Menú de reformas

La grave crisis económica que atraviesa España por la pandemia de la covid-19 concede especial importancia a los análisis y diagnósticos que organismos internacionales hacen sobre las alternativas de política económica disponibles. Esta semana, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alabado el grueso de las medidas adoptadas por España, como los ERTE, las medidas de liquidez, el ingreso mínimo vital y los esfuerzos para mejorar la progresividad fiscal y la capacidad recaudatoria. Al tiempo, alerta de los riesgos de una recaída económica por los rebrotes, reclama un plan para reducir la deuda y plantea al Gobierno un interesante menú de reformas.

La declaración del Directorio Ejecutivo viene acompañada de un informe que tiene el inconveniente de estar cerrado antes de que se presentasen los Presupuestos y que, por tanto, no se pronuncia expresamente sobre sus medidas. Cuando se redactó, aún se temía una amplia subida de los tipos reducidos del IVA que el organismo aconseja realizar más adelante y que el propio Gobierno descartó (salvo en las bebidas azucaradas por razones de salud). El FMI daba a entender que también habría que retrasar la subida de impuestos al diésel, quizá la medida fiscalmente más regresiva de los Presupuestos, pero el Gobierno ya ha dejado claro que tampoco seguirá adelante con ella. En cambio, sí ve bien que suban los impuestos a los grupos más pudientes y menos afectados por la crisis, de modo que las recetas fiscales del Fondo están muy lejos de ser la enmienda a la totalidad al Gobierno que algunos han querido ver.

Los técnicos admiten que les ha sorprendido el robusto crecimiento del tercer trimestre. Pero su advertencia sobre los riesgos de una recaída económica y de la posibilidad de que una recuperación completa se retrase hasta 2025 deben ser tenidos en cuenta para no retirar antes de tiempo el apoyo a la economía. El informe rechaza los compromisos permanentes de subidas de pensiones y sueldos de los funcionarios. Con el alto déficit estructural y la frágil situación económica, es cierto que son chocantes las ganancias de poder adquisitivo con cargo al erario público para colectivos que tienen garantizado sus ingresos, sobre todo en el caso de los funcionarios. El Fondo reclama una reforma de las pensiones y alerta de las presiones sobre el gasto que supone el envejecimiento de la población. Las recientes medidas impulsadas por el Pacto de Toledo son solo un parche temporal y es cierto que serán necesarias acciones más sustanciales.

El FMI también señala cómo la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy fracasó a la hora de acabar con la segmentación entre fijos y temporales. Aunque sus técnicos admiten que sirvió para crear más empleo, dejan claro que lo hizo a costa de una precariedad cada vez mayor y del crecimiento de los trabajadores pobres, y aconsejan el contrato único con indemnización creciente complementado con la llamada mochila austriaca, un fondo que no desincentive el cambio de empleo.

Pensiones, mercado laboral, pero también alquileres, agilización de los procedimientos de insolvencia, supervisión eficaz de los fondos europeos, medidas para la igualdad de género y diseños más inteligentes de los esquemas de ingreso mínimo que incentiven participar en el mercado laboral están en el menú de reformas que el Fondo señala y a las que el Gobierno debería prestar atención.