Sánchez pone al PSOE en acción para responder a las crisis y al cambio climático desde la izquierda
El presidente usa la revolución de portavoces aplicada al partido para abanderar frente a la derecha la “emergencia” ecológica que evidencia la ola de incendios
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, se puso en la mañana de este sábado en modo ecoverde para emitir en el comité federal, convocado de manera extraordinaria para ratificar los cambios en los principales cargos de portavoces del partido, un discurso de casi 50 minutos sobre la “emergencia” del cambio climático que evidencia la ola de incendios, y para demostrar que, también ante ese tipo de crisis ecológica, hay una respuesta diferente, socialdemócrata, frente a la que daría un Gobierno de derechas o liberal.
Fue una intervención en la que Sánchez quiso hacer “una llamada a la acción” a su partido y al Ejecutivo para “reaccionar y transformar” ante ese tipo de desastres naturales, pero que le sirvió también de metáfora electoral, ante el importante año lleno de citas con las urnas que se avecina en 2023. El presidente, de hecho, aprovechó su turno final de cierre, tras las intervenciones de los 19 dirigentes que pidieron la palabra, para acogerse al chute de brío y moral que volvió a proporcionar el gallego Abel Caballero, el alcalde más votado de España y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), cuando auguró que el PSOE “ganará holgadamente” al PP las elecciones municipales en toda España. Sánchez recogió ese guante y en un tono más mitinero pronosticó: “¡Esas elecciones las vamos a ganar, yo lo creo!”. Los cambios de caras, nombres y voces en puestos clave de su organización, sin embargo, ni los explicó ni se detuvo en ellos. Habló del “valor de la resistencia y el avance” y de propagar al máximo “las recetas socialdemócratas” como las justas, equitativas y también ganadoras.
Después de casi 50 minutos de exposición con reflexiones y un retrato pormenorizado del panorama de incendios que está padeciendo el país, con continuas alusiones a la diferencia sobre cómo ha respondido el Gobierno actual de izquierdas a cómo lo haría uno de derechas, Sánchez concedió un breve agradecimiento a los cargos que han salido de la ejecutiva que se refrendó en octubre en el 40º congreso de Valencia. Les dio las gracias por su trabajo ejemplar, casi en el mismo paquete que ensalzó la labor diaria que hacen por todas las casas del pueblo de España los militantes y afiliados de base u otros representantes de puestos orgánicos en diferentes niveles.
Citó a los tres dirigentes salientes, Adriana Lastra, Felipe Sicilia y Héctor Gómez, y ni siquiera nombró a sus relevos. Tampoco justificó la razón de esas salidas o entradas. En el contorno de sus mensajes ecologistas, el presidente y secretario general del PSOE realizó “una llamada a la acción” para no conformarse con nada, en alusión a las catástrofes naturales, que también se pudo entender sobre los malos augurios políticos que le pronostican muchas encuestas.
Fue casi más el discurso de un presidente sobre el actual e incendiado estado de la nación que una intervención en clave interna, de partido, para razonar la necesidad de insuflar nuevos ánimos a una organización que en los últimos años, desde que Sánchez y el PSOE llegaron a La Moncloa, se había dejado un poco abandonada.
Sánchez formuló una exposición amplia en clave de acercamiento humano a las tragedias ciudadanas y vitales vistas estos días por todo el territorio, con todo tipo de datos y ejemplos, para subrayar que como máximo responsable de la gobernación del Estado, no piensa consentir que se deje a nadie atrás, y para denunciar la ceguera de los negacionistas. Y en ese contexto fue cuando interpeló a actuar, “para agilizar el paso y no dar excusas para aparcar la actuación”. Fue cuando destacó que en su manual de gobierno, “la inacción es un error”, y cuando se autodefinió en lo que se asemejó mucho a una comparación con anteriores gobernantes del país: “Nunca me vais a ver de perfil, no vamos a esperar a que los problemas se resuelvan solos. Siempre he dado la cara. Así gobernamos los socialistas, con determinación y diálogo. Gobernar es transformar”.
Por la inclusión de esas referencias en el medio de esa fase de su discurso sobre las evidencias del cambio climático, y la necesidad de la transición ecológica, era claro que Sánchez estaba hablando de cómo se ha empeñado en encarar el combate contra los incendios y otras catástrofes que le han surgido en estos años de su mandato. Pero esas alusiones son las que justifican, según sus colaboradores más cercanos, los ajustes que ha creído conveniente aplicar ahora en el PSOE para tensionarlo, coordinar más y mejor los mensajes sobre las reformas emprendidas y las que quedan por llegar, y prepararse para afrontar las citas con las urnas de 2023.
La otra mitad de su exposición se concentró en destacar lo diferente que es, en general, una respuesta del Estado gobernado por una opción socialdemócrata frente a una de derechas o liberal, como el presidente las equipara. En ese objetivo, presumió desde la creación, por parte del expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, de la Unidad Militar de Emergencias, criticada en su día por el PP y ahora tan alabada, hasta de su apuesta decidida por las energías renovables “frente al trampantojo de la nuclear”; o todas las inversiones y reformas planteadas, en España y en el entorno de la Unión Europea, como la excepción ibérica con Portugal sobre el precio del gas para abaratar el recibo de la luz.
“Vamos a ir a por todas”
El presidente repitió hasta cuatro veces el nuevo mantra del actual Gobierno y el PSOE para explicar cuál es su actitud ahora para este incierto y complejo final de la legislatura: “Vamos a ir a por todas”. Ya lo avanzó en el debate sobre el estado de la nación. Y lo ha retomado ahora para avisar a la oposición, por supuesto, pero también a los responsables de las grandes empresas energéticas o la banca de que ha puesto la proa al nuevo impuesto que se les cargará y, otra vez, frente a lo que denomina “poderes ocultos” que se oponen a sus reformas.
Sánchez pormenorizó que, igual que el Gobierno ha ingresado más de 15.500 millones de euros extras en tributos en lo que va de curso con esta inflación, las grandes compañías y los bancos deben aportar parte de sus beneficios extraordinarios. Y aprovechó para advertirles de que, la semana que viene, el PSOE presentará con su socio en el Gobierno, Unidas Podemos, una proposición de ley en el Congreso para incluir esos nuevos impuestos, en la que prohibirán que esas firmas puedan trasladar o repercutir esa medida “a las clases trabajadoras”. Piensa recaudar con ese plan 7.000 millones en dos años. Y adelantó que los dedicará a aplicar “justicia social y solidaridad” precisamente con los que menos tienen porque, volvió a insistir, “la respuesta socialdemócrata es más equitativa y eficaz que la liberal”.
El jefe de Gobierno detalló un reguero de actuaciones emprendidas por su Ejecutivo, que, en su opinión, no habría puesto en marcha en estas situaciones críticas un Gabinete de derechas. Por ello, exhortó a sus compañeros del comité federal y del partido a explicar esas diferencias por toda España. Fue ahí cuando mencionó la reforma laboral, los créditos ICO, los ERTE, el récord actual de bajada del paro, las subidas de las pensiones, del salario mínimo, los millonarios fondos europeos, la ley de eutanasia...
Al final, y casi de pasada un poco antes de que el comité aprobase el calendario oficial y alternativo para las primarias autonómicas y municipales de 2023, el secretario general socialista fijó la prioridad para el PSOE en este próximo curso: “Ganar elecciones, porque tenemos ganas de ganar y porque sabemos hacerlo. Lo hicimos en 2019 y lo volveremos a hacer, trabajando juntos y como equipo”. Sánchez señaló los próximos retos en el final de la guerra en Ucrania, los presupuestos del Estado y la presidencia española de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023, para lo que demandó en esa fase final “resistencia, empatía y compromiso social”.
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