Alejandro Martínez, el ojo fotográfico de Westeros y de criaturas que lanzan fuego en ‘La casa del dragón’
El cinefotógrafo mexicano ha estado a cargo de la composición de la imagen para la popular ficción medieval de HBO en sus dos temporadas y para ‘Fallout’, la serie distópica que ha conseguido 16 nominaciones al Emmy
La casa del dragón, parte de la popular saga literaria Juego de tronos —que también tuvo su adaptación en la pantalla chica a través de 8 temporadas—, es un fenómeno que no es ajeno a nadie. Su segunda temporada llega a su fin este domingo y, desde que inició su recorrido por la televisión hace dos años, ha dejado momentos para el recuerdo. El noveno episodio de la primera temporada es un “clásico instantáneo”, según distintos especialistas. “The Green Council” (“El consejo verde”, en español), como se titula y que fue emitido el 17 de octubre de 2022, es una carrera contra el tiempo debido a la disputa por la herencia de la corona de dos facciones al borde la guerra.
El rey ha muerto. Hay dos bandos de la familia Targaryen que defienden la legitimidad de sus herederos. Un derrocamiento en plan y una princesa y su dragona dispuestas a quemar y destrozar todo. El episodio, filmado con un tono de suspenso hitchconiano, narra la tensión través de los personajes, los ángulos de la cámara y la ciudad de Kings Landing, que se vuelve cómplice de los secretos, alianzas y complots que se fraguan entre sus paredes. Detrás de cámaras y frente a la fantasía, al lado de la realizadora Clare Kilner, se encontraba el director de fotografía mexicano Alejandro Martínez que, junto a un amplio equipo técnico, materializó este evento televisivo que atrajo a alrededor de 29 millones de espectadores solo en Estados Unidos y que reconoció su trabajo con una nominación, en 2023, de la Sociedad estadounidense de cinefotógrafos por su trabajo en el episodio.
Martínez, de 50 años y nacido en Ciudad de México, entró al mundo de Westeros, donde se lleva a cabo la ficción creada por el escritor George R. R. Martin, como un aficionado más. Admite que se subió al barco de millones de personas que seguían Juego de tronos en 2011 y por una seguidilla de coincidencias laborales se convirtió en uno de los directores de fotografía de La casa del dragón, una de las series más aclamadas de la actualidad y que se basa en la novela Fuego y Sangre, también de Martin. El cinefotógrafo mexicano le ha puesto su sello a cinco de 18 capítulos que lleva la producción en dos temporadas.
“Como fanático y cineasta veía la serie [Juego de tronos], y me preguntaba ¿cómo hicieron esto? ¿con qué recursos? ¿cómo puede ser que un capítulo tenga ocho diferentes mundos? ¿en cuánto tiempo se hizo esto? Fue una gran satisfacción para mí poder trabajar en algo que me gusta y de lo que soy fan. Ahí seguimos, dos temporadas después”, cuenta a través de una videollamada.
Martínez es consciente que están trabajando con un material original que es “muy potente” y que a la gente le gusta mucho. Y a pesar de lo que se creería con los guiones, en los que hay mucha intervención de George R. R. Martin y de personas a cargo de la adaptación, dice que existe mucha libertad creativa en el proceso de dar significado a la historia para llevarla al apartado visual.
Pone como ejemplo la escena del capítulo 9, cuando la dragona Meleys irrumpe del piso durante la coronación del nuevo rey. Martínez dice que tanto en el libro como en el guion era un pasaje muy corto, hasta que la tomó el departamento audiovisual. Después de conversaciones con los productores, escritores y realizadores este momento comenzó a crecer.
“Por supuesto que decidimos dónde va la cámara, decidimos qué planos se podían realizar, pero también contribuimos un poco a la carne de la historia. Es muy bonito poder decir esa escena o ese plano se me ocurrió a mí. Cuando Meleys se le acerca a la reina Alicent [interpretada por Olivia Cooke] y a Aegon [encarnado por Tom Glynn-Carney] durante la ceremonia y les ruge, verlo en la pantalla y que a los fans que aman el libro también les haya gustado ese momento, pues la verdad es una de las satisfacciones más grandes de hacer esto”, afirma.
Martínez inició con la fotografía fija en la Escuela Activa de Fotografía y posteriormente cursó la carrera de comunicaciones en el Tec de Monterrey y se especializó en cinefotografía en la Universidad de California, en Los Ángeles. Sin embargo, el germen de la fotografía ya lo llevaba en la sangre. Hasta se podría decir que el cinefotógrafo pertenece a un tipo de realeza, esa que pertenece al Olimpo de fotógrafos que han marcado al cine mexicano y ha logrado trascender fronteras en su época de oro.
Martínez es nieto del cinefotógrafo Raúl Martínez Solares, un protagonista esencial del cine de oro mexicano y con un legado cinematográfico de más de 250 cintas, que incluye la participación de Pedro Infante y Silvia Pinal en Por ellas aunque mal paguen. También es sobrino del director Gilberto Martínez Solares, que tuvo estudios fotográficos en Hollywood y París, quien también fue otro referente de la época y que alcanzó un éxito más tangible al trabajar con el comediante Germán Tin Tan Valdés.
Alejandro Martínez no llegó a conocer a su abuelo, pero la herencia cinematográfica formaba parte de su vida. Creciendo recuerda pasar sus días en distintos platós como ayudante de producción de su padre, que se dedicaba a la realización de comerciales. “Siempre digo que es como el zapatero que lleva sus hijos al taller y aprenden el oficio. Así fue un poco para nosotros. Claro, el gusto viene después y viene con experimentarlo y con hacerlo parte de tu vida. A mí me gusta mucho la fotografía y siempre me gustó mucho, independientemente de mi familia”, precisa.
Dice que tener un legado y un apellido por detrás sí le abrió las puertas, pero no hizo más fácil su proceso de crecimiento profesional. Tuvo que ir ascendiendo, desde el departamento de eléctricos, pasando por segundas cámaras hasta llegar a hacer sus primeras armas. Pasó de hacer cortos, videoclips, como el de la canción Es por ti, del cantante colombiano Juanes, a sus primeras intervenciones como director de fotografía en películas de terror como Kilómetro 31 (2006).
Tras dar el salto a España con el director Gabe Ibáñez, con quien filmó Hierro (2009) y posteriormente Autómata (2014), protagonizada por Antonio Banderas —que le valió una nominación a los Goya a mejor dirección de fotografía—, vio un buen momento para dar el salto a la televisión. Fue ahí, tras comenzar a trabajar pilotos para series como la adaptación de la popular franquicia de terror Scream (2015) o la versión estadounidense de La reina del sur (2016), que conoció a la directora Clare Kilner, quien le ofreció trabajar con ella en La casa del dragón tras haber colaborado juntos anteriormente en otros productos televisivos como The Alienist (2020) y La costa de los mosquitos (2021).
Esta nueva alianza le abrió las puertas a Martínez a formar parte de otra popular saga que tiene sus orígenes en el mundo del videojuego, como lo es Fallout, una serie distópica que nos traslada hasta un mundo devastado por una guerra nuclear y con sus facciones supervivientes en conflicto. Estrenada el pasado abril en Prime Video, esta producción se ha hecho con 16 nominaciones en los premios Emmy, incluyendo la categoría a mejor serie en drama.
Martínez nunca fue gamer (aficionado a los videojuegos), por lo que de inicio no tenía idea de la magnitud o la cantidad de fans que tiene esta saga. Admite que fue un desafío, ya que, por un lado, había que llegar a los grandes aficionados al juego, “que esperan ciertas imágenes, íconos y estética”, pero también a la gente que le gusta el cine, que le gusta la televisión.
“Me puse a analizar como todo el contexto visual de Fallout y esta cosa de respetar esa estética muy particular, de Estados Unidos de los cincuentas, el ritmo nuclear. Tiene una estética muy establecida y, obviamente, no íbamos a ir en contra de eso, sino más bien potenciarla, y creo que lo logramos”, explica.
El director de fotografía mexicano sabe lo que es lidiar con la “presión” de una base de fans expectantes y fieles al material de origen, aunque, a fin de cuentas, este afirma que no es posible filmar pensando en “necesidades específicas”, sino más bien en “honrar la historia”.
“Al final se trata de hacer el mejor trabajo posible. Si tú le tienes ese respeto a la historia, a la iconografía, la estética y te concentras en hacer un buen relato, en un mundo ideal satisfaces a las necesidades de todos. No es que tampoco uno hace este tipo de proyectos para satisfacer a la gente, sino más bien lo haces lo mejor posible esperando que eso sea suficiente”, elabora Martínez.
De momento tiene proyectos a estrenarse próximamente en distintos géneros, pero sin dejar de lado a ese su adolescente interno que se enamoró de la fantasía y de poder controlar la imagen con una cámara. Ya sea nuevamente con un dragón en el reino de Westeros o un ser mutante que recorre el yermo de un Estados Unidos devastado por la guerra nuclear, pero siempre y cuando sea para controlarlos y retratarlos en un cuadro fotográfico.
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