Multiusos
España necesita mucho mantenimiento y no siempre tenemos a mano el especialista en esto o en lo otro, por lo que conviene aplicar remedios caseros de urgencia. La cinta americana es el más eficaz
La cinta americana se inventó porque todo se rompe. Las cosas se rompen primero en América y luego en el resto del mundo. Soy adicto a ella, a la cinta, porque a mi alrededor, cuando nací, estaba todo roto y he dedicado mi vida a repararlo. Aplico la cinta a las tuberías que pierden agua y a las conducciones mal selladas en general. Sujeto con ella los cristales que están a punto de caerse, los peldaños de las escaleras desajustados, las patillas de las gafas rotas y hasta piezas de la carrocería del coche que se mueven más de la cuenta. La llevo a todas partes, incluso cuando viajo. El otro día, a punto de embarcar en un avión, se me rompió la cremallera del equipaje de mano y se abrió la maleta. Pero llevaba un rollo de cinta americana negra con la que salí del paso de manera brillante. Estoy deseando romperme un brazo para entablillármelo y sujetar el conjunto con cinta americana.
Cuando la uso, me invade la sensación de que no solo estoy arreglando aquello que tenga puntualmente entre las manos, sino la misma España. España necesita mucho mantenimiento y no siempre tenemos a mano el especialista en esto o en lo otro, por lo que conviene aplicar remedios caseros de urgencia. La cinta americana es el más eficaz de todos ellos. Empleándola con imaginación, resuelve multitud de situaciones. Yo le recomendaría a Pedro Sánchez que la llevara a todas partes, incluso a sus reuniones con Pere Aragonès, nunca se sabe cuándo va a hacer falta, pero le salva a uno de situaciones violentas. Si se rompiera una pata de la mesa del diálogo, por ejemplo, o se saliera su tablero de sitio, bastaría con un pedazo de cinta americana para seguir hablando.
Hay varias clases de cinta americana. Recomiendo siempre la multiusos, que lo mismo sirve para un roto político que para un descosido social. Y la sirven a domicilio.
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