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editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El reto de suceder a Boris Johnson

El vencedor de las primarias del Partido Conservador tendrá que enfrentarse a una inflación desbocada y a una posible recesión

Los candidatos a liderar el Partido Conservador, Liz Truss y Rishi Sunak.
Los candidatos a liderar el Partido Conservador, Liz Truss y Rishi Sunak.HENRY NICHOLLS (REUTERS)
El País

La defenestración de Boris Johnson, cuyos múltiples escándalos han distraído durante meses la atención del país, ha revelado de pronto las urgencias del Partido Conservador. Dos rivales se enfrentan en las primarias de la formación. El vencedor, que se conocerá el 5 de septiembre, ocupará de inmediato el puesto de primer ministro del Reino Unido. Rishi Sunak, exministro de Economía, y la ministra de Exteriores, Liz Truss, lucharán durante las primeras semanas de agosto para lograr el apoyo de la mayoría de los 200.000 afiliados con derecho a voto. Las encuestas señalan que Truss parte como clara favorita entre una militancia que en su mayoría es mayor, blanca, con más hombres que mujeres, de clase media y profundamente euroescéptica. Pero en esta ocasión el desafío no es llevar el Brexit a buen puerto, la razón por la que los militantes depositaron su confianza en Johnson hace un año. Las amenazas inmediatas a las que deberá hacer frente el próximo ocupante de Downing Street serán una inflación desbocada, que en junio alcanzó el 8,2%, una deuda pública que supone ya el 96,1% del PIB, y una recesión en el horizonte.

Lo urgente es la economía, pero todo sugiere que los militantes tories se dejarán llevar por las rencillas personales que ha desatado la caída de Johnson. Sunak, el candidato más claramente preparado para afrontar el desafío inmediato, provoca un claro rechazo entre todos aquellos resentidos por el modo en que se puso fin a la carrera del todavía primer ministro. Resulta paradójico que un político de evidentes convicciones neoliberales, y defensor del Brexit desde el primer minuto, represente para muchos militantes la menos atractiva de las opciones. Su rechazo a bajar impuestos hasta que la inflación y las cuentas públicas estén controladas demuestra, según sus rivales, lo alejado que está Sunak del verdadero espíritu del Partido Conservador.

En cualquier caso, vienen tiempos duros para los británicos. Tanto él como Truss se reclaman herederos del legado de Margaret Thatcher, pero mientras el exministro recuerda que la Dama de Hierro siempre defendió la necesidad de equilibrar las cuentas antes de comenzar a repartir beneficios fiscales, su contrincante ha prometido ya rebajas impositivas por un valor superior a 35.000 millones de euros. El verdadero heredero de Thatcher sería Sunak, frente a una Truss que recuerda más a Ronald Reagan, y su doctrina de que una rebaja fiscal drástica, una reducción del gasto público y una desregulación de los mercados bastarían para asegurar el crecimiento. Para combatir la inflación, la receta sería una política monetaria rígida, por la que la candidata aboga, ignorando la independencia de un Banco de Inglaterra que ya ha dejado clara su opción por una subida gradual de tipos.

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En teoría, los británicos no votarán hasta dentro de dos años. De momento, son los afiliados conservadores los que tienen en sus manos liquidar o consolidar la desconexión con la realidad a la que abocó al partido la era Johnson.

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