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Crisis del coronavirus
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Administrar la crisis y sobrevivir políticamente

La emergencia puede llevarse por delante una generación de políticos jóvenes que lograron ganar alcaldías y gobernaciones

Ariel Ávila
Peatones con mascarillas recorren las calles de Bogotá.
Peatones con mascarillas recorren las calles de Bogotá.JUAN BARRETO (AFP)

Antes de lo esperado, las evaluaciones y búsquedas de culpables han iniciado. Colombia comenzó el proceso de confinamiento desde el 20 de marzo, cuando apenas se sabía de algunos casos de la covid-19. Efectivamente, se evitó un escenario como el de España o Italia. La cuarentena, como se esperaba, ralentizó el virus y luego de varias semanas en que el mundo de hundía en la ola de contagios, Colombia permaneció con números bastante bajos. En todo caso, luego de un mes de confinamiento, la presión de empresarios, la situación económica y en general los números comenzaron a presionar una apertura controlada, la cual comenzó desde el 27 de abril. Sin embargo, dicha apertura ha sido en varias tandas. De hecho, aún varios sectores permanecen en confinamiento, van a completar casi tres meses.

Luego del desconfinamiento gradual, ocurrió lo que todos sabían que iba a ocurrir: los casos comenzaron a aumentar. Colombia, junto a Perú, tienen las cuarentenas más largas y es posible que en algunas semanas, producto del aceleramiento de contagios, se den cuarentenas parciales, por ciudades o sectores de ciudades. Obviamente, cada cierre o cada restricción aumenta el impacto del golpe económico.

Los datos son desoladores. El desempleó en el mes de abril llegó al 19.8%, se cree que pasará del 21% para el mes de mayo. La contracción económica podría ser de más del -3% en el 2020 y las proyecciones económicas son complejas con una deuda pública que ronda el 51%. Lo que queda claro, entonces, es que el desastre económico será inmenso. Se cree que Colombia podría regresar a las cifras de pobreza del año 2000, es como si hubiera retrocedido 20 años y se hubiese perdido la década dorada de los precios altos de las materias primas donde centenares de miles de personas salieron de la pobreza y la extrema pobreza.

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En todo caso, con los altos niveles de incertidumbre nadie sabe aún el impacto económico del nuevo coronavirus. Lo que si parece claro es que los alcaldes y gobernadores que se posesionaron el 1 de enero de 2020, así como el presidente Iván Duque, el cual lleva casi dos años en el poder, deberán, por los próximos dos años, administrar una sociedad en crisis. Será difícil que todos los sueños de estos mandatarios se cumplan, y los esfuerzos económicos deberán hacerse para sobrellevar la crisis.

Al menos serán cuatro los componentes de estas crisis. Por un lado, evitar que los más pobres pasen hambre. Para ello, incluso, se habla de una renta básica que cubriría 9 millones de hogares por tres meses, con un aporte económico de un salario mínimo por cada mes, eso, más o menos, significa 280 dólares por mes. En la medida que se den más cuarentenas y la crisis se profundice, es posible que esa renta se amplíe a 5 ó 6 meses. El segundo componente está dado a las pequeñas y medianas empresas. Muchas ya están quebradas, el esfuerzo se enfoca en evitar que más de estas empresas cierren. El mayor impacto está en locales comerciales, como bares, discotecas y restaurantes, los cuales, antes de la crisis, contrataban decenas de miles de personas.

El tercer esfuerzo va dirigido a la gran empresa. Aquí de lo que se trata es de evitar más despidos, por eso el Gobierno está financiando parte de la nómina, aunque para muchos empresarios la medida llegó demasiado tarde. El cuarto esfuerzo aún no se ve, pero se cree que muchas familias entrarán en insolvencia económica en algunos meses, sin poder pagar créditos de vivienda o de consumo. Si bien muchos bancos retrasaron el pago de cuotas, esto durará algunos meses; cuando el pago se restablezca, muchos hogares no tendrán como pagar. Es ahí donde se debe hacer un gran esfuerzo económico.

Con tales niveles de gastos y sin saber aún la magnitud de la crisis, se ve difícil que los grandes sueños y promesas de progreso social se logren. Pero sobre todo, esta crisis puede llevarse y sepultar una generación completa de políticos jóvenes que lograron ganar alcaldías y gobernaciones en octubre de 2019. Realmente, cuesta pensar que alguien saldrá bien librado de todo este desastre.

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