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El FBI y el Pentágono alertan de nuevas revueltas para la investidura de Biden

El buró federal detecta planes para “atacar todos los 50 capitolios estatales” y el Congreso de Washington entre el 16 y el 20 de enero

Hordas leales a Donald Trump asaltan el Capitolio de Washington, el 6 de enero.
Hordas leales a Donald Trump asaltan el Capitolio de Washington, el 6 de enero.Shannon Stapleton (Reuters)
Pablo Guimón

Mientras Estados Unidos trata de digerir la sublevación del 6 de enero, se multiplica la evidencia de cómo el asalto al Capitolio se planeó abiertamente en las redes sociales. En paralelo al pasmo por el fracaso en la prevención, crece la preocupación por un segundo ataque cuyos indicios son igual de claros. Los foros de ultraderecha planean nuevas acciones que culminen en la llamada “Marcha del Millón de Milicias” el 20 de enero, día de la investidura de Joe Biden. El FBI, el Pentágono y Twitter advierten de que se planean más revueltas, y las autoridades de Washington piden más seguridad.

“Luchad como en el infierno”, les animó el presidente Trump. “Tengamos un juicio por combate”, les dijo su abogado Rudy Giuliani. “Es hora de apuntar nombres y patear culos”, proclamó el congresista Mo Brooks. Y el senador Josh Hawley saludó con el puño levantado a las masas mientras avanzaban hacia el Capitolio. Pero los ánimos de los manifestantes venían caldeados desde casa. Y numerosas pruebas halladas en el Capitolio y en las redes sociales indican que al menos una parte de la turba asaltante seguía un plan relativamente bien definido.

En foros digitales de extrema derecha hubo conversaciones explícitas sobre cómo irrumpir en el Capitolio, por ejemplo, y maniatar a los congresistas con bridas para impedir la certificación de la victoria electoral de Joe Biden. Se ofrecían huecos en los coches para marchar hacia Washington, y se discutía si había sitio en las rancheras para transportar las armas que querían llevar. Los mismos movimientos se han detectado para planear movilizaciones en los próximos días, que culminen en una gran marcha en Washington el 20 de enero, fecha de la toma de posesión del presidente electo Joe Biden y la vicepresidenta electa Kamala Harris.

El FBI, según un informe interno al que tuvo acceso la cadena ABC, “ha recibido información de un grupo armado identificado que pretende viajar a Washington el 16 de enero”. “Han advertido”, añade el informe del buró, “de que si el Congreso intenta apartar al presidente a través de la enmienda 25 habrá una enorme revuelta”. “Se están planeando protestas armadas en todos los 50 capitolios estatales desde el 16 hasta el 20 de enero, y en el Capitolio de Washington del 17 al 20 de enero”, concluye el boletín.

El Pentágono también “está al tanto de más amenazas posibles por parte de potenciales terroristas” en los próximos días, incluido el 20 de enero. Así se lo expresó el secretario del Ejército, Ryan McCarthy, al congresista Jason Crow en una conversación telefónica cuya transcripción ha hecho pública el legislador demócrata, miembro del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.

Las fuerzas de seguridad, según le dijo McCarthy al congresista, se incautaron en las inmediaciones del Capitolio de armas de fuego, cócteles molotov, artefactos explosivos y bridas, “lo que indica que se evitó por poco un desastre mayor”. El congresista le expresó a McCarthy su “profunda preocupación” por las informaciones que aseguran que “miembros del Ejército en activo y en la reserva estuvieron implicados en la insurrección”.

La posibilidad de un segundo ataque también fue mencionada el viernes por Twitter, en el comunicado en que anunciaba la suspensión de la cuenta del presidente Trump. “Ya han empezado a proliferar en y fuera de Twitter planes para futuras protestas armadas, incluida la propuesta de un segundo ataque al Capitolio de Estados Unidos y a los Capitolios estatales el 17 de enero”, dice el comunicado. La compañía considera que los dos tuits del presidente el viernes que llevaron a la “suspensión permanente” de su cuenta, aunque el tenor no era explícito en su incitación a la violencia, “pueden inspirar a otros para replicar los actos violentos que tuvieron lugar el 6 de enero”.

En los mismos foros donde se planeó el asalto se ha hablado también durante semanas de organizar protestas masivas que culminen en lo que se ha bautizado como la “Marcha del Millón de Milicias”, el 20 de enero, en la explanada del Capitolio donde tendrá lugar la ceremonia de investidura. En conversaciones en Parler, red social sin apenas moderación y popular entre la extrema derecha, censurada ya por diversos servidores, se debate abiertamente sobre el armamento adecuado para llevar a la marcha, desde bates de béisbol hasta rifles de asalto.

La alcaldesa de Washington, la demócrata Muriel Bowser, envió una carta el sábado al Departamento de Seguridad Nacional, en la que pide que se ponga en marcha ya el refuerzo de la seguridad en la capital de cara a la toma de posesión de Biden, que inicialmente estaba planeado iniciar el 19 de enero, solo un día antes de la ceremonia. El senador republicano Roy Blunt, encargado de supervisar la planificación de la jura de Biden y Harris, se sumó a la exigencia de Bowser.

A nueve días de que se celebre el acto solemne y habitualmente multitudinario ante el Capitolio, el complejo amanecía este lunes aislado del exterior, acordonado por una imponente valla de más de dos metros de alto y un despliegue de fuerzas de seguridad. Los legisladores, aún en estado de shock, aceleraban los preparativos para el impeachment de un presidente más silencioso que nunca, que se ha mantenido al margen de la conversación sobre la amenaza a la seguridad nacional, despojado de su vía de comunicación habitual por el cierre de sus perfiles en redes sociales.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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