Robert F. Kennedy suspende su campaña y respalda a Trump: “El Partido Demócrata quiere salvar la democracia acabando con ella”
El candidato independiente anuncia que retirará su nombre de las papeletas en una decena de Estados para mejorar las posibilidades del candidato republicano
La campaña electoral de 2024 aún guarda sorpresas. El ciclo deja un nuevo giro de guion tras el atentado contra Donald Trump y la salida del presidente Joe Biden de la contienda. El camino rumbo al 5 de noviembre deja ahora a un Kennedy trumpista. El candidato independiente Robert F. Kennedy ha tirado la toalla este viernes, diez meses después de haber iniciado su camino a la Casa Blanca. El abogado ambientalista, reconocido activista antivacunas y popular vocero de teorías conspiranoicas, ha cerrado el capítulo esta mañana en Arizona, uno de los siete Estados que definirán la elección del 5 de noviembre. Kennedy, hijo de Bobby Kennedy y sobrino del presidente número 35, John F. Kennedy, retirará su nombre de la papeleta en 10 entidades para elevar las probabilidades de que Trump vuelva a la Casa Blanca.
“El Partido Demócrata quiere salvar la democracia acabando con ella”, aseguró Kennedy en su mensaje. El aspirante de 70 años inició su camino a la presidencia como militante de esta organización, la misma que acoge a la famosa dinastía política. Kennedy quiso disputar la candidatura a Biden, pero en octubre del año pasado eligió la vía independiente, un camino cuesta arriba con el que debía reunir más de un millón de firmas para aparecer en las papeletas de los 50 Estados. Este esfuerzo, que requería al menos de una inversión de al menos 15 millones de dólares, estuvo interrumpido por una serie de batallas legales. Varios de estos litigios fueron comenzados por simpatizantes demócratas de Biden.
“El partido era defensor de la Constitución, de los trabajadores, el que luchaba contra el autoritarismo, el poder corporativo, el imperialismo y las guerras injustas. Pero lo abandoné porque se alejó de estos valores”, aseguró Kennedy, quien asistió a su primera convención demócrata cuando tenía seis años. “¿Quién necesita políticas públicas cuando tienes a Trump para odiar?”, dijo sobre los demócratas.
RFK Jr. entró inmediatamente en las dinámicas de ataque del trumpismo. En pocos minutos, puso en duda la legitimidad de la candidatura de Kamala Harris. “A mi tío y mi padre disfrutaban debatir. Les daba orgullo competir con cualquier oponente y contrastar las ideas. Estarían impresionados al saber que su partido tiene hoy una candidata que no ha dado una sola entrevista ni ha tenido un evento sin guion en 35 días”, aseguró.
El clan Kennedy, sin embargo, ha respondido a la salida del pariente díscolo. “Nosotros creemos en Harris y en Walz. La decisión de nuestro hermano de apoyar a Trump es una traición a los valores de nuestro padre y de nuestra familia”, aseguraron en un comunicado cinco hermanos de Robert Kennedy Jr. El letrado admitió sobre el escenario que su llegada a la campaña republicana será un trago amargo para sus más queridos. “Unirme a Trump será un sacrificio difícil para mi mujer y mis hijos, pero lo vale si hay posibilidades, aunque sean pequeñas, de salvar a los niños de Estados Unidos”, aseguró.
Aún es pronto para saber de qué manera la retirada de Kennedy favorece a Trump. El independiente contaba en los sondeos con una media de intención de voto de alrededor del 5%. Los analistas han advertido de lo difícil que es calcular el valor real de los aspirantes sin partido en un sistema bipartidista. En 2016, el libertario Gary Johnson y la verde Jill Stein presumían tener el 9% y 3% antes de las elecciones, pero solo lograron el 3% y el 1%, respectivamente. La contienda de noviembre será muy cerrada y Kennedy cree que puede ayudar a inclinar la balanza. Según sus cálculos, Harris y Trump están empatados hoy con 269 votos del Colegio Electoral.
Kennedy ha explicado que su nombre permanecerá en las boletas en la “mayoría de los Estados”. “Si vives en un bastión azul (demócrata) puedes votar por mí sin hacer daño al presidente Trump y no ayudar a Harris. Lo mismo aplica en los territorios rojos (republicanos). Te invitó a votar por mí”, aseguró. Su nombre desaparecerá de un puado de Estados, donde aún están en el aire 93 votos del Colegio Electoral.
La campaña de Kennedy inició la noche del jueves el proceso para abandonar la elección en Arizona. La noticia fue confirmada por la Secretaría de Estado de la entidad, responsable de la organización de las elecciones. Esto a pesar de que el equipo de Kennedy anunció recientemente que habían rebasado el número de firmas necesarias para llegar a la papeleta. Entregaron unos 110.000 nombres, una cifra mucho mayor al mínimo requerido de 42.000. Estas firmas, sin embargo, están bajo sospecha. The New York Times publicó esta semana que fueron conseguidas con la ayuda de un comité de acción política, un PAC, y no por medio de voluntarios. La ley federal prohíbe la coordinación de los PAC con las campañas.
Las señales de la salida eran claras. Nicole Shanahan, la candidata a la vicepresidencia de Kennedy, adelantó el martes en una entrevista que la campaña ya estudiaba la posibilidad. “Una opción es mantenernos en la carrera y construir un tercer partido sólido, pero corremos el riesgo de permitir una presidencia de Kamala Harris y Tim Walz porque le quitamos votos a Trump”, aseguró Shanahan en el pódcast Impact Theory.
Kennedy ha admitido que fue un “feroz crítico” de muchas de las primeras medidas de la Administración Trump. Hoy ha intentado explicar a sus votantes el cambio de bando. “Siempre le dije a mis votantes que abandonaría la campaña de convertirme en un spoiler, alguien que tiene la capacidad de afectar el resultado de la elección sin tener posibilidades reales de triunfo. Y la información que tenemos en mis manos muestran que me he convertido en uno, pues no tengo forma viable de ganar”, ha señalado.
Trump y Kennedy llevaban varios meses negociando el apoyo. The Washington Post aseguró en julio que los equipos estaban en comunicación. El periódico afirmó que Kennedy ofrecía salir de la contienda a cambio de obtener un puesto en el Gabinete del republicano en 2025. El abogado ha revelado esta mañana que sostuvo una llamada telefónica con Trump ese mes y semanas después lo visitó en Mar-A-Lago para entrevistarse con el expresidente y discutir una candidatura de unidad. “Me sorprendió saber que estábamos muy alineados en varios temas clave”, dijo. Kennedy manifestó que tendió la mano a Kamala Harris para explorar un camino similar, pero que nunca recibió respuesta.
Shanahan especula que la posición solicitada podría ser en el Departamento de Salud. “Creo que Bobby lo haría muy bien allí, tiene todo mi respaldo”, aseguró en la entrevista. Tanto Kennedy como la campaña trumpista han criticado el papel de Anthony Fauci en la pandemia del coronavirus y de la industria farmacéutica.
Kennedy dedicó buena parte de su mensaje a hablar de las enfermedades crónicas que aquejan a los estadounidenses. Cargó contra el lobby de la industria alimenticia y farmacéutica que, en su opinión, mantienen enferma a dos terceras partes de la población para hacer negocio. “Gastamos más en salud que ningún otro país en el mundo y nadie tiene una carga de enfermedades como la nuestra. Somos el país más enfermo del planeta”, señaló.
Una campaña llena de escándalos
Los estadounidenses se enteraron a principios de este mes, de forma rocambolesca, que Kennedy fue responsable de un misterio sin resolver que duró una década en Nueva York. Kennedy admitió que en 2014 abandonó el cuerpo de un osezno muerto en Central Park e hizo parecer que el animal había sido atropellado por una bicicleta. El episodio le pareció divertido entonces, pero en 2024 fue una revelación que él mismo sacó a la luz como control de daños horas antes de que la revista The New Yorker lo diera a conocer.
Una investigación periodística obtuvo en mayo el historial médico del candidato, quien presume de llevar una vida sana, libre de medicamentos y mantener un cuerpo musculoso para un septuagenario. The New York Times aseguró que Kennedy padeció un caso de neurocisticercosis y que los médicos habían encontrado rastros de un parásito muerto en su cerebro. Cuando Kennedy se divorció de su segunda esposa, en 2012, aseguró que sufría de “problemas cognitivos” y de pérdida de memoria de corto plazo. Tras la revelación del gusano muerto en la cabeza, Kennedy se volcó a las redes sociales para tomarlo a la ligera. “Puedo comerme cinco gusanos más y aún así vencer a los presidentes Trump y Biden en un debate”, aseguró en X.
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