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cartas a la directora
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Desenmascararse

Los lectores escriben del fin de las mascarillas en interiores, de las aspiraciones vitales, el trato de algunos médicos y la responsabilidad con los impuestos

Varias personas con mascarilla en el interior de un mercado.
Varias personas con mascarilla en el interior de un mercado.JUAN BARBOSA

Llegó el momento de decir adiós a las máscaras. De descubrirnos, de desenmascararnos y de mostrarnos a cara descubierta. Por fin llegó el momento, también, de saber qué hacer con las mascarillas que nos quedan. Habrá quien las almacene y administre por si acaso. Habrá quien las guarde como recuerdo de un tiempo que será historia cuando el andar del tiempo lo disponga. Y seguro que también habrá quien no sepa qué hacer con ellas y piense que cualquier esquina de cualquier calle sea un buen lugar para depositarlas, para dejar, incluso, huella de una pandemia que fue y ha llegado mucho más allá de lo que la propia palabra dice o representa. Teniendo en cuenta lo poco positivo que podemos arañar de ella. Ahora nuestro rostro será relato vivo y consecuente inconsciente de una mentira que antes escondíamos detrás de una mascarilla Aunque la mayor parte de los gozosos liberados no sean o seamos aún capaces de decir que ha ocurrido.

Manuel I. Nanín. O Carballiño (Ourense)

El éxito en tazas de desayuno

En breve cumplo 40 años y he dejado muchos sueños por el camino. Cuando era pequeña me veía de misionera, cineasta, actriz, escritora, reportera de guerra, bohemia. Nada de eso se ha cumplido y no supe prepararme para ello, para una vida sin vino y rosas. Hoy se agotaron todos esos sueños, los 40 no tienen la culpa, nadie la tiene, ni siquiera yo, a pesar de haberme fustigado por no haber hecho suficiente, ¿qué era lo suficiente? Hoy cambio sueños por ver a los míos bien. Igual ese es el éxito y no el que venden en tazas de desayuno.

Nieves Galán Paredes. La Zarza (Badajoz)

Falta de humanidad

Mi madre tiene 84 años, tiene tres vértebras rotas desde hace varios meses. Tras pasar por las Urgencias de un hospital público en dos ocasiones sin detectarle ninguna rotura, acudió a un médico familiar, y especialista, por la vía privada, que le diagnosticó la rotura y le recetó, a finales de enero, un corsé metálico. A principios de abril fue al traumatólogo, de nuevo en la sanidad pública, que le estaba haciendo un seguimiento. Tras preguntarle cómo se encontraba, ella le respondió que todavía estaba algo dolorida. El traumatólogo, desde su silla y sin levantarse, la miró y le dijo que con esos años qué se podía esperar. Mirándola a la cara, pero sin mirarle la espalda, le dijo: le doy el alta. La profesionalidad del médico no la pongo en duda. Ahora bien, su humanidad deja mucho que desear.

Justino Sanchón. Salamanca

Responsabilidad

El otro día me ofrecieron un negocio para mi empresa en el que una parte del pago era con dinero en B. Confieso que vacilé y me costó decir que no, dado que la empresa no pasa por su momento más rumboso. En esa fracción de segundos pensé en mi hijo al que siempre le digo que hay que ser decente y mantengo un discurso a favor de una sanidad, educación y energía públicas. También pensé en el caso de corrupción de las mascarillas, qué malos son esos políticos que lo permiten, no tienen ni idea del esfuerzo que actualmente nos representa para muchos ser honestos con nuestras obligaciones fiscales. Quiero pensar que quién gana es mi hijo.

Elena Martínez. Beniarbeig (Alicante)

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