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Laura Baena, fundadora de Malasmadres: “Las madres están solas frente a parejas que no se comprometen, empresas que no apuestan por las familias y gobiernos que no las escuchan”

Un estudio europeo concluye que las españolas sufren mayor carga mental en la crianza que las mujeres de países como Alemania o Bélgica. La divulgadora explica, también según los datos de su asociación, que esto provoca que muchas se sientan solas, vivan en modo supervivencia o padezcan problemas de salud mental

Laura Baena fundadora Malasmadres
Carolina García

La carga mental de las madres existe y muchas la sufren. Ese trabajo de planificación y organización que no se ve y que sobrevuela la figura materna de una forma constante desde hace generaciones. Aunque se vislumbra alguna mejoría, los datos siguen apuntando a que son ellas las que se siguen encargando mayoritariamente de la crianza de los hijos y de todo lo que ocurre en torno a ella.

En España, además, las mujeres sienten esta carga de tareas más pesada que otros países de Europa como Bélgica, Alemania o Francia. Así lo concluye el estudio El estado de la maternidad en Europa 2024, elaborado por Make Mothers Matter [ONG internacional, establecida en 1947, que aboga por el reconocimiento de las madres como agentes de cambio y contribuyentes vitales a la sociedad] en 12 países europeos —Bélgica, República Checa, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Polonia, Portugal, Eslovaquia, España, Suecia, Reino Unido—. “El 78% de las madres en España declara sentirse mentalmente sobrecargada, la media europea es de un 67%”, resalta el informe.

Un 78% es muchísimo, pero por desgracia no me sorprende. Desde Malasmadres venimos alertando de este agotamiento desde hace años. Un cansancio que no se frena si no apostamos por una corresponsabilidad social; algo que es urgente”, explica a EL PAÍS Laura Baena (Málaga, 44 años), madre de tres niñas y fundadora del club de Malasmadres, una comunidad emocional 3.0 de madres, como ellas se definen, y cuyo Instagram cuenta con más de 890.000 seguidores.

Entre sus conclusiones, el documento que llegó al Parlamento Europeo el pasado 22 de septiembre, también señala, por ejemplo, que las mujeres con hijos de Portugal (un 81%) son las más saturadas —las españolas las segundas— y las de Alemania las que menos, con un 46%. Baena, que también colabora con programas de televisión para concienciar sobre los derechos de la maternidad, señala que estos datos coinciden con los de Malasmadres: “Llevamos escuchando y analizando cómo se sienten las mujeres en la última década. Y no mejora la situación, empeora porque la presión es cada vez mayor. En nuestro estudio El coste de la conciliación, un 73% de las madres declara sentirse agotada prácticamente a diario por la carga mental de las tareas doméstico-familiares y los cuidados”. Según explica Baena, el desgaste es tan grande que las lleva a renunciar a su trabajo, a su propio cuidado o a sufrir algún problema de salud mental: “Estamos presenciando el malestar de una generación de madres agotadas, al borde del colapso”.

PREGUNTA. El 57% del las mujeres encuestadas para el estudio europeo tiene algún problema de salud mental, ¿según vuestra experiencia, cuáles son los más comunes?

RESPUESTA. El estrés crónico es lo principal, somatizar la ansiedad en problemas de salud física y mental. Al principio es el sentimiento de soledad y desbordamiento, de no poder llegar a todo y de ahí a situaciones realmente complejas. A un estado de supervivencia continuo que supera a muchísimas madres. Sienten que la carga mental les desborda. Están sin tiempo de autocuidado. El 85% de las madres, según nuestros datos, se siente sola en la crianza. Estamos en un modo de supervivencia tan grande que nos cuesta hasta pedir ayuda. Normalizamos estar así y esto es muy peligroso.

P. Que el bienestar de las madres españolas sea peor que el europeo, ¿se debe a falta de políticas, a una sociedad más patriarcal…?

R. Hay que tener en cuenta que somos la generación de madres puente. Soportamos el modelo anterior de mujer abnegada, sacrificada, que priorizaba el cuidado de la familia por encima de todo, y ahora estamos nosotras que lo quisimos todo, que nos creímos que era posible conciliar vida familiar y laboral. Y en esa encrucijada nos quedamos sin tiempo para cuidarnos. Nuestro bienestar está olvidado por unas políticas públicas insuficientes, por un modelo de familia que sigue siendo tradicional, sostenido por una culpa de no ser la madre buena que se espera de nosotras y por un sistema laboral insostenible. Y la realidad es que seguimos pidiendo disculpas por tener que cuidar a un hijo enfermo, por ejemplo, que solo el 17% de las mujeres cuenta con flexibilidad laboral, ¿cómo no vamos a estar peor que en países donde hay más derechos y avance social en materia de corresponsabilidad? Por no hablar de la falta de padres corresponsables. Estamos solas frente a parejas que no se comprometen, empresas que no apuestan por las familias y gobiernos que no nos escuchan.

P. El informe de Europa sostiene también que el 53% de las mujeres siente que su rol como madre es reconocido por la sociedad, ¿qué le sugiere este dato?

R. ¿Reconocido? En nuestra asociación decimos alto y claro que la maternidad no se reconoce ni social ni económicamente en España. No se reconoce sin derechos, sin servicios públicos, sin un modelo laboral sostenible, sin presupuestos y sin educación en corresponsabilidad. El bienestar de las madres es una responsabilidad social y un asunto de Estado, pero parece que no interesa.

P. ¿Por qué muchas mujeres no se sienten reconocidas como madres?

R. Porque cuando eres madre la renuncia se alza como la solución. Renuncias a tu salario con una reducción de jornada, con una excedencia, diciendo adiós a la progresión laboral. Renuncias a tu tiempo. Y nos olvidamos que sin políticas de conciliación no hay igualdad ni futuro.

P. En el estudio también se refleja que el 64% de las tareas domésticas las siguen asumiendo las madres, independientemente de si trabajan o no fuera del hogar… ¿Por qué ocurre?

R. Hay una realidad en España y es que muchas mujeres cuando llega la maternidad dejan el empleo porque “no les compensa” trabajar para pagar. No pueden asumirlo. Pero es que, además, cuando no renuncian, e incluso ganan más que sus parejas hombres, siguen asumiendo las tareas y cuidados en mayor medida. Seguimos haciendo el doble de horas, pero es que además lo que van asumiendo ellos es lo más visible, lo más cuantificable y la carga mental no se comparte, que es lo que lleva al mayor desgaste. Desde que nacemos hemos ido aprendiendo creencias que atribuyen a las mujeres la responsabilidad de cuidar a la familia y de sostener emocionalmente el hogar, mientras que a ellos se les asigna un papel secundario, de ayuda, protegiendo su papel en el ámbito laboral. Esto lleva a una desigualdad dentro de casa que se refleja fuera en el mercado laboral. Por eso es fundamental trabajar este cambio de roles.

P. ¿Qué es necesario qué ocurra para que se avance hacia la corresponsabilidad en la crianza?

R. Aquí el ejemplo es crucial. Cuando hablamos de falta de corresponsabilidad, los hombres se incomodan, pero esta incomodidad no llega a ser palanca de cambio porque cuesta soltar privilegios. Por eso necesitamos legislación, empresas comprometidas y que la sociedad se implique. La educación es un arma poderosa, que tiene su mayor reflejo en el ejemplo que podemos ser en casa, pero que tiene que estar también en las escuelas y en la socialización desde que son pequeños.

P. Otro aspecto que en ocasiones no se tiene en cuenta es la conciliación cuando los hijos no son bebés y ya tienen edad escolar o van al instituto…

R. No podemos enfocar la conciliación solo en el primer año legislando solo por y para los permisos de cuidado, que aun así siguen siendo insuficientes. Cuando pasa este momento, una reivindicación constante es la ampliación de la reducción de jornada. Porque parece que a los 12 años los niños y las niñas ya son adultos autónomos, pero no, es una locura como se da la espalda al cuidado. El teletrabajo parecía que sería una realidad pospandemia y hemos visto que no porque al final se ha convertido en la única opción para que algunas madres podamos sobrevivir, y ese no es el enfoque. Hay que regular la conciliación con perspectiva de género e invertir en un cambio de cultura de la empresa. La flexibilidad laboral es uno de los grandes retos, y frenaría la renuncia de las mujeres en muchas ocasiones. Y no olvidemos tampoco que sostenemos el cuidado de nuestros mayores, quedando atrapadas en una generación sándwich que nos aplasta por arriba y por abajo. En definitiva, hay que reconocer el valor de los cuidados, el valor de sostener la vida.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.
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