_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Indultos y reformas: para quién

¿En qué consistiría, pues, una solución verdaderamente progresista? Probablemente, en un acuerdo multilateral y sostenible, que no sólo tenga en cuenta, sino que exija, que vuelva ineludible la inclusión de minorías políticas en la toma de decisiones

Jorge Galindo
Llegada de los presos del 'proces' en una imagen de enero.
Llegada de los presos del 'proces' en una imagen de enero.A. G. (Reuters)

No. El problema no es que una sentencia lleve a modificar una ley. Tampoco que se tome en consideración una petición de indulto a la que, efectivamente, cualquier condenado tiene derecho. No lo es al menos desde una perspectiva progresista, que a diferencia del inmovilismo conservador considera la norma como algo inevitablemente vivo, cambiante dentro del equilibrio competitivo de poderes, sometida a su contexto. El problema (hoy como ayer) es por qué, para qué y sobre todo para quién se emprende el proceso.

De recorrerse, esta eventual senda produciría un pacto entre élites que representan exiguas mayorías. Nada nuevo en realidad: así ha funcionado el equilibrio territorial español durante las últimas décadas. De manera bilateral, excluyendo tanto a las respectivas minorías que en ese momento no detentan el poder (en el caso de Cataluña, que casi nunca han tenido acceso a él debido a la intencionada hegemonía nacionalista) como al resto de autonomías. Y todo, para ponerle apenas un parche a la gobernabilidad inmediata: para aprobar unos presupuestos generales. Insisto: nada nuevo, nada demasiado distinto a los intercambios seculares de los partidos mayoritarios con los periféricos. Con una importante salvedad: esta vez, tras un intento fallido de secesión, el desgaste periódico al que se somete a los excluidos del pacto es aún más dañino que de costumbre. Estamos poniéndole una muleta a la gobernabilidad a corto plazo, solo para enviarla hacia un precipicio.

¿En qué consistiría, pues, una solución verdaderamente progresista? Probablemente, en un acuerdo multilateral y sostenible, que no sólo tenga en cuenta, sino que exija, que vuelva ineludible la inclusión de minorías políticas en la toma de decisiones. Un acuerdo que tanto en Cataluña como en el conjunto de España acabe sustituyendo hegemonías por mecanismos para producir, si no consensos, al menos distribuciones equitativas de poder.

Quizás dicho acuerdo incluiría una reforma del Código Penal. Yo no lo creo, en la medida en que puede interpretarse como favor a quienes denostaron los derechos de dichas minorías (algo muy poco progresista). Otorgarles, en cualquier caso, poder en la eventual negociación es la única manera de superar la lógica que nos ha traído hasta aquí: una que nos pareció aceptable durante demasiado tiempo, hasta que nos dimos cuenta de que estaba gestando su propia derrota. @jorgegalindo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jorge Galindo
Es analista colaborador en EL PAÍS, doctor en sociología por la Universidad de Ginebra con un doble master en Políticas Públicas por la Central European University y la Erasmus University de Rotterdam. Es coautor de los libros ‘El muro invisible’ (2017) y ‘La urna rota’ (2014), y forma parte de EsadeEcPol (Esade Center for Economic Policy).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_