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Expertos holandeses revelan el secreto para lograr que los niños coman verduras

El estudio se presentó a principios de mayo en el Congreso Europeo sobre Obesidad, que tuvo lugar en Maastricht. Los expertos apuntan a la recurrencia y la recompensa para que los más pequeños coman este tipo de alimentos

Un niño juega con un brócoli.
Un niño juega con un brócoli.Joaquincorbalan (Getty Images/iStockphoto)
Carolina García

A muchos niños no le gustan las verduras, sobre todo a los más pequeños. Y esto puede ser un quebradero de cabeza para muchos padres y madres. Pero un último estudio, publicado en Holanda, puede tener la solución. La investigación revela el secreto para que los más peques se acostumbren a su textura o sabor y, al final, este alimento tan necesario en nuestra dieta se convierta en algo habitual, e incluso que les guste.

“Es importante que los niños coman verduras desde muy pequeños”, afirma en un comunicado Britt van Belkom, autora principal del estudio y que trabaja el Programa Juventud, Alimentación y Salud del Instituto de Alimentación, Salud y Seguridad de la Universidad de Maastricht, en Holanda. “Sabemos de investigaciones anteriores”, prosigue la experta, “que normalmente los niños han probado de ocho a 10 tipos distintos de verduras antes de que les gusten”. Con esta premisa, la pregunta que se hicieron los expertos fue si pedirles repetidamente que prueben algunas verduras los hace más dispuestos a comerlas: “También nos interesaba saber si proporcionar una recompensa divertida marcaría la diferencia”, añade.

La investigación, denominada Vegetables Box Program [Programa Caja de Verduras, por su traducción al español], incluyó a 600 niños y niñas entre uno y cuatro años, que asistían a guarderías en Limburgo, Holanda. La muestra se dividió en tres grupos: exposición-recompensa; exposición-no recompensa, y no exposición-no recompensa [este era el grupo control]. Los dos primeros grupos tuvieron la oportunidad de probar una gran variedad de verduras cada día que acudían a su escuela infantil durante tres meses. Y los que eran parte de los grupos de recompensa recibieron, además, un premio no comestible, como una pegatina o una corona de papel, cuando probaban una verdura nueva. El estudio se presentó a principio de mayo en el Congreso Europeo sobre Obesidad, que se hizo en Maastricht, Países Bajos.

Al final del estudio, los menores habían probado hasta 14 verduras distintas [tomate; lechuga; calabacín; zanahoria; pimiento; cebolla; brócoli; guisantes; coliflor; champiñones; judías verdes; achicoria; calabaza, y espárragos]. El consumo se midió dándoles la oportunidad de probar trozos pequeños de seis verduras (tomate, pepino, zanahoria, pimiento, rábanos y coliflor) y contando cuántos estaban dispuestos a probar.

En los grupos de exposición con y sin recompensa, los niños identificaron nueve verduras al comienzo del estudio, y terminaron conociendo 11, en el caso del grupo control, estos detectaron de ocho a 10. Al comienzo de la investigación los niños de los tres grupos estaban animados a probar cinco o seis verduras, cuando acabó este número disminuyó en el grupo de control, permaneció igual en el grupo de exposición-sin recompensa y aumentó a siete en el grupo de exposición-recompensa.

Estos resultados indican que ofrecer verduras con regularidad a los niños pequeños en las escuelas infantiles incrementa su capacidad de reconocerlas, según informa van Belkom. Y darles algún premio también favorece esto: “Eso sí, es importante que esta recompensa sea algo divertido y no comida”. “Efectivamente, por mi experiencia personal, ni la recompensa tipo oral, con frases como “eres campeón”, ni las alimenticias son una buena estrategia para que un niño coma verdura”, añade Gemma Bes, nutricionista que además es la encargada de la alimentación de Rafa Nadal y de lo que comen en la Rafa Nadal Academy. “Lo que he observado que funciona es cuando en un papel, delante del niño, añadimos una figurita adhesiva, entonces el pequeño tiene una actitud más positiva en probar una verdura. De todas formas, no soy muy partidaria de recompensar continuamente, si de forma ocasional como un juego”.

Más atractivo el plato, más verduras come el niño

Los cinco sentidos son muy relevantes y hay que tenerlos en cuenta en la cocina y en la presentación de los platos. Los niños tienen muy buen paladar. Las verduras hay que tenerlas en cuenta en la comida y cena por sus propiedades nutricionales”, agrega Bes. “Por ejemplo”, explica la experta, “mi fuente de inspiración siempre han sido los platos asiáticos, aunque en Italia también las cocinan de manera divertida, deliciosa y estética”. En el caso de que a los niños les cueste comer verduras, “no les tenemos que poner un plato de judías verdes con patata, porque fracasaremos. Les serviremos un plato que sepamos que les gusta, como pasta. Por ejemplo: pasta con pesto y verduras salteadas al dente. Otros ejemplos pueden ser: un curry de verduras al dente (importante la textura) y arroz basmati o una hamburguesa de salmón y verduras con puré de patatas”.

La manera de cocinar las verduras también influirá en el éxito de nuestro plato. “Las verduras hervidas no son una buena idea, de nuevo es una textura poco interesante, a los peques les suele gustar sentir cómo crujen. Así, unas buenas opciones pueden ser hacerlas al vapor, salteadas al wok o al horno”, subraya la experta. Además, según explica, es muy recomendable cocinar con nuestros hijos y que juntos decoremos los platos o preparemos salsas para aliñar los platos de verduras: “Siempre digo: Hoy no me gusta, mañana tampoco, pero al mes sí. Con esto quiero decir que hay que seguir intentando y experimentando”.

No podemos olvidar que las verduras deberían ser la base de nuestra alimentación por sus cualidades nutricionales: “Las verduras, las hortalizas o las frutas deberían ser prioritarias porque son alimentos que están relacionados con la prevención de muchas enfermedades y con una mejor calidad de vida”. Por último, la experta sostiene que cada una de las comidas, sobre todo, comida y cena, debería estar formada en gran parte por estos nutritivos alimentos. “En concreto, lo ideal sería llenar la mitad del plato de hortalizas y añadir un cuarto de proteína de calidad (pescado azul pequeño, huevos, carne de pasto…) y otro cuarto de hidratos de carbono (tubérculos o cereales de absorción lenta). De esta manera, obtendremos más riqueza nutricional con la variedad de colores. Y siempre elegir verduras de temporada y de proximidad”, concluye.

Cinco motivos para incluir verdura en nuestra dieta

Según la nutricionista Gemma Bes, las verduras son

  • Ricas en vitaminas y minerales.
  • Tienen pocas calorías.  
  • Ricas en agua y contienen fibra fermentable. Gracias a ello aumentan la sensación de saciedad y funcionan como prebióticos o alimento para la microbiota intestinal.
  • Altas en antioxidantes. Ayudan a luchar contra la inflamación y los radicales libres. Facilitan la no-proliferación de células cancerosas. Cada color nos ofrece diferentes antioxidantes. Os recomiendo variar los colores o diferentes colores en un mismo plato.  
  • Tienen clorofila, con múltiples propiedades, ayuda a oxigenar la sangre, mejora la circulación, reduce el daño del ADN, combate infecciones, es anticancerígena y desintoxica el cuerpo de metales pesados.

"Diversos estudios demuestran un menor riesgo de morbilidad y mortalidad y protección frente a inflamación, enfermedades degenerativas, oxidación y eliminación de tóxicos si aumentamos el consumo de verduras", termina Bes. 

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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