Un adolescente sin amigos es vulnerable e infeliz: claves para ayudarle a crear buenas relaciones
Algunos menores tienen dificultades para establecer amistades porque no saben autorregular sus emociones, actúan de forma impulsiva o les cuesta aceptar ideas diferentes. El papel de los padres es ayudarles a construir su autoestima y crear un hogar seguro en el que puedan expresarse libremente
Los humanos somos seres sociales y, por esta razón, precisamos el contacto con otras personas. Siempre hemos sentido la necesidad natural de relacionarnos y comunicarnos, compartir experiencias, emociones y gozar de la compañía de los demás. Pasamos gran parte de nuestro tiempo interactuando con otras personas y establecer relaciones positivas es una de las mayores fuentes de satisfacción y bienestar personal. Las amistades son importantes en la vida de cualquiera, pero en la adolescencia es donde adquieren una importancia trascendental. Esta es una etapa en la que el grupo de iguales pasa a ser un refugio, un apoyo incondicional donde el joven puede compartir sus problemas, inquietudes y construir su nueva personalidad. Un lugar seguro donde encontrar respuestas, establecer vínculos intensos y actuar sin complejos o miedo a ser etiquetado.
El adolescente necesita poder identificarse con sus iguales y compartir experiencias con ellos para poder erigir una autoestima sana y definir su nueva identidad. Dentro del grupo se alimenta la lealtad, la sinceridad y el compromiso. Unas relaciones que le permitirán desarrollarse emocional y socialmente y crecer feliz. La adolescencia es el momento donde el menor se alejará del núcleo familiar, buscando su independencia y libertad para empezar a dibujar su propio camino y emprender el vuelo. Un período vital de crecimiento donde deberá empezar a tomar sus propias decisiones y hacerse cargo de ellas.
Por todo ello, para las familias supone un sufrimiento si el joven muestra dificultades para encontrar un grupo de iguales en el que se sienta aceptado y con el que comparta momentos de diversión; observar cómo únicamente sale de casa para asistir al instituto y el resto del día se lo pasa encerrado en su habitación sin ganas de quedar o conocer gente. Será clave que los padres puedan averiguar cuáles son los motivos que provocan este aislamiento para poder ayudar a su hijo a establecer amistades de forma adecuada.
Seguramente no exista un único factor que genere el problema, sino una mezcla de causas que provocarán que el joven se sienta aislado. Quizás sea un chico que muestre muchas dificultades para relacionarse y abrirse a los demás porque es muy tímido, tiene miedo a no ser aceptado o carece de las habilidades sociales necesarias para relacionarse correctamente. O ha tenido experiencias previas negativas en sus relaciones que le han provocado mucha inseguridad, desconfianza o baja autoestima. Puede ser también que las reglas familiares que existen en casa impidan la socialización con los demás chicos de su edad. Otros jóvenes muestran dificultades para establecer amistades porque no saben autorregular correctamente sus emociones, actúan de forma muy impulsiva y les cuesta aceptar ideas diferentes a las suyas. Esta rigidez les provoca conflictos con el resto de adolescentes y les ocasiona mucho malestar emocional.
Se puede ayudar a un adolescente a establecer buenas relaciones sociales, y para ello hay cuatro claves:
- Crear en casa un espacio seguro y de complicidad donde pueda compartir, sin miedo a ser juzgado, cómo se siente con sus iguales y qué dificultades tiene para poder entablar con ellos una amistad. Sentirse apoyado y buscar soluciones conjuntas al problema le dará seguridad y le permitirá, poco a poco, ir abriéndose a establecer nuevas relaciones.
- Ayudar al joven a construir una autoestima robusta será clave para que crezca la confianza en sí mismo y se sienta seguro para abrirse a los demás. El adulto debe mostrarle su apoyo y amor incondicional, ayudarle a identificar sus virtudes y potencialidades y mostrar confianza en sus decisiones.
- Incentivar que el joven establezca nuevas relaciones sociales, motivándole a realizar nuevas actividades deportivas o culturales que le permitan aumentar su círculo de amistades con intereses similares a él. Nunca es tarde para practicar un nuevo deporte, tocar un instrumento musical o aprender dramatización.
- Fomentar que asuma responsabilidades y se haga cargo de las consecuencias de sus acciones cuando se relaciona con los demás. El joven debe aprender a defender sus ideas o elecciones y solucionar sus conflictos de forma respetuosa utilizando una comunicación asertiva y empática. Que desarrolle correctamente su inteligencia emocional identificando y gestionando sus emociones será clave para la gestión de la impulsividad y la tolerancia a la frustración.
- Potenciar que desarrolle las habilidades sociales necesarias para poder relacionarse de manera efectiva con los demás y enfrentar con éxito las exigencias, demandas y desafíos de la vida diaria. Unas habilidades que le posibilitarán actuar de manera competente, comunicarse con respeto y expresar los sentimientos, opiniones y necesidades.
Los adolescentes sin amigos suelen sentirse solos e inseguros y, en muchos casos, desconfían de los demás. Se sienten aislados y vulnerables en esta etapa repleta de cambios físicos, sociales, emocionales y cognitivos. Por este motivo, es muy importante que las familias les ayuden a establecer amistades con las que puedan compartir todo aquello que sienten o les preocupa, puedan divertirse y encontrar complicidad. Ya lo decía el filósofo y orador Séneca: “Una de las cualidades más bonitas de la amistad verdadera es comprender y ser comprendido”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.