Decimonónico
Ha llovido a cántaros en Cuba desde Bahía de Cochinos como para seguir atemorizando con la democracia burguesa, la mano negra del mercado y la explotación del hombre por el hombre
A punto de concluir 2020, los educadores universitarios de Cuba asignan un rol importante al estudio de las teorías políticas, económicas y filosóficas de Lenin dentro del marxismo, sosteniendo que la economía centralizada y el partido único integran un proceso en permanente perfeccionamiento, en pos de la idealización del coautor del Manifiesto del Partido Comunista: la liberación de los trabajadores que nada tenían que perder salvo sus cadenas. Estados Unidos quiso liberar Cuba para quedársela, pero como la Enmienda Platt data de 1901 y no son tiempos de invasiones, excepto la del capital, muy solicitada en los países anticapitalistas, es hora de depurar los credos revolucionarios salvo que se asuma otro medio siglo de modelos inservibles, privaciones, represión y sálvese quien pueda.
Carlos Marx alcanzó influencia universal con la Revolución de Octubre y la Rusia soviética, pero algo se había investigado antes del centenario de su muerte como para avanzarse que pese a teologías, dogmas y estructuras científicas, el Marx que sobrevivirá es el de la humanización del hombre y su trabajo, y no el referente de la dictadura del proletariado que condujo a la nomenclatura del terror y el Gulag. Ocho años después del centenario, la disolución de la URSS había certificado lo sabido: las naciones que secundaron el marxismo-leninismo impuesto por los legatarios de Stalin cercenaron derechos y libertades y empobrecieron sus sociedades en nombre de la construcción científica del socialismo.
La digresión histórica viene a cuento de los encajes de bolillos para integrar la tambaleante economía cubana en la globalización sin renunciar a las telarañas ideológicas que impiden su desarrollo. Concebido desde la economía política inglesa y la filosofía alemana, el pensamiento marxista decimonónico sitúa al hombre condicionado por las circunstancias de la producción: no es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia. Las relaciones de producción del centralismo cubano del siglo XXI determinan que la mayoría considere la vida laboral en las empresas estatales, desalentadora.
El mundo anhela sociedades más justas, la liberación del oprimido y la humanización del orden capitalista, pero ha llovido a cántaros desde Bahía de Cochinos como para seguir atemorizando con la democracia burguesa, la mano negra del mercado y la explotación del hombre por el hombre. La crítica de Marx no fue doctrina inmutable sino razonamiento en desarrollo. Poco desarrollo puede haber cuando uno de los articulistas de Granma arremete contra el capitalismo argumentando que el dogma de la propiedad privada fue útil, pero ya no lo es porque amenaza la supervivencia del ser humano y del planeta.
La solución para Cuba no es el estado de sitio desde Estados Unidos sino la tolerancia política y la cohabitación de la iniciativa pública y privada en la sala de máquinas de la economía, sin mistificaciones en la conceptualización de soberanía e imperialismo, modernizando las conquistas revolucionarias en la salud y la enseñanza, un hito cuando fueron conseguidas.
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