabel Díaz Ayuso, en un acto el lunes en el Club Siglo XXI, en Madrid.
Isabel Díaz Ayuso, en un acto el lunes en el Club Siglo XXI, en Madrid.Borja Sánchez Trillo (EFE)
El País

La respuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid a la masiva manifestación del domingo en defensa de la sanidad pública llegó a través de un discurso pronunciado ayer en el Club Siglo XXI. Fue una combinación de desprecio hacia los centenares de miles de madrileños que colapsaron el centro de la ciudad y de acusaciones a sus adversarios políticos sin ofrecer ninguna explicación ni a las causas del malestar de la atención primaria ni a las deficiencias de la Comunidad con respecto a otros territorios de España. Los datos oficiales dicen que las comunidades aumentaron desde 2018 en un 36% la oferta de médicos de familia mientras Madrid propició una disminución de un 2% de la oferta de plazas de medicina de familia y comunitaria. El sindicato médico Amyts indica que la escasez de médicos de familia y pediatras en Madrid se debe a las pobrísimas condiciones contractuales, que los abocan al cambio de especialidad o al éxodo a otras comunidades o fuera del país. Pero la presidenta Ayuso actuó como si la manifestación multitudinaria perteneciese a una realidad ajena a la de su función y responsabilidad política.

En los últimos días, Isabel Díaz Ayuso ha acentuado su filiación al trumpismo castizo al negar fundamento científico al cambio climático y asignarle una influencia comunista. El descrédito de la ciencia y el desprecio que ayer exhibió a las reivindicaciones de médicos y ciudadanos no son anécdotas de una política de palabra fácil. Este tipo de comportamientos fomenta la desinformación y mina la confianza de la población en el desarrollo científico y la investigación. Banalizar las palabras de Ayuso o dejarlas pasar como una muestra más de su estrategia propagandística de ruido viral y pegadizo delata una permisividad culpable ante una conducta democráticamente irresponsable.

El mayor incendio que vive hoy la Comunidad lo provoca la percepción de una sanidad que se desmorona a la vista de quienes más la necesitan. El espantajo verbal de una “república federal laica” como designio del Gobierno de Pedro Sánchez no sirve para reducir las carencias asistenciales y laborales en la sanidad pública de la Comunidad. La memoria del dolor durante la pandemia sigue presente y también el pasado reciente de sacrificio, abnegación, entrega y riesgo que asumieron miles de médicos y personal sanitario. La discrepancia desde el anonimato de algunos barones populares sobre el enrocamiento de Ayuso en la defensa de su gestión y el ataque a los médicos llega combinada con el denso silencio del líder nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo. El amarillismo demagógico puede ser la mejor trinchera política de Ayuso y puede estar agitando la rueda de las redes sociales. Pero no resuelve problemas que afectan de forma directa a la vida cotidiana de los ciudadanos: muchos médicos y decenas de miles de madrileños salieron el domingo a la calle por una causa que no mereció ni la atención ni el respeto de su presidenta.


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