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‘The Alienist’: Nueva York también fue sucio y retorcido

Daniel Brühl, Dakota Fanning y Luke Evans protagonizan la serie basada en el libro de Caleb Carr

Daniel Brühl, en 'The Alienist'.
Daniel Brühl, en 'The Alienist'.

The Alienist comienza con la explicación de su título, tanto en la novela original de Caleb Carr como en su adaptación televisiva. Como recuerdan ambas, antes del siglo XX los enfermos mentales eran alienados, apartados de la sociedad y de ellos mismos. Y sus médicos, alienistas. Así se abre una de las novelas policíacas más populares de las últimas décadas y a su esperada adaptación en 10 capítulos. Una historia donde la realidad de un Theodore Roosevelt o de un J.P.Morgan antes de ser presidente y magnate de las finanzas, respectivamente, se mezcla con el empobrecimiento de Nueva York a finales del siglo XIX.

La serie The Alienist (estreno en Netflix el 19 de abril) cuenta con los nombres de Cary Fukunaga, John Sayles, Eric Roth o Hossein Amini entre su equipo creativo. “Mi cerebro explotó cuando pensaron en mí para Laszlo Kreizler”, el alienista del título, dice a EL PAÍS el alienista de la serie, el intérprete germano-español Daniel Brühl. Su trabajo como el primer criminólogo que mezcla el campo de la psiquiatría, en el que es doctor, con el de la investigación policial no solo es uno de los papeles que más le ha interesado como actor. Además existe un lazo personal dado que su esposa, Felicitas Rombold, es psicóloga. “Me recomendó que me psicoanalizara para encontrar mis demonios y entender a mi adversario”, recuerda. “Pero también necesito desconectar tras el rodaje”, admite el actor.

La adaptación televisiva no escatima a la hora de visualizar los intensos detalles de la novela. Sin poner en duda la importancia del papel de Brühl, liderando el reparto junto con Luke Evans y Dakota Fanning (en su primer trabajo protagónico en televisión), en The Alienist el verdadero protagonista es Nueva York reconstruido con todo detalle en... Budapest. Desde la publicación del libro en 1994 el problema de su adaptación fue cómo reconstruir la sordidez de ese Nueva York emergente a costa de los más débiles. Primero se pensó en hacerlo en Canadá. Más tarde, incluso en la propia Nueva York. Pero cuando no salían los números, las ayudas fiscales a la producción fílmica que concede la capital húngara convirtieron a Budapest en la Gran Manzana. “También hay que resaltar el nivel de detalle que hemos conseguido rodando aquí”, muestra la diseñadora de producción Mara LePere-Schloop durante la visita al set.

Rodada en dos estudios diferentes, la serie reproduce fielmente los tres barrios en los que transcurre la trama: donde reside Kreizler y la alta sociedad, otro de clase media y otro para los barrios bajos, donde sobrevivir es un lujo. Los sets son prácticos, construidos para darle a los actores el ambiente en el que se desenvuelven. “Un mundo que se extiende más del doble en altura y superficie gracias a los efectos especiales”, explica LePere-Schloop. El empedrado viene de Eslovaquia y muchos de los edificios ya existían en Budapest, como la ópera o la estación de autobuses, reconvertida para la ocasión. Todo para ofrecer un ambiente como el de las películas La edad de la inocencia o Érase una vez en América pero en televisión. “No hay nada que envidiar entre ambos medios”, se admira Evans que ya trabajó antes en un Budapest que hizo de Baltimore en 1846 para El enigma del cuervo (2012), filme centrado en la vida de Edgar Allan Poe. “Aquí hemos logrado la misma intensidad, pero durante 10 horas”, prosigue. Brühl le secunda. “Si hay algo que me gusta de The Alienist es que recuerda a lo mejor, a Poe, a Dr. Jeckyl & Mr. Hyde, a Jack el Destripador”, compara.

En total fueron más de treinta escenarios diferentes por episodio. Lo más complejo: los burdeles de jóvenes especializados en pedofilia. LePere-Schloop contó con documentación del Museo Lower East Side Tenement dedicado a esos edificios en los que se hacinaban hasta 15,000 personas de una veintena de nacionalidades. Pero incluso ahí faltaron las imágenes de ese sórdido pasado neoyorquino que reconstruyeron en la serie su colectivo de directores, incluido el español Paco Cabezas.

Una posible continuación

Como con toda serie de perfil alto, la conclusión de The Alienist en EE UU, donde el último episodio se emitió hace tres semanas, trajo rumores de una segunda temporada. The Alienist logró una media superior al millón y medio de espectadores semanales, cifra que duplicó en su emisión en streaming. Una segunda temporada podría sacar más partido a su elevado costo, unos 7,5 millones de dólares por episodio. "Construimos todo con la esperanza de continuar", recordó LePere-Schloop. La productora ejecutiva Rosalie Swedlin precisa que aún no hay nada hablado, aunque deja caer que "la experiencia ha sido tan buena que ¿quién sabe?". Caleb Carr recuperó al personaje del doctor Kreizler en 1997 en su secuela, El ángel de la oscuridad.

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