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Maneras de sobrevivir a una madre o padre autoritario (o a los dos)

El tipo de crianza autoritaria es un modelo de control absoluto hacia los niños que, lejos de favorecerles, les puede provocar un gran impacto emocional

La American Psycological Association (APA) distingue entre cuatro formas de crianza como las más comunes, que son: los padres autoritarios, padres con autoridad, padres permisivos y padres pasivos.
La American Psycological Association (APA) distingue entre cuatro formas de crianza como las más comunes, que son: los padres autoritarios, padres con autoridad, padres permisivos y padres pasivos.Unsplash

Nacer y venir a este mundo significa crecer bajo el abrigo, los cuidados, la atención y el aprendizaje que nos den nuestros padres en casa. Bajo estas premisas, existen muchos estilos de crianza que los progenitores pueden adoptar con sus hijos y que lo hacen porque entienden que es lo más conveniente y adecuado para ellos.

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La American Psycological Association (APA) distingue entre cuatro formas de crianza como las más comunes, que son: los padres autoritarios, padres con autoridad, padres permisivos y padres pasivos; unos modelos de crianza que fueron desarrollados por la psicóloga clínica Diana Baumrind en 1983, quien hizo un especial análisis entre dos de ellas; hablamos de la crianza con autoridad y la crianza autoritaria, aparentemente muy parecidas, pero que no tienen mucho que ver, y cuyas diferencias se basan en las creencias de los padres, y las demandas hacia los hijos.

Según la investigación de Baumrind, los padres con autoridad son cariñosos y receptivos, pero, al mismo tiempo, establecen reglas y límites, y hacen que se cumplan. La enseñanza se realiza mediante valores y metas establecidas, y por encima de todo, fomentan la independencia de sus hijos, preocupándose por su conducta. La teoría de esta psicóloga supuso la base de numerosos estudios posteriores, en los cuales se refuerza como ideal este tipo de crianza, en contra del tipo de crianza autoritaria.

Las madres o padres partidarios del “guantazo a tiempo”, son frases de las madres o padres autoritarios. Y abundan. Son propias de las mentes rígidas e inflexibles, y en estos casos, el impacto emocional puede ser más lesivo y dejar una huella muy profunda en el niño. La falta de empatía, la frustración existencial y la necesidad de tenerlo todo bajo control demuestran casi siempre inseguridad y una autoestima débil”, declara Valeria Sabater, psicóloga clínica y técnico en psiquiatría por la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC).

¿Qué caracteriza la crianza autoritaria?

Basada en las altas exigencias, la capacidad de respuesta por parte de los niños en este tipo de crianza es muy baja. Si bien, los padres con autoridad son exigentes, los autoritarios van un poco más allá, y exigen obediencia ciega mediante razones como “Lo haces porque lo digo yo”. De esta forma, la comunicación es solo unidireccional a través de reglas y órdenes y, si los niños rechistan, los padres lo ven como una amenaza y contrariedad.

Estos progenitores utilizan una disciplina severa y, a menudo, emplean también los castigos severos y los métodos coercitivos o el clásico “tortazo a tiempo”, como modo de controlar el comportamiento de los niños. ¿El resultado? Pues tal y como recogen las teorías de Baumrind, descritas en la revista de ciencia y psicología Parenting for Brain, los autoritarios, al final, no responden bien a las necesidades de sus hijos y, por lo general, no los nutren, y justifican el trato mezquino que dan a los niños como un amor ciego. “La maternidad autoritaria no permite errores ni de sí misma ni de los propios hijos. Además, deciden por ellos, quién sí y quiénes no pueden ser sus amigos, lo que les gusta y lo que no y, en cualquier conversación, llegan a silenciarlos y responden en su lugar”, agrega Sabater.

Al final, todo esto acarrea que estos menores sean menos independientes, más inseguros, tengan una baja autoestima y problemas de comportamiento, rindan peor en el colegio, tengan una mayor predisposición al consumo de drogas y a los problemas mentales.

¿Cómo pueden sobrevivir los niños a una madre o padre autoritario?

El libro del psicoterapeuta y conferenciante Eric Maisel, Helping Survivors of Authoritarian Parents (Ayudando a supervivientes de los padres autoritarios, por su traducción al español) analiza casos de niños que han pasado por su consulta, y que le han ayudado a dilucidar cuáles pueden ser los mejores recursos para que los niños encaren este tipo de crianza.

Y uno de ellos es poner a prueba la compasión. “Muchos de mis pacientes sentían compasión por el dolor en la niñez de su padre o madre, así que se acercaban de nuevo con la esperanza de volver a conectar con ellos, pero sin éxito, más que en contadísimos casos, ya que el tutor normalmente, lo reconoce como una oportunidad de volver a castigar”, dice Maisel. Otro de los recursos es contestar a los padres sin miedo. El experto destaca la idea de reprender a los padres por sus actitudes mediante fórmulas como: ¿Por qué me gritas?; “Deja de gritarme”, para que, a menos, el padre o la madre se dé cuenta de su comportamiento exagerado y alterado.

La separación física y psicológica un tiempo hasta sanar es, aunque lo más complicado, es otro de los recursos principales. “Casi todos los niños me explicaron que solo la separación física, en un campamento de verano o alguna estancia con abuelos u otros familiares en ambientes saludables, les permitió sentirse más seguros y les brindó la oportunidad de sanar, sobre todo psicológica y emocionalmente”, explica el experto.

Una vez que se ha producido una distancia, mantenerse alerta a los factores desencadenantes es crucial para no volver a recaer en las dinámicas autoritarias. Señales como los gritos, las críticas constantes, los portazos o los castigos sin control hacen que el niño pueda sentirse avergonzado y abrumado, por lo que lo mejor que el niño acuda a un familiar de confianza y le explique la situación. Este siempre será un gran paso hacia delante”, termina.

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