Nikki Haley anuncia que votará por Trump en noviembre tras resistirse a darle su apoyo
La candidata republicana, que se retiró de la carrera hace dos meses y medio, era un símbolo de la resistencia del electorado moderado a alinearse con el expresidente
No ha sido ni mucho menos un apoyo entusiasta, pero finalmente, Nikki Haley ha anunciado que votará por Donald Trump en las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. Haley, que compitió con Trump en las primarias y fue derrotada por goleada, se resistió a pedir el voto para el expresidente cuando anunció su retirada, hace dos meses y medio. Dijo que Trump tenía que ganarse el apoyo de sus votantes. Este miércoles, en un acto público celebrado en Washington, el primero en el que participaba desde su retirada, la exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas ha anunciado que votará por el que fue su rival en las primarias.
“Como votante, mis prioridades son un presidente que cubra las espaldas de nuestros aliados y exija responsabilidades a nuestros enemigos, que asegure la frontera, sin más excusas. Un presidente que apoye el capitalismo y la libertad, un presidente que entienda que necesitamos menos deuda, no más deuda”, ha dicho Haley este miércoles en el Instituto Hudson, un think tank conservador al que se incorporó el mes pasado. “Trump no ha sido perfecto en estas políticas. Lo he dejado claro, muchas, muchas veces. Pero [el presidente Joe] Biden ha sido una catástrofe. Así que votaré a Trump”, ha añadido.
La candidata, sin embargo, ha dejado claro que no da un cheque en blanco al expresidente. Más allá de anunciar su decisión personal, que el simbolismo que tiene, ha evitado pedir abiertamente el voto para Trump a sus seguidores. “Mantengo lo que dije en mi discurso de suspensión. Trump haría bien en acercarse a los millones de personas que me votaron y siguen apoyándome, y no dar por hecho sin más que van a estar con él. Y espero genuinamente que lo haga”, ha añadido, provocando aplausos de los asistentes.
Haley se retiró de la carrera de las primarias tras las votaciones del 5 de marzo, el Supermartes, en las que Trump arrasó y se aseguró virtualmente la proclamación de su candidatura, aunque el listón matemático lo superó la semana siguiente. Pese a su retirada, la candidata estaba ya inscrita en las primarias republicanas de numerosos Estados y, sin siquiera hacer campaña, recibió centenares de miles de votos en estos dos meses y medio.
Haley obtuvo el 21,8% de los votos (unos 58.000 votos) en las primarias republicanas de Maryland y el 18,2% en Nebraska (38.000) la semana pasada. La anterior, Haley sumó casi el 21,7% de los votos en las primarias republicanas de Indiana (128.000 votos). En marzo, también semanas después de su retirada, recibió 111.000 votos en Arizona (18%) y 158.000 votos (el 16%) en Pensilvania, dos Estados que se espera que sean decisivos en las presidenciales de noviembre.
Ese apoyo a Haley se ha interpretado como el rechazo de una parte del electorado republicano moderado a alinearse con el expresidente. La propia victoria aplastante de Trump en el Supermartes dejaba algunas señales preocupantes para Trump, pues Haley sacó más del 30% de los votos en varios Estados. Biden, que tiene problemas con el electorado joven y las minorías, tendió la mano a los votantes de Haley en marzo: “Donald Trump ha dejado claro que no quiere a los partidarios de Nikki Haley. Quiero ser claro: hay un lugar para ellos en mi campaña”, dijo hace unas semanas.
En el acto de este miércoles, Haley ha dado un discurso de unos 20 minutos, seguido de otra media hora de preguntas. No ha sido en el discurso, sino en el coloquio posterior, ante la pregunta del moderador sobre quién haría mejor trabajo en la Casa Blanca entre Biden y Trump, cuando, tras una pausa y una sonrisa, ha anunciado su voto por el expresidente midiendo mucho sus palabras.
Haley se ha descartado como posible compañera de papeleta de Trump para el cargo de vicepresidenta y el líder republicano también ha dicho que la descarta. Es difícil que su gesto de este miércoles cambie eso después de los ataques mutuos, incluso de carácter personal, que se lanzaron en una campaña de las primarias en la que fue la última en tirar la toalla.
La exembajadora en la ONU ha centrado su intervención en política exterior y ha criticado tanto la actuación de Biden como la resistencia de algunos miembros de su partido a seguir apoyando a Ucrania. “Una vez más, ha surgido una peligrosa visión del mundo a ambos lados del espectro político. Una ruidosa parte de cada partido quiere que abandonemos a nuestros aliados, apacigüemos a nuestros enemigos y nos centremos solo en los problemas que tenemos en casa”, ha dicho.
Haley ha sido especialmente dura con la decisión de Biden de parar el envío de bombas de gran potencia que Washington temía que se usasen en una gran operación terrestre en Rafah, en el sur de la franja de Gaza. “No puedo imaginar una medida más insensata que la de Joe Biden negando armas a uno de nuestros aliados más cercanos. Más demócratas se han vuelto contra Israel. Docenas de progresistas desertaron de Israel cuando el Congreso votó a favor de la ayuda militar el mes pasado. Ahora el líder del Partido Demócrata se mueve en su dirección”, ha dicho.
“Israel está luchando contra los enemigos de Estados Unidos. No solo Hamás, sino también Hezbolá, los hutíes y, sobre todo, Irán”, ha continuado. “Cuando Biden dice que no dará armas a Israel, lo único que oyen esos enemigos es que atacar a Israel solo es más fácil. Pueden matar a todos los judíos que quieran. Biden también ha envalentonado a Irán para atacar al resto de nuestros aliados en Oriente Próximo. Eso hace que se cuestionen si pueden confiar alguna vez en lo que dice Estados Unidos”, ha seguido en lo que ha sido una enmienda a la totalidad a la política exterior de Biden, incluyendo menciones a Afganistán, Ucrania, Rusia, China y Corea del Norte, entre otros.
“Si Biden no estará con Israel más que unos meses, ¿por qué debería Rusia pensar que estaremos con Ucrania mucho más tiempo? Y China confía más en que abandonaremos a Taiwán y a nuestros aliados asiáticos. Nuestros enemigos apuestan a que si atacan a nuestros aliados, haremos mucho ruido, luego nos callaremos y nos marcharemos”, ha seguido. Su conclusión: “Biden pasará a la historia como el Comandante en Jefe que se negó a detener a nuestros enemigos. Será recordado por gastar más en intereses de la deuda nacional que en defensa nacional. Debilitó a Estados Unidos mientras dejaba que China, Rusia e Irán se fortalecieran”.
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