_
_
_
_
columna
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Corderos

Parece que la sociedad civil se ha quedado sin pulso y no cabe esperar que millones de ciudadanos se levanten dispuestos a detener la miserable tropelía de la guerra entre Rusia y la OTAN

Manifestación contra la guerra en Ucrania.
Manifestación contra la guerra en Ucrania.Olmo Calvo
Manuel Vicent

En esta guerra entre Rusia y la OTAN en la que Ucrania solo pone los muertos no esperes que de una y otra parte del conflicto se levanten millones de ciudadanos con gritos y pancartas dispuestos a detener esta miserable tropelía como sucedió en las guerras del Golfo, en la de los Balcanes y en la de Vietnam. Aquí ya no hay cabras que tiren al monte. Ahora todos somos ovejas pasivas y no hay ninguna que se atreva a salirse del rebaño. Parece que la sociedad civil se ha quedado exangüe, sin pulso. Existe la creencia de que hagas lo que hagas no va servir de nada, de modo que lo mejor es quedarse en casa. Al menos los cerdos chillan cuando presienten que los van a sacrificar. Las ovejas, no. Muchas veces en la carretera uno se cruza con un camión lleno de corderos hacinados que se dirigen al matadero. Esta imagen podría ser el paradigma del tiempo en que vivimos. Durante la guerra de Vietnam los jóvenes norteamericanos para expresar su rebeldía realizaban sentadas en los campus de las universidades y llenaban el aire de voces y canciones airadas. Aquella cólera juvenil convirtió el pacifismo en una nueva estética, hasta el punto que la última moda consistía en vestirse con los harapos de los soldados vencidos o desertores que se vendían en los mercadillos de pulgas. La guerra de los Balcanes y la del Golfo también obligó a cientos de miles de ciudadanos a cumplir con el deber moral de manifestar su protesta en la calle. Puede que aquel sentimiento antibelicista sirviera de poco, pero al menos uno sentía que la sociedad aún tenía capacidad de cólera frente a los señores de la guerra y al brutal negocio de las armas. Pese a que hoy el conflicto entre Rusia y la OTAN atañe directamente a nuestras vidas y al futuro de Europa, esta sangrienta destrucción sigue su curso ante el silencio de los corderos cuyo destino todo el mundo sabe que es el matadero.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_