Inteligencia artificial: ¿un aliado o un enemigo para que los niños hagan los deberes?
Aún no hay consenso sobre si los menores deben o no usar herramientas como ChatGPT: mientras algunos expertos defienden que fomentan la creatividad si se utiliza bajo supervisión de un adulto, otros alertan del peligro de que no desarrollen el pensamiento crítico
Los niños y jóvenes tienen a su alcance una nueva herramienta para los deberes: ChatGPT y otras tecnologías de inteligencia artificial (IA) que se han convertido en motivo de debate entre padres, profesores y estudiantes. La resistencia al cambio no es nueva. Sócrates advertía que los libros impresos debilitaban la memoria y deshumanizaban al individuo. Incluso llegó a afirmar que “¡atrofiaban el pensamiento!”. Con la introducción de la calculadora, algunos temieron que los estudiantes perdieran habilidades matemáticas básicas. Sin embargo, hoy se considera una herramienta complementaria. La llegada de internet en los años noventa provocó a la vez dudas, fascinación y alarma en la sociedad. Entonces, muchos pensaron que el acceso instantáneo a la información haría a las personas “menos inteligentes”. Ahora, la inteligencia artificial ocupa ese lugar en el debate educativo.
El doctor Rubén Correa, consultor, investigador y emprendedor en TIC, sostiene que los niños están utilizando la IA de manera positiva y recomienda su uso siempre bajo la supervisión de un adulto que guíe las preguntas. “La IA puede simplificar conceptos difíciles y adaptar ejemplos a la necesidad del niño”, sostiene el también doctorado en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú) y experto en educación. “Es casi como tener a un buen profesor al lado”, añade. Correa asegura que la IA fomenta la creatividad y la motivación por aprender, aunque subraya la importancia de validar la información y no delegar completamente el aprendizaje: “Siempre debe haber un acompañamiento de un adulto, como un familiar o un padre, para verificar la información solicitada y las respuestas”.
Pero la psicóloga Lara Ferreiro, especialista en adicción emocional y desarrollo personal, se muestra crítica con esta tecnología. Ella alerta sobre los riesgos que estas herramientas representan para el aprendizaje y la autonomía de los menores, especialmente en el ámbito de los deberes escolares. “El cerebro y la personalidad no están completamente desarrollados hasta los 24 o 25 años, y permitir el acceso a estas herramientas a edades tempranas es extremadamente peligroso”, sostiene.
Un estudio publicado en enero de 2024, titulado El impacto de la IA en la educación en España y elaborado por Empantallados.com —una plataforma para padres y madres que nace de la necesidad de acompañamiento de los hijos en el mundo digital—, concluye que el 82% de los alumnos ha utilizado alguna herramienta de inteligencia artificial, seguido del 73% de los profesores y el 69% de los padres. Sin embargo, solo el 9% de los progenitores establece reglas a sus hijos para el uso de estas herramientas. Ante estos datos, Ferreiro expresa su preocupación, califica este avance como un “fríe cerebros” y considera que el desarrollo del pensamiento crítico de los niños está en peligro: “Las desventajas son muchas y de gran impacto a nivel cerebral. Los niños y adolescentes no ejercitan su capacidad de pensar ni elaboran sus propios trabajos”. “Esta dependencia puede generar adicción. Se acostumbran al consumo rápido y a la sobreestimulación, lo que afecta directamente al desarrollo del hipocampo, que puede atrofiarse”, añade.
La psicóloga sostiene también que la creatividad y la atención se ven comprometidas: “La generación Z está perdiendo la capacidad de pensar y de ser creativa. La atención que pueden mantener equivale a la duración de un vídeo de Instagram. Además, han perdido la comprensión lectora y están reemplazando su evolución intelectual por el uso de la IA”. Ferreiro califica este fenómeno como un “sedentarismo mental” que perjudica el desarrollo del córtex prefrontal, responsable de funciones autónomas y de la toma de decisiones. “Estas capacidades se están viendo completamente mermadas. Estamos frente a una generación atrofiada, con un grave riesgo de no desarrollar su creatividad”, incide.
En contraste, Correa destaca la importancia de utilizar la tecnología de manera responsable y defiende que la IA puede ser una herramienta valiosa para desarrollar el pensamiento crítico cuando se emplea en debates y actividades reflexivas. Según él, es fundamental plantear preguntas abiertas y crear escenarios que obliguen a los niños a pensar más allá de lo evidente y también valora herramientas como ChatGPT por su capacidad para fomentar la creatividad y simplificar problemas matemáticos complejos: “La IA ofrece alternativas que inspiran más ideas, incluso para quienes no se consideran creativos, y hace que las matemáticas sean más aplicables a la realidad”.
Eso sí, Correa, con dos décadas de trayectoria dedicada a la investigación y desarrollo de la tecnología educativa, considera que la regulación de la inteligencia artificial es inevitable y necesaria, especialmente en aspectos como la protección de la propiedad intelectual y la evaluación educativa. Señala que es crucial evitar el plagio, la difusión de temas inapropiados y fomentar evaluaciones presenciales. Para lograr un equilibrio en el uso de la IA, subraya además la importancia de enseñar a los niños pensamiento crítico y trabajar en su inteligencia emocional: “Es clave que aprendan a manejar la frustración, la postergación de la satisfacción y el respeto hacia los demás”. También prevé la aparición de plataformas más personalizadas y lúdicas tanto para estudiantes como para padres: “La IA será clave para la cognición o superaprendizaje, ayudando a abordar temas difíciles de manera más eficiente”.
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