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Kamala Harris presenta su “alegato final” contra Donald Trump donde el republicano dio una arenga el día del asalto al Capitolio

La candidata demócrata ejercerá el papel de fiscal con los votantes como jurado popular en la Elipse de Washington, junto a la Casa Blanca

Kamala Harris
La vicepresidenta, Kamala Harris, en su intervención de la semana pasada ante el Observatorio Naval, su residencia oficial.JIM LO SCALZO / POOL (EFE)
Miguel Jiménez

Donald Trump es el acusado. El electorado será el jurado popular. Kamala Harris recupera este martes el papel de fiscal con el que dio el salto a la política en un mitin en la Elipse de Washington, el parque contiguo a la finca de la Casa Blanca. Es el lugar de los hechos: desde allí Donald Trump lanzó una arenga a sus seguidores el 6 de enero de 2021, antes de que estos se dirigieran a asaltar el Capitolio. Se trata de un acto lleno de simbolismo. La propia campaña demócrata se refiere a él en términos iguales a los judiciales, como el “alegato final”, el momento en que el fiscal expone los hechos, las pruebas y los testimonios y pide que se declare al acusado culpable. El veredicto se dictará el 5 de noviembre.

Los hechos están claros. Donald Trump se negó a aceptar su derrota electoral frente a Joe Biden en las elecciones de 2020. Trató de revertir el resultado sin éxito. Entre otras cosas, junto con sus asesores, pergeñó un plan para que el vicepresidente, Mike Pence, se negase a certificar la victoria del demócrata en la sesión conjunta del Congreso convocada para el 6 de enero de 2021 y le proclamase a él como presidente reelegido.

En el propio mitin de la Elipse, Trump dijo ante sus seguidores: “Mike Pence va a tener que cortar por lo sano y, si no lo hace, será un día triste para nuestro país. Y Mike Pence, espero que te plantes por el bien de nuestra Constitución y por el bien de nuestro país. Y si no lo haces, voy a estar muy decepcionado contigo. Te lo digo ya mismo”. Después, los insurrectos se dirigieron al Capitolio al grito de: “¡Colguemos a Mike Pence!”. Tomaron al asalto la sede del Congreso e interrumpieron la certificación del voto, que se retomó horas más tarde.

Donald Trump, durante su mitin del 6 de enero de 2021 en la Elipse de Washington, con la Casa Blanca al fondo.
Donald Trump, durante su mitin del 6 de enero de 2021 en la Elipse de Washington, con la Casa Blanca al fondo.Jacquelyn Martin (AP)

Las pruebas de la conducta de Trump están encima de la mesa. Algunas, simplemente, son públicas. Otras, salieron a la luz en el proceso político (impeachment) al que se sometió al expresidente. De los 100 miembros de la Cámara alta, 57 votaron el veredicto de culpabilidad, pero no alcanzaron la mayoría de dos tercios necesaria para la condena. La comisión de la Cámara de Representantes que investigó el asalto al Capitolio sacó a la luz muchas más pruebas y le consideró responsable de la insurrección por unanimidad. A esas se suman las que figuran en el sumario del caso que se sigue contra Trump en un juzgado federal de Washington. El fiscal especial Jack Smith logró que un gran jurado le imputase por cuatro delitos. La dilación del proceso, y la ayuda del Tribunal Supremo, ha impedido que el caso vaya a juicio antes de las elecciones.

Los testimonios son múltiples. Están los que tienen un valor probatorio desde el punto de vista judicial, incorporados también al caso, aunque bajo secreto de sumario. Están los que dieron los que comparecieron ante el Congreso. Además, en esta campaña han cobrado relieve las declaraciones de quienes trabajaron codo a codo con Trump durante su presidencia y que le retratan como un “fascista hasta la médula” que quería tener “generales como los de Hitler”, como el exjefe del Estado Mayor, Mark Milley, y su antiguo jefe de gabinete, John Kelly.

Un peligro para la democracia

Harris acusará a Trump de ser un peligro para la democracia. Es una acusación que Biden ―que no asistirá al mitin― blandió con cierto éxito en las elecciones legislativas de 2022 y a la que su sustituta en la papeleta demócrata otorgó inicialmente un papel secundario. En las últimas semanas, sin embargo, se ha convertido en un tema central de su campaña. Compareció por sorpresa la semana pasada ante su residencia oficial para hacer una breve declaración al respecto. Le acusa de pretender gobernar como un dictador, de querer perseguir a sus rivales políticos, a los que define como el “enemigo interno”. Habrá que ver si le acusa abiertamente de ser un fascista, como ha hecho ya en un par de ocasiones sin llegar a pronunciar ella misma la palabra.

Para Harris es el caso de su vida. Presenta su alegato acusatorio contra Trump en un momento clave. El entusiasmo que generó su nominación se ha apagado. Entre los demócratas cunden los nervios ante la mejora del expresidente en las encuestas y la movilización de los republicanos en el voto anticipado en los Estados decisivos. La candidata demócrata hizo campaña este lunes en Míchigan y seguirá el miércoles y jueves su recorrido por los territorios clave por Carolina del Norte, Pensilvania, Wisconsin, Nevada y Arizona, donde se juega la presidencia.

Además de acusar a Trump, Harris tratará de ofrecer sus propias propuestas para los estadounidenses. Seguramente insistirá en las frases que ha repetido una y otra vez en sus mítines: “pasar la página”, “trazar un nuevo camino hacia adelante”, “una nueva generación de liderazgo”, “poner a la gente por delante del partidismo” o las dos visiones diferentes del país, sin olvidar otro de sus lemas: “No retrocederemos”.

Vista general del mitin de Donald Trump del 6 de enero de 2021.
Vista general del mitin de Donald Trump del 6 de enero de 2021.Evan Vucci (AP)

En el Distrito de Columbia, Biden logró el 92% de apoyo, frente al 5% de Trump. Los tres votos de la capital en el Colegio Electoral los tiene en el bolsillo, pero acude a Washington con la idea de lanzar un mensaje de proyección nacional. No es el momento de Beyoncé ni de Bruce Springsteen. Está por ver si Liz Cheney y otros republicanos la acompañan, como vienen haciendo en algunas intervenciones de Harris centradas en la democracia.

El fallo del jurado electoral será ajustado, según apuntan las encuestas. Prácticamente, la mitad de los votantes no solo absuelven a Trump de su papel en el asalto al Capitolio, sino que lo quieren de vuelta en el poder. Si el expresidente recupera el cargo, los casos contra él quedarán en suspenso. Desde su cargo, podrá conseguir que se retiren las acusaciones en los dos casos federales, el de Washington y el de los papeles clasificados, en Florida. Casi otra mitad del país apoya a Harris. El que gane este juicio popular será el inquilino de la Casa Blanca los próximos cuatro años, justo el decorado de fondo del mitin.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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