_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Freud ‘pantojer’

Sostiene el padre del psicoanálisis que, pronto o tarde, para hallar tu sitio en el mundo has de matar a tu padre. A Francisco Rivera Pantoja, 36 años largos, la vida le hizo la putada de darle el trabajo hecho

Luz Sánchez-Mellado
Fotografía de archivo de la cantante Isabel Pantoja y su hijo Francisco Rivera Pantoja en el programa de televisión 'Supervivientes', en Madrid, en julio de 2019.
Fotografía de archivo de la cantante Isabel Pantoja y su hijo Francisco Rivera Pantoja en el programa de televisión 'Supervivientes', en Madrid, en julio de 2019.Diego Puerta (GTRES)

Sostiene Freud que, pronto o tarde, para hallar tu sitio en el mundo has de matar a tu padre. A Francisco Rivera Pantoja, 36 años largos, la vida le hizo la putada de darle el trabajo hecho. El artista antes conocido como Paquirrín era aún lactante cuando el toro Avispado corneó de muerte a su viejo dejándole de herencia, o de losa, una leyenda insuperable, un apodo horrísono y una mater dolorosa, ora omnipresente, ora ausente por razón de su condición de diva de la copla. De matar a la madre creo que Freud no dijo nada, supongo que porque, aparte de falocéntrico, creía que en el pecado llevamos la penitencia. La cosa es que Paquirrín creció, mutó en Kiko, lo vimos caer, levantarse, dar tumbos, encadenar novias y vicios, según narró él mismo vía exclusivas, sin acabar de encontrar su hueco, pese a haber pagado el peaje freudiano de matar al padre y un edipazo de libro. Hasta que llegó el ajuste de cuentas.

Anda estos días el expequeño del alma con piel de canela, padre él mismo ya de varias criaturas, poniendo a parir a su señora madre en la tele, jaleado por un coro de hienas dándole más leña a la mona después de haberla adulado hasta la náusea. Dicen que poco le pagan para la audiencia que genera, y no me extraña. El relato es hipnótico. Cuenta Kiko que Isabel Pantoja solo se quiere a sí misma. Que se rodea de palmeros. Que ve en bucle sus conciertos de fino y rosas y se dice guapa, guapa y guapa. Que pidió que le cambiaran de pardo a celeste el color de los ojos a su nieta en unas fotos para evocar al marido muerto, increíble. Pero yo, creyéndomelo todo, mataría por oír su versión de los hechos. Freud tendría material para mil tesis sin salir de Cantora, de acuerdo, pero aterra pensar lo insondable del efecto de tus presencias y ausencias, acciones y omisiones, palabras y silencios en el alma de la carne de tu carne. Ya lo decía Sigmund: el infierno son los otros. ¿O ese era Sartre?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_