_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Polizones de la vacuna

Hay una cuestión recurrente en esta pandemia que para algunos resulta incómoda, pero que es la base de la democracia: qué hacemos con la zona gris entre libertad y solidaridad

Ana Fuentes
Protestas en París el pasado miércoles contra las medidas anunciadas por Emmanuel Macron para luchar contra el coronavirus.
Protestas en París el pasado miércoles contra las medidas anunciadas por Emmanuel Macron para luchar contra el coronavirus.GONZALO FUENTES (Reuters)
Más información
Francia exigirá el certificado covid para entrar en bares y viajar en tren y avión

A Emmanuel Macron se le puede criticar por muchas cosas, pero no por haber cambiado de discurso sobre la vacunación. Si miramos la evolución de la pandemia en Francia, tiene todo el sentido que quiera hacerla obligatoria para los sanitarios y trabajadores que estén en contacto con ciudadanos vulnerables. Los asesores del Elíseo llevaban tiempo avisando de que el nivel de inmunización de este colectivo era demasiado bajo. Hace un mes, dos ancianos vacunados murieron en una residencia del sur de Francia en la que parte del personal no había querido inmunizarse.

Pensando en las elecciones del año que viene, Macron intenta por todos los medios no parecer autoritario. Desde hace meses insiste en que es “mejor convencer que imponer”. Pero la pedagogía apenas le ha servido. A los antivacunas de siempre, que el gobierno ya daba por perdidos, se ha sumado una parte de la población francesa mucho más difícil de clasificar. Hay quienes están vacunados contra el sarampión o la tuberculosis, por ejemplo, pero no de la covid-19. Dicen que desconfían de la rapidez con la que esta vez las farmacéuticas han conseguido el remedio, y tienen miedo de meterse en el cuerpo algo que no saben qué es. Al poner en la balanza sus recelos y el bien común, para ellos pesa más lo primero.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Después están los que reconocen sin pudor que están esperando a que sus conciudadanos se vacunen para que se vaya generando la inmunidad de grupo. Lo peor es que a muchos de estos free riders o polizones de la vacuna no se les ve venir. No son necesariamente antisistema ni votan a la extrema izquierda o a la extrema derecha. Muchos tienen estudios superiores y acceso a información de calidad. Simplemente, son egoístas. Se han hecho tests de antígenos a cargo del sistema público de salud cada vez que, por ejemplo, querían ir a un concierto.

Precisamente por eso, además de tomar medidas coercitivas con los sanitarios, el Elíseo ha endurecido las condiciones del certificado covid para el resto de los franceses y turistas. En unos días será necesario estar vacunado o presentar un resultado negativo para entrar en cines, tomar algo en una terraza, o viajar en tren, entre otras cosas. En otoño, las PCR serán de pago. No haberse puesto las dosis seguirá siendo opcional, pero cada vez más engorroso.

Aún no se sabe si Macron pagará un precio político por pasar de la recomendación a la exigencia. Otros países como Italia, Grecia y Reino Unido han tomado un camino similar. Veremos debates en los parlamentos y manifestaciones en las calles. Y volverá a plantearse una cuestión recurrente en esta pandemia que para algunos resulta incómoda, pero que es la base de la democracia: qué hacemos con la zona gris entre libertad y solidaridad.

@anafuentesf

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Ana Fuentes
Periodista. Presenta el podcast 'Hoy en EL PAÍS' y colabora con A vivir que son dos días. Fue corresponsal en París, Pekín y Nueva York. Su libro Hablan los chinos (Penguin, 2012) ganó el Latino Book Awards de no ficción. Se licenció en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y la Sorbona de París, y es máster de Periodismo El País/UAM.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_