El PSOE, en modo electoral

El Comité Federal del PSOE aprobó el sábado los cambios organizativos propuestos por Pedro Sánchez, con los que el presidente busca una mayor conexión entre la acción del Gobierno, el partido y los grupos parlamentarios ante el próximo ciclo electoral. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, será la nueva vicesecretaria general del partido y por tanto, la máxima responsable de su gestión. A pesar de no haber hecho una carrera en el aparato, Montero tiene un alto perfil como gestora tras dos décadas entre la Junta de Andalucía y Hacienda. E incorpora una mirada del sur a la dirección de un partido que aún arrastra el trauma de la pérdida de la Junta de Andalucía. El exlehendakari Patxi López será el nuevo portavoz en el Congreso. López aporta peso político a la acción parlamentaria, que seguramente se traducirá en mayor impacto mediático. La ministra de Educación, Pilar Alegría, curtida en la política autonómica, será la nueva portavoz de la Ejecutiva.

Todos ellos muy reconocibles por el votante socialista y todos ellos de procedencia interna diversa y con los que Sánchez culmina la reunificación de un partido que se partió en dos en 2016. A su lado quedan sanchistas de primera hora como Santos Cerdán, secretario de Organización, o Cristina Narbona, presidenta del partido, aunque salen definitivamente las referencias más visibles y poderosas como Adriana Lastra. La reorganización del PSOE acometida el año pasado debe entenderse como fallida. Sánchez confirma su perfil de superviviente que configura la alineación que, a su juicio, se ajusta a las necesidades del momento. El hiperliderazgo como signo de los nuevos tiempos —el PP fulminó a su presidente, Pablo Casado, en 48 horas y aclamó y se puso a disposición del nuevo, Alberto Núñez Feijóo, en apenas unas semanas— se escenificó sin contemplaciones en el cónclave socialista: Sánchez apenas dedicó unos minutos a los cambios internos, que no justificó, y compareció flanqueado por los nuevos cargos antes de ser votados en el máximo órgano entre congresos.

La evidencia demuestra, sin embargo, que solo con hiperliderazgo no se ganan elecciones. Los cambios en el PSOE parecen orientados también a mejorar la manera en que el Gobierno se relaciona con Ferraz, cuyos cuadros medios son los terminales regionales y locales que al final tienen que defender las decisiones difíciles y explicar la acción de Gobierno en vísperas de un ciclo electoral que los socialistas enfrentan con los populares por encima en las encuestas, como reveló el barómetro de julio de 40dB. para EL PAÍS. Las consecuencias de la falta de interlocución y movilización del partido pueden ser letales para los socialistas si las complicaciones económicas devienen en un otoño del descontento. Pedro Sánchez, el primer secretario general socialista que no llegó al puesto a través de los órganos del partido, sino a pesar de ellos, y fue votado por los militantes tras haber sido rechazado por los cuadros, vino a decir a los suyos que solo pueden aspirar a conservar el poder en 2023 con todo el PSOE detrás. Así, dio por comenzada la carrera electoral para las municipales y autonómicas de la primavera próxima con un discurso centrado básicamente en la batalla ideológica para ofrecer una salida socialdemócrata a la crisis climática y económica. El tiempo dirá si es suficiente para librarle de la corriente que hace temblar y caer gobiernos en toda Europa.