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anatomía de Twitter
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Si son negros, vienen a delinquir

En las redes, las víctimas del intento de cruzar de Marruecos a Melilla son vistas como sospechosos habituales

Salto valla Melilla
Inmigrantes subsaharianos amontonados tras los enfrentamientos con la Policía de Marruecos durante un intento de salto de la valla de Melilla.AMDH-NADOR (Europa Press)
Rebeca Carranco

Cuando los periodistas de sucesos (entre los que me hallo sin hallarme nunca) escribimos sobre cualquier hecho delictivo, la pregunta en Twitter es a renglón seguido: ¿Pero de qué nacionalidad es el detenido? Y si se especifica el origen, lo mismo, pero al revés: ¿Qué aporta la nacionalidad? Lo que hace que el timeline sea un constante campo de batalla. La noticia es secundaria, lo que importa es el azaroso lugar de nacimiento de sus protagonistas.

Hay quienes ven en el origen una explicación sociológica de la criminalidad (es migrante y por tanto delincuente) y quienes, quizá sin quererlo, creen también que el lector es por defecto racista y hace ese vínculo automáticamente (si se explica que el arrestado es migrante pensará que los migrantes son delincuentes). No pasa lo mismo cuando se informa de una nacionalidad a cuyos portadores nunca definiríamos como migrantes.

La muerte intolerable de decenas de personas (una veintena o una treintena si se atiende a las cifras oficiales marroquíes o a las de las oenegés) en el intento de cruzar a Melilla abre de nuevo el sangrante debate en mi red tuitera. Su origen y su color —negros, marrones, oscuros de piel, en definitiva— cambia el prisma con el que se analiza. No son personas muertas en el camino a otra vida posible, son delincuentes en potencia que asaltan nuestras engordadas fronteras.

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Solo hay que ver algunas de las respuestas a este tuit, a priori sin mácula posible, de la Organización Mundial contra la Tortura (OMT): “Tras la violencia sin precedentes en la frontera entre España y Marruecos, llamamos a una investigación en profundidad sobre la muerte de los migrantes, la identificación de los cadáveres y el acceso a la atención médica de los supervivientes”. Es sin precedentes, nunca había habido un salto con tantos muertos, se pide una investigación de lo ocurrido, en la que todas las partes deberían estar de acuerdo, y qué menos que saber quienes son los muertos.

“¿Qué pasa con las mafias?”, “¿Por qué citáis a España? Esto es cosa de Marruecos”, “Lleváoslos a Suiza [donde tiene sede la OMT] y cuidadlos allí”, “Los subsaharianos que intentaron entrar en España de forma ilegal y violenta no se integran en Europa, traen enfermedades ya erradicadas aquí, violan a mujeres, roban, atacan a gays…”, “Es una cuestión de acción reacción”. Estas respuestas conviven con los retuits y los likes de una tragedia donde las víctimas son sospechosos habituales.

Unas sospechas alimentadas por los equilibrios políticos. “Ha sido un asalto violento, bien organizado, bien perpetrado y en este caso, yo creo que bien resuelto por parte de los dos cuerpos de seguridad, tanto de España como de Marruecos. Quiero agradecer también el trabajo del Gobierno marroquí”, dijo en Bruselas el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Una parte de Twitter se le echó encima. A modo de resumen, el tuit del periodista Xavier Aldekoa: “Bien resuelto’. Pocas veces tanta indignidad en solo dos palabras”.

Sánchez matizó en la SER que no había visto las imágenes de los muertos y el maltrato de los agentes marroquíes cuando hizo esas declaraciones. Si le creemos, se saltó el básico de primero de política: informarse antes de hablar. Después, la directora de EL PAÍS, Pepa Bueno, y el periodista Carlos E. Cué le dieron la oportunidad de enmendar su propia plana en una entrevista. “Ahora ya ha visto las imágenes. ¿Cree que ahí se están cumpliendo los derechos humanos?”, preguntaron. Pero el presidente les hizo un quiebro: “Me parece que esa respuesta la tiene que dar el Gobierno de Marruecos”. Pudo acabar con la sospecha, pero no lo hizo.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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