En defensa de Madrid
Esta ciudad es mucho más que sus gobernantes. Y que su lista de hijos predilectos
Muchos —muchísimos— de los que disfrutamos y nos enorgullecemos de Madrid lo hacemos a pesar de sus gobernantes. Madrid se patea y se vive sin pensarlo mucho, normalmente bajo un sol esplendoroso, y las distancias físicas aún no se las han ingeniado para separar grupos queridos y amigos dispersos. Es decir: puede que en una ciudad pequeña todo esté más cerca, pero tal vez no haya tantas cosas interesantes que merezcan recorrerla; muchos preferimos el acceso dificultoso a asuntos interesantes que el acceso fácil a la escasez. Aquí viven Arcimboldo, Van Eyck, Goya, Picasso, el Cuento de Navidad, El Cascanueces o La Bohème a la vez y eso bien vale un atasco. O la fantasía de acceder a ello, aunque pocas veces lo hagamos.
Y en muchos aspectos es un desastre: bibliotecas, conservatorios o centros culturales son escasísimos para tanta población. La atención primaria y los colegios públicos malviven sin recursos. La Comunidad fue la región europea con mayor mortalidad en 2020 debido a la covid. Y el alcalde de la ciudad desprecia a una de las mejores escritoras en lengua española de las últimas décadas. Pero Madrid es mucho más que sus defectos.
No hay día en que la prensa catalana no dedique artículos melancólicos a la vitalidad de Madrid frente al declive de Barcelona al calor del procés. Algunos citan a Ayuso, pero es hora de aclarar que esto no lo ha inventado ella, sino que ha tenido el instinto de cabalgarlo con un marketing certero. En realidad, muchos habitamos en un Madrid diferente. Más allá de la gran oferta cultural, el vigoroso activismo contra los desahucios ha logrado soluciones para familias necesitadas que no encuentran la ventanilla adecuada en el Ayuntamiento. Numerosos voluntarios se apoyan para impartir clases a los menores inmigrantes o ayudar en los deberes a quien lo precise. Hay grupos organizados de compra de cercanía, de tai chi en el Retiro, de pilates en los parques y muchos más rastros de vida inteligente.
El ataque del alcalde y portavoz del Partido Popular a Almudena Grandes era previsible, pues esta dirección no se caracteriza por su nivel cultural ni por su elegancia. No importa. Ella seguramente se habría reído de unos dirigentes que chapotean en el barro por un asunto bastante menor. La lista de hijos adoptivos de Madrid, por ejemplo, incluye a Carmen Franco, la hija del dictador, que como todo el mundo sabe hizo muchos méritos. ¿Quién querría estar en semejante compañía? Madrid es mucho más que sus gobernantes. Y que su lista de hijos predilectos. Y adoptivos. @bernagharbour
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