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Columna
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No dejen que me convierta en una camiseta

Entre la covid-19 y las balas, el campesino Erasmo Teófilo es hoy uno de los defensores de la Amazonia más amenazados

Eliane Brum
El agricultor Erasmo Alves Teófilo, líder de la Vuelta Grande del Xingú, fotografiado en la Amazonia en diciembre de 2019.
El agricultor Erasmo Alves Teófilo, líder de la Vuelta Grande del Xingú, fotografiado en la Amazonia en diciembre de 2019.Jonathan Watts

Erasmo Teófilo se despierta en Anapu, en la Amazonia, sin saber si estará vivo al final del día. Con problemas respiratorios, el líder campesino se encuentra entre la población de mayor riesgo si se contagia de coronavirus. Pero no es la enfermedad que ha paralizado el mundo lo que aterroriza a Erasmo, a su esposa y sus hijos pequeños. Con el apoyo explícito de Jair Bolsonaro, los ladrones de tierras públicas, madereros y mineros ilegales ven la pandemia como una oportunidad para ocupar territorio protegido. Los ataques contra la Amazonia y sus protectores han multiplicado su intensidad. Y sus guardianes, como Erasmo, además de las balas, ahora también se enfrentan a la covid-19. “Mientras sucede la pandemia, aquí hay mil motosierras. Lo están destruyendo todo. No quedará nada”, denuncia.

Erasmo se recorta sobre la selva como una figura impresionante. Afectado de poliomielitis en la infancia, no puede andar. Pero ya han intentado matarlo tres veces. Arrastrando una silla de plástico blanca, lidera a 300 familias de campesinos pobres. De manera espontánea, se ha creado una campaña para protegerlo a él y otros líderes, con el título: “No se convertirá en una camiseta”. Una alusión a las camisetas que llevan estampada la pregunta más importante del Brasil actual: “¿Quién ordenó matar a Marielle Franco?”. La investigación para encontrar a los responsables del asesinato de la concejala de Río de Janeiro conduce al entorno de la familia Bolsonaro, que utiliza su poder para impedir que avance. El crimen se acerca a los mil días sin solución.

Como señalan las solicitudes de investigación de crímenes de lesa humanidad en la Corte Penal Internacional, Bolsonaro utiliza la covid-19 para minar la oposición a su proyecto de explotación predatoria de la selva. Las pruebas de esta acción también se exponen en un informe oficial de la ONU, que se presentará a su Consejo de Derechos Humanos. Organizaciones indígenas e investigadores denuncian que la intencional falta de pruebas entre la población tiene el objetivo de no registrar los casos y ocultar el descontrol de la pandemia. Parte de los grandes líderes de la selva han muerto por covid-19 en los últimos meses y, con ellos, la resistencia.

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Los dos primeros años de Bolsonaro ya se han convertido en los peores en deforestación e incendios en la selva en una década. A pesar de la presión internacional, Bolsonaro ha reducido el presupuesto de los órganos de control ambiental para 2021. Hoy los destructores de la selva encuentran muy pocos obstáculos más allá del cuerpo de supervivientes como Erasmo Teófilo. No basta para impedir que la Amazonia alcance en breve el punto sin retorno, un lugar del que la humanidad tampoco podrá volver.

Traducción de Meritxell Almarza

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