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Marichuy: “Cuando andan en las campañas los políticos nos prometen hasta el río donde no hay”

La primera mujer indígena que intentó ser presidenta desgrana sus ideas sobre el oficialismo y la oposición, la violencia, el clientelismo y el silencio del zapatismo

María de Jesús Patricio en el caracol zapatista de Oventic (Estado de Chiapas), en octubre de 2017.
María de Jesús Patricio en el caracol zapatista de Oventic (Estado de Chiapas), en octubre de 2017.Adolfo Vladimir (Cuartoscuro)
Alejandro Santos Cid

María de Jesús Patricio, Marichuy, (60 años, Tuxpan, Jalisco) pasará a la historia como la primera mujer indígena que intentó alcanzar el Palacio Nacional. Médica tradicional, vocera del Congreso Nacional Indígena (CNI), Marichuy es una de las grandes herederas políticas del zapatismo, que la aupó en 2018 como aspirante independiente a la presidencia de México. No consiguió los votos necesarios para formalizar su candidatura, más simbólica que práctica, pero el poder nunca fue su objetivo. Lo urgente era otra cosa.

Pregunta. ¿Nunca pensaron, usted o el CNI, intentar en estas elecciones algo parecido a las de 2018?

Respuesta. Para nosotros fue una experiencia directa conocer la estructura de la democracia que ellos dicen. Está amañado y pensado solamente para dar continuidad, no hay donde pueda participar realmente la gente del pueblo, la gente de abajo. Tuvimos esa experiencia y nos hizo reflexionar en que tenemos que construir algo diferente, que no solamente tiene que ser como tienen ahorita tomado el poder, sino que tiene que irse construyendo desde abajo. Nos quedó la importancia de ir pensando de manera colectiva y participativa.

P. ¿Fue una experiencia positiva o negativa?

R. Por un lado, positiva, porque fue el acercarnos a las comunidades, convivir, pero a la vez es negativa porque nos sentíamos como los partidos, que llegan y ofrecen solo en tiempo electoral. Falta mucho para ir construyendo una mentalidad diferente porque se han encargado de vender a la gente que solamente en tiempos electorales es cuando se les pregunta qué quieren y no se les vuelve a ver. Nos sirvió mucho para darnos cuenta a nivel nacional de cómo está la conciencia política en torno a la toma de decisiones. Nos hace pensar en el trabajo que plantearon nuestros hermanos zapatistas, y cómo nos falta mucho fuera de Chiapas para ir construyendo, para entender cómo se debe de ejercer el Gobierno colectivo, cómo asumir una responsabilidad sabiendo que quien va a estar al frente no nos va a traicionar o no se va a corromper. Aunque no sean de los pueblos y comunidades, hay muchas organizaciones o colectivos que simpatizaban con la propuesta, pero no había claridad.

P. ¿Qué veían en las comunidades?

R. Sigue habiendo personas que se dejan llevar por las dádivas y que todavía confían en quien va y les ofrece que ahora sí va a ser diferente, que ahora sí se les va a tomar en cuenta. A veces nos decían: ‘¿Qué nos trajeron?’. No, nosotros no venimos a ofrecerles playeras, cachuchas, despensa. Nosotros traemos otra propuesta, pues. Todavía está lo que les han metido por años y que es difícil que se borre, porque lo han usado para controlar la participación en las elecciones. Espero que poco a poco logremos ese abrir de conciencia en los hechos, ya no digo con palabras, sino que vayan viendo que podemos organizarnos de otra manera, que podemos tomar decisiones, que podemos hacer algo que nos han dicho que no se puede.

P. ¿Sembrando Vida [un programa de incentivos a las zonas rurales] entra en la categoría de dádivas? El CNI y el zapatismo son muy críticos con él, pero hay muchas comunidades que lo defienden. ¿Por qué no les gusta?

R. Porque no son parejos. Lo ofrecen, pero de manera amañada. Los compran, los moldean, los tienen a su favor. Lo hemos escuchado en las comunidades de Chiapas, [los beneficiarios del programa] se ponen en contra de sus mismos compañeros que no están de acuerdo, ha habido muertes y desaparecidos por su culpa. Históricamente, hemos visto que es una manera de controlar.

P. Seis años después, con la perspectiva del tiempo, ¿qué impacto tuvo su candidatura para México?

R. Lo hemos visto sobre todo en el partido que está en el poder, el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y Morena: hay muchas candidaturas que toman la bandera de la participación de las mujeres, pero, híjole, ese es el mensaje que nosotros íbamos dando. El problema es que hay veces que detrás de estas mujeres hay un control de los hombres. No es cierto que hay esa autonomía, sigue siendo lo mismo, lo están matizando. Hay suplantación, hay candidaturas de mujeres que ni son indígenas, pero que dicen que son. A veces me da tristeza de escuchar y saber cómo están usando lo que hicimos.

P. Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, dependiendo de dónde tengan mitin, se visten con huipiles. ¿El indigenismo también se ha convertido en una herramienta política?

R. Pues sí. Cuando lo usan por simular o decir ‘estamos con el pueblo’ yo pienso que es una manera de denigrar a las comunidades. [Piensa y se ríe] Es que me puedo contradecir porque a mí también me regalaban vestidos, pero me los daban para que me los pusiera, era un sentir diferente. Es que ahorita esta persona [Gálvez] se pone este vestido, yo creo que es para aparentar que está con los pueblos. Sabemos que representa a los que antes estaban [la coalición entre PAN, PRI y PRD] y que denigraron mucho a las comunidades. Es burlarse de los pueblos.

Xóchitl Gálvez usa un huipil en Ciudad de México, el 19 de mayo.
Xóchitl Gálvez usa un huipil en Ciudad de México, el 19 de mayo. Mónica González Islas

P. ¿Cree que alguna de las dos candidatas mejorará las desigualdades de las comunidades indígenas?

R. Cuando andan en las campañas nos prometen hasta el río donde no hay. Lo dicen, pero que lo hagan, quién sabe. La experiencia por años ha dicho lo contrario y del Gobierno en turno sabemos cuál ha sido su caminar, que tal vez ha ayudado un poco más que los otros, pero no quiere decir que todo lo que dijo lo cumplió.

P. En 2018, denunciaba la pobreza, el despojo, la violencia. ¿Ha mejorado algo el último sexenio?

R. No, no mucho. La situación se ha agravado con la participación de los cárteles, el crimen organizado se está metiendo en los megaproyectos que están imponiendo. Son los que vienen a desaparecer, a asesinar, y conocemos cuántos hermanos que están defendiendo el territorio son asesinados, desaparecidos, encarcelados. Desde 2018 ha sido más difícil para los que están luchando por la defensa del territorio, que es todo: agua, bosques, tierra, organización interna. Se ha desatado toda esta violencia que va de la mano con la estructura del capitalismo para poderse llevar esa riqueza: están quitando de en medio a todos los que se oponen, hay comunidades enteras desplazadas. Esto no se había dado antes. No quiero decir que los anteriores Gobiernos sean mejores, pero hay algo atrasado.

P. El CNI publicó una carta el 18 de mayo que dice que “el Gobierno de López Obrador reprime y desacredita a todo aquel que no piensa como él, como en el pasado lo hicieron los malos Gobiernos de los diferentes partidos políticos”.

R. Se ha mostrado que no es un Gobierno de los pobres, como López Obrador decía. Está dando continuidad a un proyecto neoliberal, aunque diga que no, un proyecto que viene a destruir y que viene a fortalecer al capitalismo a costa de las comunidades. Es lo mismo que los Gobiernos anteriores, solo que este lo hace con facilidad porque sabe que tiene a la gente.

P. ¿Cuáles son los grandes problemas de México?

R. La inseguridad, cada día hay asesinados, desaparecidos. Otro es la cuestión de la tierra: hay conflictos agrarios que llevan años y que no se resuelven. Otro problema es la cuestión de salud, a pesar de que dicen que hay más medicinas y más hospitales, no lo vemos en las comunidades. Otro, que dejen de imponer los megaproyectos, que pregunten a las comunidades si están de acuerdo o no. Están también los desaparecidos, como los compañeros de Ayotzinapa, que nomás los engañan. Que dejen de saquear las riquezas de México y mandarlas a otros países.

P. Hay voces dentro de la izquierda que esperaban que estas elecciones tuvieran alguna propuesta como en años anteriores. ¿Por qué el zapatismo ha elegido el silencio?

R. Híjole. Ya el silencio dice mucho. Por lo que nos han hecho saber, es la situación de violencia que se vive allá. El hecho de que estén en silencio no quiere decir que ya no están haciendo nada. Yo sé que están haciendo algo. No tiene caso estar hablando cada rato, nosotros ya escuchamos cómo piensan, y como ellos nos dicen: ‘No queremos decirles cómo le tienen que hacer’.

P. Hay quien les critica que han dejado a la izquierda huérfana de referentes.

R. No me toca decirles cómo tienen que pensar, si así lo piensan. El problema es que en las comunidades hay muertos, hay desaparecidos y la situación cada vez está más difícil. Que entiendan que los pueblos están viviendo una situación muy difícil ahorita y que tal vez no ha habido momentos para sentarse a reflexionar. Los pueblos tendrán un momento para reunirse, yo creo que pasando la temporada electoral. Que no se desesperen los hermanos que dicen que son de izquierda.

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Sobre la firma

Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.
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