Quién es Xiuhtlaltzin, la primera gobernante tolteca que es la imagen del Gobierno de Claudia Sheinbaum
La gobernante tolteca que en su momento rompió paradigmas ha resurgido como un símbolo en la identidad del Gobierno de México en el denominado Año de la Mujer Indígena
![Xiuhtlaltzin, Año de la Mujer Indígena en México](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CMAAMNEQ7NF2RMJXXKTUXYBBZ4.jpg?auth=ec137ba35ee4436feb895191ebb1111db84aeb06f81f322a997f677cc9dc746d&width=414)
El Gobierno de Claudia Sheinbaum ha declarado 2025 como el Año de la Mujer Indígena. La presidenta ha dicho que el objetivo es “resaltar el papel que tiene la mujer en la humanidad, toda, pero en particular en la lucha por la emancipación y por los derechos de los pueblos indígenas”. La actual Administración ha elegido a cuatro mujeres de las culturas mexica, maya, mixteca y tolteca para representarlas en el emblema de la conmemoración. Una de ellas es Xiuhtlaltzin, la primera reina tolteca.
Esto ocurre en un contexto de desigualdad persistente para las comunidades indígenas en México. Según el Censo de Población y Vivienda 2020, en el país hay más de 7,3 millones de personas hablantes de lengua indígena, lo que representa el 6,1% de la población total. Sin embargo, estas comunidades enfrentan altos niveles de pobreza, marginación, discriminación, despojo y extractivismo. Además, entre 2019 y 2023, al menos 46 defensores indígenas fueron asesinados o desaparecidos por su labor en la protección de sus territorios y derechos, de acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH).
El Gobierno de Sheinbaum ha tomado algunas medidas para restituir derechos a las comunidades indígenas. En diciembre de 2024, la presidenta firmó decretos que devolvieron 2.178 hectáreas de tierras comunales a pueblos rarámuris en la Sierra Tarahumara.
¿Quién fue Xiuhtlaltzin?
Xiuhtlaltzin fue la séptima gobernante de los toltecas y una de las pocas mujeres en la historia mesoamericana que asumió el poder en un contexto dominado desde entonces por líderes masculinos. Junto con su esposo, el señor Mitl, gobernó la ciudad de Tollan-Xicocotitlán (actualmente Tula, Hidalgo) a finales del siglo IX, consolidándola como el centro político, económico y cultural más importante de la región.
Tras la muerte de Mitl, luego de casi 59 años de gobierno conjunto, la tradición dictaba que su hijo, Tecpalcatazin, debía sucederlo; sin embargo, el pueblo rompió con las normas establecidas y proclamó a Xiuhtlaltzin como gobernante, en reconocimiento a su liderazgo y compromiso con la comunidad. Gobernó durante cuatro años hasta su fallecimiento y fue enterrada junto a su esposo en el templo de la Diosa Rana, en un acto que reflejaba el respeto y la admiración que el pueblo sentía por ella.
Además de Xiuhtlaltzin, el Gobierno eligió a otras tres mujeres como emblema del Año de la Mujer Indígena: la mexica Tecuichpo - Ixcaxochitzin, quien nació entre 1509 y 1510; en representación de la mujer maya, Tz’ak-b’u Aha, conocida como La Reina Roja; y la Señora 6 Mono (Señora mixteca de Huachino), de la cultura mixteca.
El debate sobre la representación indígena
La designación de Xiuhtlaltzin como uno de los símbolos del Año de la Mujer Indígena ha generado debates. Algunos historiadores y activistas señalan que el término indígena es una construcción colonial y que estas figuras históricas no se identificaban con esa categoría. Además, persisten cuestionamientos sobre la necesidad de acciones concretas más allá de la representación simbólica. En su columna en EL PAÍS, la escritora Yásnaya Elena A. Gil escribe que “las mujeres representadas existieron en un contexto histórico en el que la categoría indígena no existía y no tenía sentido. En un mundo sin colonización, las mujeres como la llamada Reina Roja nunca fueron categorizadas como ‘indígenas’ (un vocablo proveniente del latín) y nunca sufrieron los efectos estructuralmente injustos y racistas asociados a esa categoría. La mujer maya, mexica y mixteca a las que hace alusión el emblema del gobierno nunca fueron, por fortuna, mujeres indígenas”.
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