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Columna
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La crisis en las Fuerzas Militares colombianas

Las denuncias sobre abusos en materia de derechos humanos o persecución a la oposición por parte de agentes estatales son bastante comunes en la historia del país

Ariel Ávila
Manifestantes protestan contra los abusos del Ejército colombiano afuera de una instalación militar en Bogotá.
Manifestantes protestan contra los abusos del Ejército colombiano afuera de una instalación militar en Bogotá.Mauricio Duenas Castañeda (EFE)

En cuestión de meses, las Fuerzas Militares colombianas se han visto envueltas en fuertes escándalos que van desde comportamientos ilegales en temas de derechos humanos, hasta casos graves de corrupción. Valdría la pena mencionar algunos de ellos. Por un lado, a principio de este año la Revista Semana reveló que se estaban haciendo interceptaciones ilegales a políticos, periodistas y hasta magistrados de las altas cortes. Meses después se supo, igualmente, de perfilamientos en carpetas sobre políticos, periodistas y personas de la oposición. Todo se habría hecho desde sectores de la inteligencia militar. Producto de esto, varios mandos militares salieron de la comandancia.

En segundo lugar, se conoció un informe de contrainteligencia militar denominado Operación Bastón donde varios altos mandos habrían incurrido en comportamientos ilegales y hasta relaciones con organizaciones criminales. Fue un informe que sacudió a toda la sociedad colombiana debido a lo profundo de la penetración criminal. Pero los escándalos no pararon allí, hace apenas unos días se reveló una presunta red de tráfico de armas desde un sector del Ejército hacia organizaciones criminales, incluyendo La Oficina o antigua Oficina de Envigado, la organización criminal que creó Pablo Escobar en el auge del Cartel de Medellín. La red estaría funcionando desde hace varios años e involucraría a altos oficiales del mando militar.

En medio de estos escándalos, estallaban otros, donde habría presunta corrupción. Pero lo más dramático se vivió hace unos días, cuando se supo que al menos siete militares violaron una niña indígena menor de 15 años. La noticia indignó a toda la sociedad colombiana y rápidamente las peticiones de castigos severos y sobre todo de reformas profundas al aparato militar comenzaron a surgir. La pregunta central es ¿qué sucede dentro de las Fuerzas Militares?

La respuesta es que al menos suceden tres grandes cosas. Por un lado, muchos de estos hechos no son nuevos. Denuncias sobre abuso en materia de derechos humanos o persecución a la oposición por parte de agentes estatales son bastante comunes en la historia de Colombia. La diferencia es que desde el año 2016 no hay conflicto armado, por ende, ahora todo es más visible. Antes de la dejación de armas de las FARC, a los militares se les perdonaba todo, con la idea de que había una guerra contra las FARC y el “todo vale” era el común denominador. Ahora, sin conflicto, esos abusos ya no se perdonan. De los ejemplos más dramáticos son los denominados falsos positivos o ejecuciones extrajudiciales, donde centenares de colombianos civiles fueron asesinados y pasados por guerrilleros.

Lo segundo que sucede es que no ha habido una reforma a las Fuerzas Militares producto del acuerdo de paz. Generalmente, producto de una negociación de paz, se da la desmovilización de la fuerza rebelde y se produce una reforma al aparato militar. En Colombia, por diversos motivos políticos, ello no fue incluido, y ahora se ven las consecuencias. Al final, dicha reforma deberá producirse aún con la oposición de algunos sectores políticos. La reforma no solo debe incluir mayores controles internos y externos, sino que debe reformarse toda la doctrina militar. Es ahí donde está el principal eje de comportamientos no legales del aparato militar.

En tercer lugar, los controles internos dentro del aparato militar son muy relajados, son bajos y la solidaridad de cuerpo, generalmente, significa protección a los culpables. También, una reforma debe mirar sustancialmente la estructura de control interno en las Fuerzas Militares.

Sumado a todos estos escándalos, se puede decir que hay un deterioro sustancial de la seguridad en el país. Todo ello lleva a que la imagen de las Fuerzas Militares y en general la fuerza pública esté cayendo. En fin, se puede decir que la sociedad colombiana está cambiando, se está acostumbrando a la paz y pasar por el lado este tipo de hechos será cada vez más difícil.

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