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Visitar menos al médico y otros motivos por los que es una buena idea crear conciencia ecológica en los niños

Darles buen ejemplo en casa y facilitarles experiencias positivas en la naturaleza les ayuda a conectar con el medioambiente

Un niño disfruta del campo.
Un niño disfruta del campo.unsplash (Unsplash)

Lo que los niños aprenden de pequeños les marca —y les vale— para toda la vida: la educación en la alimentación; la autoestima, la higiene de sueño… Y la conciencia ecológica. Por eso es tan importante saber transmitirles amor por la naturaleza desde su infancia, y crear así adultos capaces de preocuparse y cuidar el medioambiente. Algo esencial, este martes 26 de enero Día Mundial de la Educación Ambiental. Lo explica Juan Antonio Ortega, coordinador de la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica de la Asociación Española de Pediatría (AEP): “El periodo de la vida con más retorno económico y social son los primeros 10 o 15 años de vida. El 85% del peso cerebral se construye en los tres primeros años de vida y termina de cuajarse al final de la adolescencia. Por eso es tan importante que durante ese periodo se aprenda a amar la naturaleza”. Silvia Collado, psicóloga ambiental y profesora de la Universidad de Zaragoza, aún atina un poco más: “La conciencia ecológica, según hemos visto en trabajos llevados a cabo en España, se desarrolla desde edades muy tempranas, entre tres y cuatro años”. Pero todo depende, como en todos los ámbitos, de lo que rodee al crío, es decir, el tipo de estimulación al que se le exponga.

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El papel fundamental de los padres

Vamos, que es fundamental predicar con el ejemplo. Dice Collado: “En la conducta proambiental y la conciencia ecológica de los niños influyen los modelos, sobre todo los padres y, de entre ellos, la madre; pero también el grupo de iguales y los profesores. Tener una figura representativa a la que le importa la naturaleza y el medioambiente y que, además, lo demuestra con acciones, hace que los niños tiendan a comportarse también de manera más pro-ecológica”. Por eso Ortega remarca el papel fundamental que tenemos los progenitores: “Los padres y abuelos tenemos que ayudar a los niños a reconectarse con la madre naturaleza. Hoy los niños tienen montones de amigos en las redes sociales, pero muy pocos para ir a jugar al fútbol a la calle”. Sobre todo en zonas urbanas, en las que están alejados de los bosques y el campo.

El motivo por el que debemos tomarnos en serio esta parte de la educación tiene que ver con que a todos nos interesa que las futuras generaciones de adultos sean responsables con el planeta, la naturaleza, el cambio climático, etc. Pero también con que es bueno para los niños, no solo en el futuro, sino ahora. Y es que se han observado beneficios en su salud mental y física. “Hemos constatado que experiencias de campamentos de verano en la naturaleza pueden suponer mejoras en los límites glucémicos en diabéticos y en el control de vitamina D. Además, contribuyen a prevenir la adicción al alcohol... Los niños con más experiencias de inmersión en la naturaleza visitan menos al médico”, afirma Ortega. Silvia Collado añade: “La naturaleza mejora su bienestar psicológico y físico aumentando su capacidad atencional y disminuyendo las emociones negativas. Pasar tiempo en entornos naturales les ayuda a sobrellevar eventos estresantes y a sociabilizar, así como a mostrar menores índices de obesidad.”

¿Cómo conseguimos que sean proambientales?

Ya sabemos los motivos. Solo nos queda saber cómo conseguirlo, además de dando ejemplo. “Partiendo de los resultados de las investigaciones en las que yo he colaborado, se trataría de posibilitar experiencias positivas de contacto con la naturaleza. Esto no implica salir todos los días al bosque más cercano, sino que podemos trabajarlo en zonas seminaturales cercanas, como puede ser un parque urbano. Es difícil para a un niño querer proteger aquello que no conoce”, comenta Collado sobre cómo educar a los más pequeños.

Y continúa: “Cuando son algo mayores, aparte de estas experiencias positivas, se les debe dar información sobre para qué sirven sus acciones a favor del medio ambiente. En un estudio reciente realizado en colaboración con José Antonio Corraliza, Catedrático de Psicología Ambiental de la Universidad Autónoma de Madrid, comprobamos que los niños que se comportan de manera más pro-ambiental son aquellos que saben el beneficio que sus acciones tienen para la naturaleza. Por ello, sería importante hacer ver a los niños más mayores y a los adolescentes cuál es el efecto real que tiene en el medioambiente que un individuo o una familia recicle”.

Eso teniendo en cuenta que los chavales pasan por fases. Como la (temida) adolescencia: “Nuestras investigaciones demuestran que existe un declive en la conciencia ecológica cuando se llega a ese momento. Es una etapa de cambios en la que principalmente les interesa el grupo de iguales. Si para el grupo de iguales es importante pasar tiempo en entornos naturales, lo será también para el nuestro”. Lo que pasa es que, como cuenta Collado, “en nuestra cultura no suele ser relevante para un adolescente pasar tiempo al aire libre, primando otras actividades como el uso de las nuevas tecnologías. Aun así, si el adolescente ha tenido una infancia en la que la sostenibilidad era relevante, es probable que su conciencia ecológica se reafirme nuevamente al llegar a la edad adulta temprana”, en torno a los 18 ó 20 años.

Escuelas y profesorado

En todo este asunto, las escuelas tienen un papel fundamental, por supuesto. Entre otras cosas porque durante los primeros años y toda la Educación Primaria, los profesores son referentes para sus alumnos. Por eso los expertos como Juan Antonio Ortega recomiendan “tener más experiencias escolares al aire libre, contacto con la naturaleza a través de la plantación de árboles, con huertos en los colegios, salidas a parques urbanos… sencillamente vivir experiencias con plantas, animales y paisajes”.

Precisamente en ese sentido, Ecoembes ha creado un proyecto de educación ambiental denominado Naturaliza, que tiene como objetivo ayudar a impulsar la presencia del medioambiente en el sistema educativo. Ofrece formación y recursos a los docentes de Educación Primaria para que introduzcan este tema en las aulas de forma transversal en asignaturas troncales como matemáticas, lengua o ciencias sociales. Hasta ahora han participado en el proyecto más de 1.268 profesores Naturaliza de un total de 644 colegios en toda España.

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