Imagen
Los seres humanos somos buscadores incansables de sentido
/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisa/4WTNGHV3JBZ5S26BN6DGTPH3YA.jpg)
Las hembras de algunos animales poseen un receptáculo, la “espermateca”, dedicado, como su nombre indica, a almacenar el esperma recibido del macho para administrarlo según su leal saber y entender. Así, cuando estas hembras disponen de óvulos, deciden cuáles fecundar y cuáles no con esas muestras atesoradas en sus entrañas. Cada óvulo fecundado deviene un germen con significado, con sentido. Es un poco lo mismo que hacemos nosotros con las letras acopiadas en la memoria (en la letrateca, podríamos decir) al construir con ellas una palabra. De súbito, un grafema suelto, un sonido vacío,...
Inicia sesión para seguir leyendo
Sólo con tener una cuenta ya puedes leer este artículo, es gratis
Gracias por leer EL PAÍS