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Crianza
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Cinco respuestas para evitar que tu hijo se coma el caramelo que le ofrecen

“Lo guardamos para más tarde” o “gracias, pero es que se pone como una moto” son dos maneras de desactivar con humor situaciones embarazosas y de minimizar enfados con niños y adultos

Quizá los niños vienen con un pan bajo el brazo, pero lo innegable es que muchos adultos sí que llevan un caramelo bajo el brazo.
Quizá los niños vienen con un pan bajo el brazo, pero lo innegable es que muchos adultos sí que llevan un caramelo bajo el brazo.SolStock (Getty Images)

Se dice que los niños vienen con un pan bajo el brazo, pero lo innegable es que muchos adultos sí que llevan un caramelo bajo el brazo para cada niño. Y además de las chucherías, tienen unas inmensas e intensas ganas de repartirlas, cual cartero americano de película de Kevin Costner [Mensajero del futuro, 1997], por mucho que los padres les pongamos esa cara de: “No, no, gracias”. Son perfectamente conscientes de que los caramelos llevan azúcar, de que no van nada bien para los dientes ni para una dieta saludable… pero también son conscientes de que a su edad ellos hacen lo que les sale de los caramelillos.

Y si tú dices que no, mirarán directamente al niño y se lo ofrecerán a él sin intermediarios. Hay varias maneras de responder ante esta situación, aunque el civismo, los valores y el código penal me impiden recomendar algunas.

Lo importante es adecuar tu contestación a la relación que tengas con esa persona. No es lo mismo un abuelo que les da diariamente una piruleta por mucho que le digas que no lo haga, que alguna abuela ocasional que se saca algo del bolso con cándidas intenciones.

Así que os regalo cinco respuestas más o menos graciosas, porque el humor ayuda a desactivar situaciones embarazosas y a minimizar enfados con niños y adultos.

  1. ”Muchas gracias, lo guardamos para más tarde, que si no, luego no me come nada”. Esta es la respuesta más rápida y menos conflictiva de todo el menú. Lo relevante es que el niño no llegue a tocar el caramelo, por mucho que proteste. Es el adulto quien tiene que guardarlo y, cuando se domina bien el arte de la magia, hacerlo desaparecer en la primera papelera que vea. Algunos quizá diréis que eso es mentir o engañar, y que es mejor decir siempre la verdad. Pero si os queréis complicar la vida intentando explicarle a un adulto con uso de razón lo que ya sabe de sobra… buena suerte.
  2. ”Gracias, pero no le gustan”. ¡Peligro! Esta contestación puede conllevar distintas reacciones aún más complicadas. La primera es que el susodicho regalador disponga de un arsenal azucarado muy variado con el que obsequiar a los muchachos, y te cambie la clásica piruleta por unas nubes o unas chocolatinas. Pero también puede darse el caso de que tu propio hijo te desautorice en directo y confiese alto y claro que sí que le gustan esas chuches y que tú mientes descaradamente.
  3. “¿Sabes qué le gusta más que los dulces? Las monedas de euro”. Si quieren comprar su cariño o su sonrisa, que se dejen de baratijas y saquen la bolsa de doblones. Puestos a malcriar, es mejor que la criatura disponga de dinero para comprarse lo que le apetezca. Y ante la sorpresa, los adultos acaramelados o se ríen y dan dinero o se marchan indignados y ya nunca más os vendrán a ofrecer nada. Es un win-win.
  4. ”Gracias, pero es que hoy ya ha comido tres y luego se pone como una moto”. Con esta respuesta demuestras una cierta permisividad chucheresca pero, al mismo tiempo, un buen sentido de la crianza. La virtud está en el medio.
  5. “¿De qué dentista tienes acciones?”. Entre la ironía lúdica y el zasca moderado, con esta contestación le muestras al regalador de dulces que eres un progenitor concienciado por la buena salud dental de tus criaturas. Y que también (o sobre todo) te preocupas por la buena salud de tu cartera, que cualquier padre que haya tenido que empastar dientes de leche te dirá lo que sale la broma a nivel económico y de complicaciones logísticas.

PD: Y tú, ¿cómo reaccionas ante los caramelos inesperados? Si te apetece, compártelo en los comentarios.

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