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Si eres hijo de padres negacionistas

Recuerda siempre que vives rodeado por ciudadanos convencidos de que con su cabeza y con su espíritu pueden producir una realidad más justa y libre para todos

Nuria Labari
Alumnos del colegio Aquisgrán en Toledo, de vuelta al colegio con mascarilla.
Alumnos del colegio Aquisgrán en Toledo, de vuelta al colegio con mascarilla.Ángeles Visdomine (EFE)

Tenía que pasar. Después de más de un año soportando las provocaciones negacionistas con santa paciencia y rigor ciudadano, ahora vienen a por los niños. Es lógico, como no han podido con los de su tamaño ahora van a por los pequeños. Así que si eres hijo de negacionistas es posible que no puedas ponerte la mascarilla para ir al cole a menos que a tus padres les de la gana ¡faltaría más! Para eso sirven los padres en tu casa, para mandar sobre ti en primer lugar y más que nadie. Ya sé que tener padres negacionistas es tener mala suerte, la buena noticia es que no estás solo y que has nacido en un país profundamente democrático y que eso es algo que nadie te podrá quitar.

Lo peor de tener padres negacionistas es que no vas a ser educado en libertad y eso es una faena. Y sí, ya sé que en tu casa no se habla de otra cosa, que la libertad es la palabra preferida de vuestras sobremesas. Que tus padres dicen que son libres para llevarte al cole sin bozal y que no van a ceder ante nadie porque no pueden obligarles y todo ese rollo. Pero en realidad tus padres no son personas libres sino anómicas, que es una palabra que empleaban los griegos antiguos para señalar a los que despreciaban las leyes, cualquier ley. Ellos están convencidos de que lo único que puede frenar su libertad (y la tuya) son leyes tajantes de obligatorio cumplimiento que los más listos (o sea ellos) pueden saltarse.

Por suerte para ti, la libertad tiene mucho menos que ver con la imposición de lo que ellos dicen. Por eso no vas a encontrarte policías en la puerta del cole para colocarte la mascarilla, porque la fuerza o el poder no es el principal sustento de la libertad en una democracia. Tus padres dicen que ser libre consiste en ponerte o no el cubrebocas, un trozo de tela al fin y al cabo. Se hacen mucho lío con las telas y las banderas, pero la libertad no viaja cosida a ningún trapo sino que está pegada a tu cuerpo y a tu mente. Es por eso por lo que en una sociedad democrática, la legalidad la construimos los ciudadanos a partir de nuestras propias convicciones y de un pacto que asumimos los unos con los otros.

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Y esa es la razón por la que todos tus amigos llevan mascarilla al cole. La razón primera no es la norma ni siquiera la pandemia, sino que es la forma en que la sociedad que han elegido para vivir ha decidido cuidarse y protegerse en una situación de emergencia sanitaria. Ya sé que tus padres dicen que no existe el virus y mucho menos la emergencia, pero eso ya da igual. Porque lo que existe seguro es la aprensión de tus compañeros, el duelo de muchas familias y la decisión libre de millones de cuidarnos unos a otros. Sé que te va a parecer rarísimo esto que te digo pero la verdad es que somos libres porque usamos la mascarilla y somos ciudadanos porque no necesitamos que nos obliguen a ponérnosla. Ni a vacunarnos. O a quedarnos en casa. O a no fumar en la cara de otra persona.

También sé que tus padres están asustados. Creen que el Estado quiere robarles su libertad y hasta a sus hijos, que son lo que más quieren. Es como cuando tienes miedo por la noche a que venga un monstruo. No está mal que lo tengas, pero es bueno que lo superes. No se puede educar con tanto miedo. Pero es que tus padres creen que el Estado es el hermano pequeño de un tal Stalin, que fue un tío muy malo. Pero eso no es así y cuando seas mayor podrás descubrirlo tú mismo en un dispositivo muy raro que se llama libro. Siendo hijo de negacionistas es posible que no hayas visto muchos, pero cuando crezcas seguirán existiendo para ti. Sirven para pensar y resistir.

Mientas tanto me gustaría que recuerdes a tus padres de mi parte que la libertad emana antes de los ciudadanos que del Estado. Deben entender que no están peleando con la ley o el Gobierno de turno y mucho menos con el tal Stalin ese sino contra la ciudadanía de la que forman parte. Eso es una mala noticia para ti porque significa que vas a tardar en volver al cole ya que cuanto más libre es un país, más fuerte es su ciudadanía. Por eso puede llegar a ser muy complicado obligarte a ir a la escuela por el asunto de la mascarilla y es posible que acabes dando clase frente a una pantalla. En cambio a ellos les resulta muy sencillo obligarte a quedarte en casa.

Si has llegado hasta aquí puede que te preocupe por estar en desacuerdo con tus padres negacionistas ahora o en el futuro. Es normal. Te aviso desde ya que lo peor de una familia negacionista es que los padres creen que ellos deciden las normas en su casa y que el tiempo y la herencia y su propia idea de familia les dan la razón. ¡Nada de eso! Ni tradición, ni dioses ni herencia ni familias. La democracia que te ampara es un sistema racional. Recuerda siempre que vives rodeado por ciudadanos convencidos de que con su cabeza y con su espíritu pueden producir una realidad más justa y libre para todos. Y celebra además que lo estamos consiguiendo. Hemos logrado hasta convivir con tus padres y respetarlos y explicarles una y otra vez que la libertad no consiste en que unos pocos hagan lo que les dé la gana. Gracias a este esfuerzo de todos, tu también serás libre algún día, incluso a pesar de ellos.

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Sobre la firma

Nuria Labari
Es periodista y escritora. Ha trabajado en 'El Mundo', 'Marie Clarie' y el grupo Mediaset. Ha publicado 'Cosas que brillan cuando están rotas' (Círculo de Tiza), 'La mejor madre del mundo' y 'El último hombre blanco' (Literatura Random House). Con 'Los borrachos de mi vida' ganó el Premio de Narrativa de Caja Madrid en 2007.

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