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EDITORIAL
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Desastre demográfico

La pandemia ha agravado en España el problema de una población en la que cada vez hay menos nacimientos

El País
Natalidad España
Tres de cada cuatro españolas declaran que querrían tener al menos dos hijos.Unsplash

El 2020 ha sido desastroso no solo en términos sociales y económicos, sino también demográficos. España inició en 2015 un periodo con saldo vegetativo negativo, con cada vez más muertes y menos nacimientos, pero el coronavirus ha agrandado esa brecha. El saldo se situó el año pasado en 153.000 muertes más que nacimientos, cuando en 2019 había sido de 57.000. La pandemia ha hecho que 2020 sea el año con mayor número de muertes desde que en 1941 se inició el cómputo homologable: 492.930 según el Instituto Nacional de Estadística, 74.227 más que el año anterior. Y los nacimientos cayeron también en una proporción mayor de la esperada: 339.000, casi un 6% menos. La incertidumbre por la situación económica y el miedo al virus provocaron un descenso en el número de embarazos que incide sobre todo en la natalidad de este año.

El aumento de mortalidad, que recoge las muertes por covid, pero también por otras patologías afectadas por el colapso sanitario, no sigue patrones homogéneos, lo que indica que han incidido factores diferenciales, entre ellos posiblemente algunos relacionados con la gestión de la pandemia. La Comunidad de Madrid, con un 41,2% de incremento, es con diferencia la comunidad con peores datos y no es casualidad que las dos que la siguen sean Castilla-La Mancha (32,3%) y Castilla y León (26%), dos comunidades vecinas de estructura poblacional muy diferente de las que probablemente afectó su relación con la capital. No es fácil establecer relaciones causales lineales (la mayor diferencia de mortalidad en Madrid se produjo sobre todo cuando las restricciones eran comunes en toda España), pero los responsables políticos de la comunidad deberían rendir cuentas por el abrumador contraste frente a otras autonomías.

Pero la pandemia solo ha agravado una atonía demográfica muy preocupante no tanto por el impacto que pueda tener sobre la población, sino porque es el resultado de condicionantes no deseados que afectan a la vida de la gente. Un saldo vegetativo negativo puede compensarse con flujos migratorios, y de hecho España ha aumentado de forma constante su población y ha pasado de 40,4 millones de habitantes en 2001 a 47,3 en julio de 2020 gracias a la inmigración. Lo que esta no resuelve es la frustración de no poder tener los hijos que se desean. Tres de cada cuatro españolas declaran que querrían tener al menos dos hijos, pero muchas no lo logran. La tasa de fecundidad ha caído hasta 1,18 hijos por mujer y la edad de primera maternidad está ya en 32,3 años de media. Retrasar la maternidad es una trampa para muchas mujeres que quieren tener hijos, pues a partir de cierta edad la caída de la fertilidad hace menos probable quedarse embarazada. Solo si se interviene sobre las causas, se podrán cambiar los efectos.

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