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Elecciones Brasil
Columna
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Brasil no quiere armarse

Bolsonaro animó la idea de que una ciudadanía armada acabaría con la violencia. Los brasileños le piden a su próximo presidente lo contrario

Juan Arias
Elecciones Brasil 2022
Jair Bolsonaro en un acto en São Paulo, a mediados de mayo.AMANDA PEROBELLI (REUTERS)

Se dice que los números son fríos, sin calor humano. Quizás se refieran al dinero. Hay, sin embargo, cifras que ensanchan el alma, que revelan los sentimientos más íntimos de la gente. Es lo que acaba de pasar en Brasil con dos sondeos recientes en los que la población, en una mayoría aplastante, ha rechazado el mantra del presidente Jair Bolsonaro: “El pueblo armado jamás será esclavizado”. Los brasileños, en cambio, consideran que las mayores cualidades del próximo gobernante deberán ser “la honradez, la preocupación por las personas, sobre todo por las más débiles, y la inteligencia”.

Es cierto que Brasil es uno de los países más violentos del mundo, con un récord de 40.000 homicidios al año. La sufren sobre todo los negros, las mujeres y los jóvenes, en un país donde el jefe de Estado le dice a la policía que “el mejor bandido es el bandido muerto” y que exime de toda responsabilidad a los agentes que matan por nerviosismo o miedo.

Nada más llegar al poder, Bolsonaro flexibilizó las leyes para la posesión de armas, convencido que solo así disminuiría la violencia. Sus casi cuatro años de Gobierno han demostrado lo contrario: al igual que en Estados Unidos, el aumento de posesión de armas entre los civiles está multiplicando los crímenes. Y las flexibilizaciones que instauró Bolsonaro no las hizo ningún otro presidente en la historia de Brasil.

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En lugar de agradecérselo, la respuesta de los ciudadanos ha sido un no rotundo. En Brasil una persona puede poseer hasta seis armas, pero un sondeo de Datafolha acaba de revelar algo que es más elocuente decir con los números que con las palabras: el 72% de la población rechaza la idea de Bolsonaro de que solo un pueblo armado dejará de ser esclavo. Curiosamente, entre las mujeres, los negros y los más jóvenes –las mayores víctimas de la violencia– este índice alcanza hasta el 78%. Los único partidarios de armar a la población son los hombres y los más ricos.

Gracias al resultado de esta encuesta, las redes sociales han revivido con humor un episodio vivido por Bolsonaro en 1995, cuando era diputado federal. El ahora presidente salía de su casa en una motocicleta, armado con un revolver Glack calibre 38, cuando fue abordado por dos asaltantes que lo dejaron a pie, sin motocicleta y... sin su revólver.

La violencia y los asaltos callejeros, sobre todo en las grandes ciudades, están creciendo de nuevo. Pero los brasileños saben que el presidente se equivoca cuando pretende solucionar el problema, convirtiendo a los ciudadanos en una milicia armada. Según otro sondeo de Ipes XP, el 81% de los brasileños exigen que su próximo mandatario una serie de cualidades que le faltan al actual: la honradez, la preocupación por las personas, la competencia y la inteligencia.

Las encuestas suelen revelar números que podrían parecer fríos, pero estos animan a los brasileños ante las próximas elecciones y frente a la incertidumbre, de las continuas amenazas bolsonaristas sobre golpes de estado, la exaltación de la violencia, el fervor por las armas, la pobreza y el desaliento de los jóvenes.

De ahí la importancia que tienen las presidenciales del octubre próximo, que ya han movilizado a todo el país. El duelo será entre la extrema derecha fascista que busca retener el poder por todos los medios y las fuerzas que quieren volver al poder con una apuesta por la libertad y la democracia. A pesar de sus defectos, este lado puede alejar el espantajo de las tinieblas de las dictaduras y el demonio del habla y la falta de horizontes para los más jóvenes que, con Bolsonaro en el poder, expresan adoloridos un deseo: dejar el país.

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