Juanes presenta una biografía al cumplir los 50: “La música es la forma de relacionarme con el universo”

A Diego Londoño le llegó un mensaje de Juanes hace tres años y medio.

—¿Te atreves a escribir mi biografía?—, le preguntaba el cantante colombiano.

Londoño aceptó de inmediato la propuesta de su ídolo, cuyo nombre verdadero es Juan Esteban Aristizábal, y el resultado se ha presentado este sábado en el Hay Festival de Cartagena, en un evento patrocinado por EL PAÍS AMÉRICA. En una charla moderada por el redactor jefe de EL PAÍS en Colombia, Juan Esteban Lewin, el cantante y el periodista han explicado el proceso creativo de Juanes: 1.577.836.800 segundos. Esa es la cantidad exacta de segundos de alguien que vive medio siglo, justo la edad que cumplió el año pasado el autor de La camisa negra.

Juanes es el menor de siete hermanos de una familia de Medellín. “Desde muy pequeño la música fue la forma de relacionarme con el universo. En casa sonaba de todo: Gardel, Los Panchos. Tenía una conexión muy fuerte. Ese fue el comienzo. Después tuve una epifanía a los ocho, nueve años”, explicó el cantante, que desde el primer minuto se metió en el bolsillo al público que asistió a la charla.

Un profesor de universidad le dijo que era un estudiante que asistía en cuerpo, pero no en alma. Su alma estaba en la guitarra: “Ahí me proyectaba yo”. Pronto quedó claro que iba a ser artista y no académico.

Londoño ha entrevistado a 50 personas, una por cada año de vida del artista que ha compartido escenario con los Rolling Stones. Vivía Juanes en la calle Argentina. Su papá, Javier Aristizábal, se levantaba temprano y tarareaba una melodía en la ducha que despertaba a toda la familia. “Era un niño chiquito gordito”, bromeó el biógrafo. Ese niño tuvo inquietud desde muy pequeño de agarrar alguna de las tres guitarras que había casa, pero eran tan grandes que no podía domarlas.

“Yo era gordo”, agarró el guante Juanes. “Comía arepas y papas fritas. Después me puse a hacer ejercicio para poder rebajar. Esa disciplina me ayudó muchísimo. Desde entonces me gusta levantarme muy temprano, leer y hacer ejercicio. Ese trabajo me ayuda mucho”.

En 1997 se fue a vivir a Miami en busca de una oportunidad., “Estaba en una depresión horrible”, recordó. Después se fue a Nueva York y más tarde llegó a Los Ángeles. Conectó con productores musicales de mucho nivel. “Fue la época más difícil de mi vida. No sabía hablar inglés. Todo el día esperando que algo pasara”. ¿Cómo lo superaste?, le preguntó Lewin. Juanes dijo que para él fue un proceso de aprendizaje “muy teso”. “Cuando estaba a punto de tirar la toalla sin saber qué hacer, mi mamá me dijo que me quedara. Siempre le agradeceré eso”. Resistió, y ganó. Juanes triunfó en la música.

Londoño se puso romántico. “El amor es muy importante para Juanes”. Y contó el momento en el que se enamoraron el cantante y Karen Martínez, con quien tiene tres hijos. Juanes se bajaba de una furgoneta para grabar un videoclip y al bajar se dio cuenta de que no se había echado desodorante. Él hizo el gesto y ella lo vio y se conmovió. Juanes llevaba una camiseta de Harley Davidson y un piercing en la ceja derecha. Londoño tiene grabada en la memoria la escena, que ha plasmado en el libro.

El autor, durante un tiempo, necesitó un descanso. Regresó convencido de que su música debía llevar su marca indeleble: “No quiero hacer la música que está de moda, sino la que me interesa”, explicó Juanes. ¿Qué viene ahora? “Este año sale un álbum, todavía no hay fecha, y hay letras en las que he logrado ser más maduro y profundo. Tiene un lado oscuro y melancólico y otro lado más caribeño, más alegre. Siempre estás navegando entre esos sentimientos”, finalizó.

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