DeSantis emprende su camino hacia la Casa Blanca tras lograr la reelección como gobernador de Florida
Los candidatos republicanos revalidan mandato en la gobernación de Georgia y Arkansas, mientras los demócratas retienen el poder en Nueva York y California y se apuntan una victoria clave en Pensilvania
La elección de 36 gobernadores [cuyos resultados puede seguir aquí en directo] ha deparado también el nombre de un posible aspirante a la Casa Blanca en las presidenciales de 2024. El republicano Ron DeSantis ha revalidado con holgura su cargo de gobernador de Florida, convirtiéndose en el hombre fuerte del Partido Republicano frente a Donald Trump. El resto de votaciones apenas sí han deparado sorpresas. Como pronosticaban los sondeos, el demócrata Wes Moore se convertirá en el primer gobernador negro de Maryland, y en Massachusetts, su correligionaria Maura Healey, hasta ahora fiscal general del Estado, será la primera lesbiana elegida como gobernadora, aunque no la única; se espera también la elección de la demócrata Tina Kotek en Oregón. La elección de Maura Healey (demócrata) como gobernadora de Massachusetts y la de su compañera de fórmula como vicegobernadora, Kim Driscoll, también marca la primera vez que un Estado elige a dos mujeres para esos cargos.
Estrella en ascenso de la derecha dura, DeSantis, de 44 años, una copia corregida y aumentada de Trump pese a sus desavenencias públicas con el expresidente, se impuso como preveían los sondeos en el Estado conservador al exgobernador Charlie Crist, un exrepublicano que se ha pasado al bando demócrata. La reelección de DeSantis le catapulta en la carrera hacia la Casa Blanca, a la que también tiene intención de presentarse Trump. El magnate anunciará formalmente su decisión el próximo martes. DeSantis por ahora no se ha pronunciado, pero calló significativamente cuando le preguntaron si se comprometía a cumplir su mandato de gobernador, de cuatro años. Falta ver si se atreve a dar el paso y desafiar en las primarias al expresidente, que tiene un fuerte ascendente sobre las bases del partido .
DeSantis ha abanderado algunas de las batallas partidistas —y guerras culturales— más enconadas del país, como la oposición a las restricciones de la pandemia y la adopción de una ley que limita la discusión de temática LGBTQ en las escuelas. Hace cuatro años llegó a la gobernación del Estado en una elección muy reñida. Este martes ha barrido en lugares como el condado de Miami-Dade, que dio una ventaja de más de 29 puntos a Hillary Clinton hace solo seis años y que hoy se ha inclinado decididamente por el republicano, lo que demuestra la creciente pegada republicana entre los votantes hispanos. El condado no había votado por un candidato republicano a gobernador en dos décadas.
Por eso, en su discurso de la victoria en Tampa, en medio de una masa de enfervorecidos partidarios, DeSantis no ha escatimado en hipérboles, al asegurar que los votantes han “reescrito el mapa político” del Estado y calificar su amplia victoria de “histórica”.
La de DeSantis no fue la única victoria cantada de los republicanos entre los gobernadores. Greg Abbott, que en los últimos meses ha provocado una crisis migratoria interna al enviar cientos de inmigrantes desde Texas a Nueva York y Washington, revalidó mandato por tercera vez frente al carismático demócrata Beto O’Rourke, antiguo congresista por El Paso. Frente a la inconsistencia como candidato del floridense Charlie Crist, la derrota de O’Rourke supone otro varapalo para el Partido Demócrata, incapaz de recuperar el gobierno del Estado desde hace décadas. La oratoria de O’Rourke, militante en la defensa del control de armas, ha sucumbido frente al potente aparato político de Abbott.
Victoria demócrata en Pensilvania
El resto de las contiendas por la gobernación se han desarrollado conforme a los pronósticos. En Georgia, uno de los Estados más disputados, la candidata Stacey Abrams reconoció la victoria de su oponente republicano y actual gobernador del Estado, Brian Kemp, uno de los pocos conservadores que no se han rendido a los cantos de sirena de Trump. En Arkansas, la republicana Sarah Huckabee Sanders, que fuera secretaria de prensa de la Administración Trump y una de las más jóvenes de la Casa Blanca, fue elegida gobernadora, según la proyección de la agencia Associated Press, ocupando el puesto que desempeñó su padre durante una década.
Por parte demócrata, puede que la victoria más significativa haya sido la del actual fiscal general del Estado, Josh Shapiro, frente al conspiracionista y radical republicano Doug Mastriano, defensor de la infundada teoría del robo de las elecciones en 2020 propalada por Trump, en Pensilvania. En California, el gobernador demócrata Gavin Newsom, que el año pasado superó un intento rival de desalojarle del puesto, ganó fácilmente un segundo mandato. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, aventajaba al filo de la medianoche a su contrincante Lee Zeldin con el 70% de los votos escrutados, aunque la distancia entre ambos se había acortado en los últimos sondeos. Nueva York, por tanto, seguirá siendo un feudo azul, el color con que se identifica a los demócratas. En Illinois, el también actual gobernador, J.B. Pritzker, un multimillonario demócrata que se autofinancia, revalidó su mandato, según Associated Press. Se enfrentaba al republicano Darren Bailey, un senador estatal de extrema derecha y con escasa financiación. La gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, derrotó a la republicana Tudor Dixon en una carrera bastante cerrada.
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