La irrefrenable necesidad de los niños de aprender idiomas
La etapa idónea para la adquisición de una segunda lengua es la infancia. En los primeros años de vida, el cerebro es moldeable y susceptible a nuevos aprendizajes, debido a su plasticidad
La situación actual que estamos viviendo limita las posibilidades de encuentros sociales y viajes, pero, la necesidad de aprender, de enseñar idiomas, no desaparece. “La condición de comunicarse y relacionarse con el mundo sigue produciéndose”, asegura Natàlia Perarnau, filóloga inglesa que pone en marcha el método Kids&us (estrategia que rompe con el sistema tradicional y se usa para el aprendizaje de inglés en niños a partir de 1 año) hace aproximadamente una década. Aprender una lengua extranjera en un mundo plurilingüe es una prioridad.
“La etapa idónea para la adquisición de una segunda lengua es la infancia, sobre todo para el aprendizaje posterior. En sus primeros años de vida, el cerebro del niño es moldeable y susceptible a nuevos aprendizajes, debido a su plasticidad”, manifiesta Estefanía Bueno, psicóloga y orientadora educativa. “Se activa un gran proceso neuronal que genera numerosas conexiones, y con ello, se traduce en el desarrollo de habilidades cognitivas, lingüísticas, emocionales, sociales y motoras. Familiarizarse con un segundo idioma a edad temprana será positivo para el aprendizaje posterior”, añade la experta. La política educativa de la Unión Europea afirma que estudiar idiomas es enriquecedor para el desarrollo personal y profesional, y la legislación educativa vincula el aprendizaje de una lengua extranjera con el currículo, poniendo énfasis en su adquisición a una edad temprana. Según Bueno, algunas de las ventajas que supone el aprendizaje de un idioma a mayores de la lengua materna para el niño son que:
- Favorece la mejora de las habilidades de comunicación: Las oportunidades de aprendizaje se producen en un contexto social por la observación e imitación.
- Incrementa la motivación, por lo que gana autoestima y mejora su autoconcepto.
- Se genera el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico y la creatividad.
La psicóloga menciona el fomento de un “aprendizaje significativo” (concepto de David Paul Ausubel, 1918, referente de la psicología constructivista) “para la asimilación y consolidación del conocimiento del idioma”: “Es fundamental construir este aprendizaje bajo un enfoque lúdico, ya que a través del juego se propicia una mejor comprensión del idioma y se acrecienta su motivación”.
Diego Rodríguez Losada, profesor de inglés de Educación Primaria en el Colegio Plurilingüe Carmelitas Ourense (Galicia), explica que ha comprobado como muchos adolescentes al terminar el Bachillerato eran incapaces de comunicarse en la lengua inglesa, tras años de aprendizaje: “Los métodos de enseñanza a veces obsoletos o un comienzo tardío en el aprendizaje impedían al niño adquirir conocimientos para tal fin”. Rodríguez Losada sostiene que es “esencial una competencia comunicativa de calidad en un segundo idioma”. “Tanto la metodología como los conceptos deben estar en constante cambio. Vivimos en una época tecnológica que como docentes nos obliga a estar a la altura, y cuanto antes empecemos a trabajar en ello, más óptimos serán los resultados”, refiere el profesor de inglés.
La crisis del coronavirus y el aprendizaje de idiomas
Para Natàlia Perarnau enseñar idiomas resulta, en estos momentos de pandemia, más ineludible que nunca por los siguientes motivos:
- La crisis sanitaria implicará una crisis económica. Sabemos que en estas situaciones las persones apuestan, especialmente, por la formación y por adquirir herramientas que les permitan reinventarse y afrontar dificultades y nuevos retos profesionales. Este es el caso del inglés.
- El aumento indiscutible de los canales de comunicación online hace que estemos más abiertos y conectados con el mundo. Por lo tanto, puede que ahora sea más probable que alguien necesite aprender idiomas para comunicarse, estudiar o relacionarse. Así pues, la necesidad seguirá existiendo. Ahora bien, la pandemia ha impactado de forma muy significativa en el mundo de la enseñanza, no solo de idiomas, y las instituciones educativas estamos obligadas a modernizarnos y a prepararnos para seguir proporcionando el conocimiento en cualquier contexto y con la misma calidad. Hemos comprobado que el mundo del conocimiento no podía pararse para nuestro alumnado.
Perarnau afirma que han digitalizado su método “con el fin de garantizar la asimilación en cualquier escenario”. Los seres humanos somos “animales” que necesitamos comunicación y socialización. “Si las fronteras físicas entre países se encuentran en su punto álgido de impermeabilidad, el mundo online que se despliega ante nuestros jóvenes es ilimitado. La comunicación o la apertura sucederá sí o sí, abriéndose paso por dónde pueda fluir más fácilmente”, declara. La colaboración con equipos multilingües en los que la lengua común sea el inglés será cada vez más habitual. “Muchas familias han decidido posponer la actividad extraescolar por el momento, a la espera que la situación se normalice. Aun así, el inglés es de las actividades extraescolares que las familias consideran de “supervivencia” (según un estudio interno realizado por Salvetti) y, por lo tanto, es de las que han intentado preservar”, sostiene la filóloga. “Ahora bien, la extraescolar tiene que estar preparada para seguir existiendo en tiempos de pandemia”, añade.
La virtualidad permite a mucha más gente acceder a diversos contenidos y este es el caso de la educación. “En nuestra empresa nos hemos visto forzados a hacer cambios que quizás hubiéramos tardado años en hacer o probar. Algunos probablemente logren instaurarse, como ocurre con la educación blended (un combinado de presencialidad con virtualidad) a partir de cierta edad”, manifiesta la profesional. La etapa que está viviendo el mundo es circunstancial y no debe perjudicar el proceso de aprendizaje del niño. “Hay niños que tienen cierto bagaje acumulado. Tener un buen dominio del inglés puede marcar la diferencia en el futuro laboral de nuestros hijos”, asevera Perarnau. “Las cifras de desempleo actuales y futuras significarán que niños y jóvenes tendrán que prepararse más decididamente para un contexto internacional que probablemente se torne más difícil y competitivo”, concluye Perarnau.
La sociabilización es primordial en el aprendizaje de un idioma en la infancia
Para Natàlia Perarnau el poder viajar o no, no supone un hecho diferencial para la adquisición de un idioma: “Puede serlo para los adultos, pero viendo cómo la virtualidad está cada vez más presente en nuestro día a día, posiblemente el no viajar no afecte al aprendizaje”. Y ofrece algunas recomendaciones a familias, niños y educadores para que la relación con una lengua nueva sea un camino transitable:
Actitud abierta y positiva frente al aprendizaje de idiomas, aunque el entorno o las herramientas hayan cambiado mucho. Aprender idiomas, independientemente de la pandemia, sigue siendo un MUST.
Mostrarse flexibles a los nuevos entornos de aprendizaje. La educación virtual se ha impuesto por necesidad, pero también ha demostrado que, bien planteada, es una alternativa a la presencialidad. Somos capaces de enseñar y los niños son capaces de aprender en el mundo virtual.
Acompañamiento al alumnado y las familias. Los procesos de cambio son dolorosos y producen incomodidad. La tarea de las instituciones educativas es la de proporcionar soporte y confianza para que la transición se realice de la mejor forma posible. Debemos ser muy accesibles para que tanto el alumnado y las familias nos puedan hacer llegar dudas, inquietudes, y nosotros les podamos comunicar la evolución en el proceso.
En edades tempranas, sin duda, la sociabilización es primordial. Ir a la escuela o a la guardería es un aprendizaje constante que va mucho más allá de los contenidos. Con la convivencia se aprende a vivir en sociedad y a gestionar las emociones, entre las cuales, y muy importante, está la frustración. Aprendemos a través de los sentidos, y el contacto físico es esencial.
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