_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La conjura de los irresponsables

Algunos gobernantes están más tiempo evitando el coste político de gestionar la pandemia que asumiendo la responsabilidad de hacerlo

Pablo Simón
Manifestación contra el uso obligatorio de mascarillas en la plaza de Colón de Madrid.
Manifestación contra el uso obligatorio de mascarillas en la plaza de Colón de Madrid.Jesús Hellín (Europa Press)

Hace pocos días se publicó una encuesta comparada de Pew Research sobre la gestión de la pandemia. Sólo en dos países, Reino Unido y EE UU, la mayoría de la población piensa que su Gobierno lo ha hecho mal. Para España el sondeo dibuja una curiosa paradoja: hay una mayoría de los españoles, el 54%, que piensa que la crisis se ha gestionado bien, pero, al mismo tiempo, ocupa la tercera posición en evaluaciones negativas, el 47%. Unos datos parecidos, aunque con ligera ventaja de los críticos, a los publicados por YouGov entre los meses de marzo y junio.

Los datos objetivos sobre la pandemia son incontrovertibles. Somos el país con mayor índice de contagios de toda Europa. Por más que la segunda ola se pudiera anticipar y se replique en el Viejo Continente, en España ha golpeado antes y con mucha mayor intensidad. Para explicar esta situación se recurre a justificaciones perezosas, como la irresponsabilidad de los jóvenes (debe ser que en Italia o Grecia no los hay), o se descarga todo sobre la responsabilidad individual (pese a que somos de los más cumplidores en mascarillas o distancia social de Europa). Hay una percepción de administraciones desbordadas y en ninguna comparativa salimos bien parados.

Sin embargo, España sigue dividida por la mitad respecto a la gestión y sin apenas alteraciones desde el inicio de la emergencia sanitaria, algo que quizá se relacione con dos elementos. El primero es la estrategia de la polarización política. Los rechazos cruzados entre electores, alentados desde medios y partidos, son ideales para evitar la rendición de cuentas. De un lado, porque intensifican el uso de atajos partidistas e ideológicos para interpretar y filtrar la información de la crisis que estamos padeciendo. Del otro lado, porque mueven el debate público hacia el quién y no al qué. Es decir, discutimos mucho sobre el proponente y poco la eficacia de la política concreta.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El segundo elemento es la propia estructura del Estado autonómico, que facilita la dispersión de responsabilidades. La escasa coordinación horizontal e intersectorial, la ausencia de lealtad federal, facilita comportamientos oportunistas. Hay incentivos para que los gobiernos de diferentes partidos acusen a otro nivel administrativo de la mala gestión. Gracias a esto, los votantes siempre pueden buscar un gobierno de signo político contrario al que culpar del desgobierno y eso, de nuevo, permite reforzar el blindaje partidista.

Quizá esta combinación nos indique por qué terminamos respondiendo a la pandemia con medidas más efectistas que efectivas. Después de todo, algunos gobernantes están más tiempo evitando el coste político de gestionar que asumiendo la responsabilidad de hacerlo. Debemos romper con esta trampa perversa. Hemos perdido muchas vidas. Sigue habiéndolas en juego. Por favor, ya basta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pablo Simón
(Arnedo, 1985) es profesor de ciencias políticas de la Universidad Carlos III de Madrid. Doctor por la Universitat Pompeu Fabra, ha sido investigador postdoctoral en la Universidad Libre de Bruselas. Está especializado en sistemas de partidos, sistemas electorales, descentralización y participación política de los jóvenes.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_