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Donald Trump gana apoyos entre los votantes latinos pese a su discurso xenófobo

El expresidente logra sus mayores niveles de aceptación en un sector clave del electorado en la recta final de la campaña

Donald Trump reza en una mesa redonda con empresarios de la comunidad latina, este martes en Doral (Florida).
Donald Trump reza en una mesa redonda con empresarios de la comunidad latina, este martes en Doral (Florida).Carlos Barria (REUTERS)
Luis Pablo Beauregard

David Mendez es parte del ejército de votantes latinos de Donald Trump, un candidato que sigue siendo atractivo para los hispanos a pesar de su duro discurso contra los inmigrantes. “Si no luchamos ahora, este país será comunista en 30 años”, opina Mendez, de 53 años, originario de Ciudad de México y residente en Las Vegas, en el Estado de Nevada. Comenzó a trabajar como mozo en los casinos. Después, repartió juego en las mesas de blackjack y ascendió hasta convertirse en supervisor, un empleo que mantuvo 18 años. “He visto en este tiempo cómo el país va decayendo, los valores morales se han perdido”, señala por teléfono. Votó por Barack Obama en 2008. Desde 2012, sin embargo, vota al Partido Republicano para frenar lo que considera una caída libre del país en el que vive desde hace tres décadas. En Trump encontró un cóctel de “sangre nueva e ideas frescas”.

“Desde 2016 he perdido muchas amistades por mi apoyo a Trump, entre ellos a mi mejor amigo, que dejó de hablarme”, dice Mendez, quien se dedica ahora a la formación financiera. “Los demócratas nos venden la idea de que todos debemos ser iguales, pero eso nos hace flojos. Para que la economía funcione siempre tiene que haber una persona que tenga más. De esa forma crecemos”, opina. Mendez admite que a su candidato favorito “se le va la lengua muy rápido”, pero no se lo toma como algo personal cuando llama violadores o criminales a los mexicanos. También descarta que se lleve a cabo la deportación masiva prometida por el republicano. “Es imposible porque es demasiada gente, pero estoy de acuerdo en que se expulse a los criminales y terroristas que han llegado”, añade.

Mendez tuvo a su ídolo frente a él en septiembre de 2020 durante una reunión de Trump con líderes latinos celebrada en Nevada, uno de los Estados en disputa y donde hay 410.000 latinos registrados para votar. Pidió al entonces presidente darles papeles a los dreamers, los jóvenes indocumentados que arribaron de niños al país. “Te vas a sorprender gratamente”, le respondió Trump. Pero nada sucedió. Los dreamers siguen a la espera de regularizar su situación.

Trump ha celebrado este martes en Florida un evento como al que asistió Mendez hace algunos años. Ha sido una mesa redonda en Doral, una ciudad de Florida cercana a Miami en la que más del 80% de la población es latina (el 35% ha nacido en Venezuela). El expresidente cambió sus planes para reunirse con líderes latinos. Para esto tuvo que sacrificar un discurso en Georgia, uno de los siete Estados bisagra, ante la convención del poderoso lobby de las armas, la Asociación Nacional del Rifle. Esto hubiera sido impensable hace algunos años para un candidato republicano. Sin embargo, Trump ha priorizado un gesto que pretende apelar a los 36 millones de latinos llamados a votar en noviembre. Es el segundo acto de Trump con latinos en menos de una semana. “Las encuestas van muy bien y, quizá más importante, los primeros números de votaciones son increíbles en Estados como Carolina del Norte”, ha señalado el candidato esta mañana.

Kamala Harris se mantiene como la opción en cabeza entre los votantes hispanos. La candidata demócrata cuenta en este colectivo con una intención de voto del 56%, de acuerdo al sondeo de Siena y The New York Times de inicios de este mes. La cifra mantiene una tendencia vigente desde hace 40 años, que coloca a los hispanos sólidamente en el bando demócrata. Trump, de manera sorpresiva, se mantiene desde agosto entre el 37% y el 40% de la intención de voto de este sector clave del electorado. El porcentaje refleja su mejor momento en sus tres campañas presidenciales; en 2016 obtuvo el 28%.

Los analistas se han quebrado la cabeza para tratar de entender cómo un candidato con el discurso de Trump se mantiene a flote entre los latinos, quienes en las elecciones de 2020 ya formaban la primera minoría del país, por encima de los afroamericanos, con el 11% de la población registrada para votar. Estos comicios, además, tienen un gran número de nuevos votantes. Se calcula que uno de cada cuatro hispanos votará por primera vez el 5 de noviembre.

Si Trump obtiene el 37% del voto hispano empatará la marca de Ronald Reagan de 1984. El republicano más votado sigue siendo George W. Bush, quien logró entre el 40% y 44% en 2004. La discrepancia se debe a una supuesta sobrerrepresentación de la muestra de cubanos de Miami-Dade, la comunidad más a la derecha entre los hispanos conservadores del país. Entre la comunidad cubana, Trump aventaja a Harris (46% contra 45% con un 5% de indecisos), según YouGov y Univision. No así entre los mexicanos y puertorriqueños.

Mike Madrid, consultor político graduado en Georgetown y uno de los principales expertos en las tendencias del voto latino, advierte de la historia que cuentan las encuestas. Habla de “oasis latinos”, que aparecen en sondeos donde la muestra es demasiado pequeña para reflejar exactamente la intención de voto. “Estos resultados generalmente crean un sesgo a la derecha mayor al sentimiento real de los votantes, dándole a los sondeos una inclinación más republicana o conservadora (...). Los republicanos a menudo creen que son más competitivos de lo que son, lo que crea muchas sorpresas el día de la elección”, escribe Madrid en The Latino Century: How America’s Largest Minority is Transforming Democracy (Simon & Schuster, 2024). Madrid advierte de que en muchas de las encuestas aparecen sobrerrepresentados los latinos que llevan más tiempo en el país, pero fracasan en encontrar a los hispanos de más difícil acceso: los que migran allá adonde los lleva la economía.

Algunos votantes sí están dando la espalda a los demócratas. Es el caso de Israel Uribe, el dueño de un restaurante de comida tex-mex en Harlingen (Texas), una ciudad en el valle del Río Grande cercana a la frontera con México. Uribe colaboró en 2022 para que la localidad eligiera a su primera mujer alcaldesa, una abogada especializada en inmigración y demócrata. Este año, sin embargo, votará por la candidata republicana al Congreso y por el expresidente Trump, a quien rechazó apoyar en 2020 por la gestión de la pandemia. “Estos últimos tres años han sido muy difíciles para mí y para mi negocio. Las cosas tienen que cambiar”, cuenta por teléfono.

Donald Trump recibe una imagen de la Virgen de Guadalupe como regalo durante la reunión líderes de la comunidad latina en Doral, Florida, el martes.
Donald Trump recibe una imagen de la Virgen de Guadalupe como regalo durante la reunión líderes de la comunidad latina en Doral, Florida, el martes.Carlos Barria (REUTERS)

Uribe admite que estuvo cerca de cerrar su restaurante, que abrió apenas en 2019 junto a un socio que conoció siendo funcionario local. La ciudad siempre ha sido un baluarte demócrata en Texas, el Estado republicano por excelencia del país, pero los conservadores han ido ganando terreno en elecciones recientes. Cree que la gestión de la frontera por parte de la Administración de Joe Biden deprimió la economía local. “Aquí siempre hemos sido muy abiertos con quienes llegan, pero hemos tenido muy mala prensa y uno se cansa de repetir que esta sigue siendo una buena zona para trabajar y en la que hay que invertir”, señala.

“Muchos latinos son conscientes de que la vicepresidenta Harris es el rostro del aumento de miles de precios”, señaló recientemente a la cadena Fox Daniel Garza, el presidente de Libre, uno de los múltiples esfuerzos nacidos recientemente para llevar a los hispanos al granero de votantes del Partido Republicano y que tienen un gran eco en las redes sociales. Es el caso de Lexit, una organización de hispanos que abandonaron a los demócratas para sumarse al movimiento conservador proTrump que tiene más de 200.000 seguidores en Instagram.

Deportación masiva

Efrén Pérez, un psicólogo político de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), asegura en una investigación reciente que el 27% de los latinos se identifican antes como estadounidenses que como hispanos. “Mientras más prioricen su nacionalidad frente a su grupo étnico, más probable es que se piensen como republicanos (...). En contraste, a mayor afinidad con su grupo étnico, más se identificarán como demócratas”, escribe el académico. Pérez y su equipo de investigadores creen que el 27% coincide con la tercera parte de los latinos que se dicen republicanos.

El potencial giro a la derecha puede afectar especialmente a Harris y a los demócratas en los Estados de Nevada y Arizona, donde los latinos fueron claves para que Biden conquistara la presidencia en 2020. Esta campaña, sin embargo, ha estado marcada por la promesa de Trump de llevar a cabo la mayor deportación de indocumentados de la historia.

“En la primera Administración de Trump, muchos de sus gestos antiinmigración fueron simbólicos, como el muro en la frontera. Esto no impactaba a los latinos nacidos aquí, sino a los futuros inmigrantes que trataban de llegar por el desierto”, señala Chris Zepeda-Millán, un profesor de políticas públicas y estudios chicanos de UCLA. El académico advierte de la amenaza que representa el retorno de Trump a la Casa Blanca. “Sería una crisis existencial para el movimiento de derechos humanos de los migrantes por su promesa de deportación masiva. Si empieza a hacerlo, comenzaremos a ver grandes movilizaciones de latinos por todo el país”, añade. Falta primero que Trump vuelva a la Casa Blanca.

Donald Trump
Simpatizantes de Trump esperan al candidato republicano en un evento celebrado en Tucson, Arizona, en septiembre pasado.Alex Brandon (AP/LaPresse)

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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