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Mujeres indígenas
Columna
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2025: Año de la mujer indígena. Tëxytëjk

Las figuras elegidas por el gobierno como símbolos de la mujer indígena existieron en un contexto histórico en el que esa categoría no existía y no tenía sentido

Mujeres indígenas
Claudia Sheinbaum en Chihuahua, México, el 20 de diciembre.Presidencia de México (EFE)
Yásnaya Elena A. Gil

Con la participación y la asesoría del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el gobierno de México, encabezado por Claudia Sheinbaum, decidió que el año 2025 estará dedicado a la mujer indígena. Diego Prieto Hernández, director del INAH, anunció en la conferencia Mañanera que la dirección de comunicación había determinado crear un distintivo visual integrado por “figuras emblemáticas de nuestros pueblos indígenas”. Explicaron que las cuatro mujeres que forman parte del distintivo visual son Tecuichpo–Ixcaxochitzin, una mujer mexica nacida entre 1509 y 1510 que está representada con una xiuhuitzolli (diadema) y un pectoral; también se presentó a Tz’ak-b’u Aha, conocida como La Reina Roja y que aparece con una pieza textil llamada quexquémetl; mostraron también una representación de una dirigente mixteca conocida como la Señora 6 Mono y también presentaron la imagen de una mujer tolteca de nombre Xiuhtzatzin. Se dijo que cada una de estas mujeres jugó un papel importante dentro de su contexto histórico.

En las redes sociales surgieron preguntas y cuestionamientos sobre las imágenes de las mujeres representadas y los atributos gráficos que les acompañan, se cuestionó si el tocado de plumas es o no adecuado, si las imágenes parecen estar generadas por inteligencia artificial, si el nombre de la llamada Reina Roja de Palenque está mal escrito y si se reproducen prejuicios racistas sobre los rasgos que deben tener las mujeres indígenas, entre otros muchos cuestionamientos y reflexiones. Otras personas expresaron su preocupación porque sostienen que usar la categoría “mujer indígena” en singular refuerza la idea de que se trata de un monolito conceptual que oculta una diversidad impresionante.

Cada uno de estos cuestionamientos da para varias columnas, pero ahora quiero centrarme en un hecho que me parece fundamental: ninguna de las mujeres que presentaron como parte del emblema del año de la mujer indígena es una mujer indígena. Las mujeres representadas existieron en un contexto histórico en el que la categoría indígena no existía y no tenía sentido. En un mundo sin colonización, las mujeres como la llamada Reina Roja nunca fueron categorizadas como “indígenas” (un vocablo proveniente del latín) y nunca sufrieron los efectos estructuralmente injustos y racistas asociados a esa categoría. La mujer maya, mexica y mixteca a las que hace alusión el emblema del gobierno nunca fueron, por fortuna, mujeres indígenas.

En una plática con la extraordinaria escritora tsotsil Ruperta Bautista (quien por cierto acaba de ganar el Premio de Literaturas Indígenas de América que se entrega en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara), me contaba de la importancia de escribir historias de mujeres mayas o mixes que vivan en un mundo sin “kaxlanes”, es decir, en un mundo no colonizado. Eso puede hacerse de dos maneras, una es haciendo literatura especulativa para construir contextos en los que no hay colonización o bien escribir de mujeres como las presentadas en el emblema que usará el gobierno el próximo año, mujeres que vivieron en un momento de la historia en los que la colonización aún no se había llevado a cabo. Ruperta escribió una novela bilingüe, Ixbalam-ek’. Estrella Jaguar, en la que cuenta sobre una mujer maya que vive en el siglo VI y que tiene que tomar el lugar de su esposo para evitar la derrota de su pueblo ante sus enemigos, una mujer que lucha en un mundo no colonizado.

Con todo esto de fondo, es muy interesante cómo el gobierno federal esencializa una vez más el rasgo “indígena” y se le presenta como un rasgo que no puede separarse de la historia de nuestros pueblos, de los pueblos que existían en este territorio miles de años antes de 1492. El historiador Sebastian van Doesburg proponía el siguiente ejercicio: si contamos la historia del pueblo mixteco y los demás pueblos otomangues a partir del comienzo de la domesticación del maíz, tendríamos como resultado que la historia de las mujeres mixtecas tiene aproximadamente 10 mil años, de los cuales, los últimos 500 años han sido consideradas indias y sólo los últimos 200 años han sido llamadas indígenas; hay que recordar que la categoría indígena se comienza a usar con su significado actual hasta el siglo XIX; en otras palabras, para la corona española fuimos indias, para el Estado mexicano somos indígenas. A partir de este ejercicio podemos darnos cuenta de que ser indígenas es solo un momento de nuestra larga historia, que no es un rasgo esencial, que es una condición de opresión que nombra también la resistencia conjunta de pueblos tan diversos. Así como tuvimos un pasado en el que las mujeres mixtecas o mixes no fuimos mujeres indígenas, podríamos pensar en un horizonte utópico en que seamos de nuevo mujeres mixtecas o mixes sin ser mujeres indígenas, un futuro descolonizado.

Por lo que se deriva de la elección del emblema para el año de la mujer indígena, para el gobierno de México ser indígena es un rasgo esencial que se proyecta incluso al pasado en el que no había colonización, es un rasgo que cubre a mujeres que nunca se pensaron ni se supieron indígenas. En el imaginario del Estado, incluso las mujeres que pertenecen al pasado histórico de nuestros pueblos no pueden ser imaginadas sin estar colonizadas y sistemáticamente oprimidas, proyectan la sombra de la subordinación colonial hasta ellas, llamándolas también mujeres indígenas.

Como ha sucedido siempre, se honra a los pueblos y a las mujeres del pasado mientras la opresión continua en el presente. ¿Qué sucede con las mujeres indígenas que resisten al Tren Maya y a los megaproyectos? ¿Qué sucede con las mujeres como María de Jesús Patricio que plantean otros modelos sociopolíticos posibles? ¿Qué sucede con las mujeres nahuas y mixtecas defensoras del territorio? ¿Qué sucede con las mujeres mixtecas, mixes o nahuas a las que nos sucedió ser indígenas?

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