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Columna
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El terror de Puigdemont

El 'president' enfiló la declaración secesionista porque le aterrorizaron las acusaciones que le llovieron de actuar como un traidor

Xavier Vidal-Folch
Carles Puigdemont anuncia que piensa convocar, sin el aval del Gobierno del Estado, el referéndum del 1-O.
Carles Puigdemont anuncia que piensa convocar, sin el aval del Gobierno del Estado, el referéndum del 1-O.Toni Albir (EFE)

Casi tres años después, la apertura de los papeles de Iñigo Urkullu sobre su mediación entre Mariano Rajoy y Carles Puigdemont, antes de decretarse la medida excepcional del artículo 155 para Cataluña, ha puesto los puntos sobre las íes. Los documentos (mensajes, cartas, recados), cuidadosa y fehacientemente conservados por el lehendakari en archivos públicos, fueron inicialmente desvelados por El Periódico, sin censuras a conveniencia de nadie (29/7), y ampliados por otros medios.

Las síntesis de los 600 papeles del dirigente vasco confirman en todo lo esencial, y en mucho de lo accesorio, la primera reconstrucción de Los tres días que conmocionaron Cataluña (25, 26 y 27 de octubre de 2017, que culminaron en la efímera declaración de independencia y la aplicación del 155) que publicamos en este periódico (el 27 de noviembre). A saber, que la madrugada anterior (día 26) a la catástrofe final, el president decidió definitivamente convocar elecciones anticipadas para evitar el recorte temporal de la autonomía; lo comunicó a la dirigencia del procés; y ya en la mañana envió a Madrid el texto de la convocatoria.

“Hoy, después de escuchar al Govern, he decidido disolver el Parlament y convocar elecciones”, empieza el texto que a las 10.05 trasladó a Urkullu y remitió a Madrid comprometiéndose a que “en el decreto” iba a “figurar” la convocatoria según la legislación vigente. La alegación de que eso no fue así, sino que al final no convocó y declaró la secesión por culpa de no haber recibido “garantías” suficientes de Rajoy comprometiéndose a que si llamaba a las urnas no se le aplicaría el 155, es mera cortina de humo para intermediarios y fans, por más que las propague profusamente en su libro M’explico, recién aparecido.

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Puigdemont no había exigido garantías escritas: “Solo me había pedido indicios para responder a Junqueras de que no se aplicaría el 155 y es lo que había conseguido”, mensajea Urkullu a la entonces coordinadora del PDeCat, Marta Pascal, a las 21.28 del día 26. Y reitera el concepto al president a las 21.50: “Cuando me has planteado que Junqueras te pedía indicios”.

¿Por qué aquella mañana Puigdemont quebró su decisión, rompió la baraja y enfiló la declaración secesionista del día 27? Porque le aterrorizaron las acusaciones que le llovieron de actuar como un traidor. Su libro detalla esa angustia (páginas 598 y siguientes). No faltaban más garantías (aunque no habrían sido dañinas). Sobró su miedo. Terrible, sobrecogedor, desesperado.


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