_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Desaliento

Ya sé que al despedir 2020 propuse “esperanza”, pero me pasé de optimista, como de costumbre

Almudena Grandes
La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la sesión plenaria extraordinaria de la Asamblea de Madrid, el pasado 28 de enero.
La presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la sesión plenaria extraordinaria de la Asamblea de Madrid, el pasado 28 de enero.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

Ya sé que al despedir 2020 propuse “esperanza”, pero me pasé de optimista, como de costumbre. La palabra que mejor refleja nuestra situación es “desaliento”. Lo he comprobado al sentarme a escribir esta columna para tropezarme con ella en todos los temas, noticias o aspectos de la actualidad que me han llamado la atención en los últimos días. El desaliento refleja nuestra realidad como un espejo universal. Porque, si somos sinceros, que un laboratorio británico estafara a los españoles no nos habría parecido tan extraordinario. Pero que ese laboratorio estafe a la Unión Europea, a países como Alemania, Francia, Holanda o Suecia, incumpliendo un contrato millonario por la cara, destroza el sueño de la vacuna, y no teníamos otro. Si miramos hacia fuera, desaliento, si miramos hacia dentro, aún peor. Más allá de las cifras de la pandemia, nuestra clase política produce a diario declaraciones estrictamente insoportables, desde las piruetas circenses del Govern intentando aplazar las elecciones con el pretexto de salvar vidas para arriesgarlas inmediatamente después en nombre del derecho de asistir a mítines, hasta Ayuso reclamando a Sánchez que, en contra del ordenamiento jurídico, de sus propias prerrogativas y hasta de la Constitución, imponga medidas en Madrid, mientras Arrimadas le exige ayudas directas como las que han prestado los países ricos, sin reparar en que España no lo es. Ya sé que están en campaña electoral, que piensan que en este momento vale todo, pero deberían tener en cuenta el desaliento de una ciudadanía deprimida, triste, exhausta, que renuncia a informarse porque no soporta tantas malas noticias seguidas. Su desánimo puede llegar a convertirse en un arma política. No sería para menos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_